La hora de la verdad para los refuerzos

Mientras Montella insiste en repetir alineación, los jugadores que llegaron en el mercado invernal aguardan su turno entre apariciones a cuentagotas y algunos de los que ya estaban siguen sin contar

27 feb 2018 / 08:00 h - Actualizado: 26 feb 2018 / 17:38 h.
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  • Roque Mesa, Sandro y Layún, tres de los refuerzos invernales. El cuarto es Arana, quien todavía no ha debutado. / Manuel Gómez
    Roque Mesa, Sandro y Layún, tres de los refuerzos invernales. El cuarto es Arana, quien todavía no ha debutado. / Manuel Gómez

La derrota ante el Atlético de Madrid ha vuelto a poner de manifiesto los vaivenes que acusa el Sevilla en la presente campaña. Salvo reacción espectacular acompañada de hundimiento absoluto del Valencia, cuarto clasificado, lograr una plaza en la próxima edición de la Champions roza lo milagroso a día de hoy. No obstante, con trece jornadas aún por disputar, la obligación es agotar todas las opciones de conseguir el objetivo del club. Otra cosa será la prioridad real que Vincenzo Montella dé a cada una de las tres competiciones en las que sigue inmerso el Sevilla.

En su día el técnico italiano decidió agarrarse a un once tipo con la idea de levantar el vuelo y esa apuesta le ha funcionado. Gracias a ella, el Sevilla disputará la final de la Copa del Rey y llegará al partido de vuelta contra el Manchester United en Old Trafford con opciones de hacer historia clasificándose para los cuartos de final. Dos buenas noticias que, sin embargo, contrastan con el descalabro sufrido en el campeonato liguero, donde acabar la temporada entre los cuatro primeros se antoja casi imposible.

Alinear a los mismos jugadores partido tras partido ha dado frutos, cierto es, pero no garantiza que los resultados sonrían siempre. La derrota frente al Atlético así lo recuerda. Además, el calendario no da respiro y parece clara la necesidad de que aquellos jugadores con menos protagonismo, así como los refuerzos incorporados en el mercado invernal, den un paso al frente en lo que a rendimiento se refiere.

En el caso concreto de los refuerzos, su aportación aún no es la deseable. Por ello, el choque de este miércoles contra el Málaga en La Rosaleda, en medio de un calendario sin respiro, puede ser una ocasión inmejorable para que demuestren el porqué de su llegada.

Miguel Layún, con 280 minutos jugados en cinco encuentros, es el refuerzo que más ha participado hasta la fecha. Sin embargo, todavía no se ha visto a ese zaguero con oficio que se buscaba. Pese a mostrar muchas ganas, su papel no ha mejorado el desempeñado por otros compañeros (incluido el lesionado Corchia, sin fecha de reaparición todavía, al igual que Kjaer).

Le sigue en número de minutos Sandro, con 128 en cuatro partidos. El delantero también ha llegado dispuesto a hacer un sitio en los planes del entrenador, pero el peso del gol sigue recayendo en Muriel. Sandro desplazó a Ben Yedder como segunda opción del técnico hasta el pasado domingo, día en que se quedó incluso fuera de la lista de convocados.

Ni que decir tiene que también se espera mucho de Roque Mesa. El centrocampista suma sólo 67 minutos tras participar en dos encuentros. Hasta Pizarro, a quien Montella relegó tras el éxito del tridente formado por Banega, Nzonzi y Franco Vázquez, le gana la partida.

Capítulo aparte merece Guilherme Arana. El brasileño sigue sin debutar pese a ser el primer refuerzo invernal del club. Escudero atraviesa un buen momento y Layún fue el elegido cuando el vallisoletano se ausentó. Escudero no jugará este miércoles por sanción y habrá que ver si el elegido es el mexicano o si Arana consigue entrar en el equipo. Sí estará disponible Franco Vázquez, ya que el club logró dejar sin efecto una de las amonestaciones que tenía.

Tras el Málaga llegará el Athletic y, luego, una semana de tregua antes de recibir al Valencia y jugarse el ser o no ser en la Champions ante el United. Es el momento, por tanto, de dar descanso a algunos de los habituales titulares y ver la profundidad real de un plantel en el que hasta el banquillo parece definido debido al escaso protagonismo de algunos futbolistas, algo que no es precisamente buena señal.