«No hay nada delictivo en apoyar a una persona, aunque hubiera cometido un delito»

José Manuel Ríos Corbacho, especialista en derecho penal deportivo, explica para El Correo la polémica lucha contra la violencia verbal en los estadios de fútbol

26 ene 2017 / 18:34 h - Actualizado: 26 ene 2017 / 19:30 h.
"Sevilla FC","Biris","Javier Tebas","José Castro"
  • Ríos Corbacho, a la derecha, durante una de sus habituales ponencias.
    Ríos Corbacho, a la derecha, durante una de sus habituales ponencias.

La propuesta de cierre parcial del graderío del estadio del Sevilla no ha hecho sino encender más los ánimos del grueso de la afición sevillista, que ha dado muestras de hastío por lo que muchos entienden como un cúmulo de agravios comparativos que siempre desembocan con sanciones al club nervionense. El Sevilla es el equipo que más denuncias aglutina por cánticos ofensivos durante sus partidos de local y se siente señalado en esta lucha que los distintos organismos del fútbol español emprendieron hace unos meses tras la muerte de un seguidor del Dépor a manos de varios del Atlético de Madrid. El debate sobre cómo perseguir la violencia, tanto física como verbal, es encendido. Más aún si se le añade el ingrediente de los agravios y el del ámbito de la libertad de expresión.

La Liga de Fútbol Profesional (LFP) quiere erradicar los insultos en particular y los grupos ultra de los estadios, en general, algo que está generando confrontación en determinados rincones del panorama futbolístico. Uno de ellos es precisamente Sevilla, donde los ultras del Sevilla FC, los Biris Norte, pasan por ser uno de los grupos radicales de mayor envergadura de España. Los episodios de violencia física en los estadios españoles son ya muy residuales, pero los clubes, en especial el nervionense, están siendo castigados duramente por los cánticos ofensivos que de forma coral realizan distintos grupos de aficionados. Surgen distintas preguntas que El Correo de Andalucía ha querido consultar con uno de los mayores expertos de España en la materia, José Manuel Ríos Corbacho, doctor en derecho penal, profesor de la Universidad de Cádiz y autor de varios estudios y libros en referencia a los delitos en materia del deporte. ¿Qué es un insulto y qué entra en el ámbito de la libertad de expresión? ¿Cómo se lucha ante los cánticos ofensivos? ¿Se erradicarán totalmente o es imposible? ¿Hasta qué punto es justo castigar a un club o a toda una hinchada por los actos de una minoría?

La desigual aplicación de las sanciones y elaboración de las denuncias ha propiciado ese clima de indignación y cierta rebeldía y hasta desobediencia entre el grueso de varias aficiones, sobre todo en la del Sevilla, que se siente perseguida por la Policía y la LFP. Los últimos episodios vividos en los partidos que ha jugado el Sevilla nos vuelven a descubrir la ambigüedad de la Ley 19/2007 (contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte). Habla Ríos Corbacho: «Hay que tener claro que existen una serie de conductas que son sancionables, tanto por la propia normativa de la LFP como por la Ley 19/2007, pero es obvio que la ambigüedad está presente. El aficionado debe saber que el insulto constituye un delito de injurias desde el punto de vista penal, se lo digas a un futbolista o a cualquier persona. No puedes decirle ‘hijo de puta’ a un jugador porque se fue de tu equipo o ni mucho menos ‘mono’ a otro por ser negro. No se puede, así de claro. Ahora bien, hay que tener igualmente claro que no todo es un insulto, que existe la libertad de expresión para poder gritar, por ejemplo, ‘estamos hasta la polla del Barça y del Madrid’». Este último cántico fue denunciado por la LFP tras el Sevilla-Madrid, donde también recogió gritos de ‘Sergio Ramos, hijo de puta’.

Estas medidas, aplicación desigual al margen, han reducido los cánticos ofensivos en los campos de fútbol de manera notoria, según recogen las estadísticas anuales de la Comisión Antiviolencia y de la propia LFP. Pero ¿se pueden erradicar totalmente? «Seguramente no, pero cada vez hay menos. Hay gente que entiende que esos cánticos se han realizado toda la vida y que no han derivado en cosas graves y puede que sea verdad, pero esto es como el tabaco: no se va a acabar nunca pero la gente fuma menos desde que se hizo la ley», argumenta Ríos quien también explica el posible perjuicio a la a la globalidad de una afición por actos de una minoría. «Sí que pagan justos por pecadores, pero es la única manera a no ser que se identifique a esos 200, 300 o 700 aficionados que están insultando y se les sancione sólo a ellos, porque lo que se está persiguiendo son los insultos proferidos de forma coral. Ir persona por persona para castigarlo es casi imposible. La gente tiene que tener claro que hay intentar hacerle ver al que insulta que no puede hacerlo y que si sigue haciéndolo lo que provoca es que al final cierren la grada o un estadio entero y se fastidien todos, incluido él mismo».

LA BANDERA DE PAMPLONA

En el caso del Sevilla, gran parte de la afición, aunque condene los insultos de un determinado grupo, clama por lo que entienden son constantes agravios comparativos. Hay evidencias videográficas de todo tipo y pocos argumentos para sostener que la ley se aplica de forma igualitaria en todos los estadios. «Existen, claro que sí, y es algo injusto. No se cerró, entre muchos ejemplos, el campo del Barcelona por todo lo que ocurrió el día de la vuelta de Figo, así que imaginen de cuántos casos se puede hablar...», admite José Manuel Ríos, quien tampoco duda a la hora de reconocer que «es contradictorio, sin duda, que en las mismas denuncias a los clubes se destaque que estos adoptan todas las medidas posibles de prevención. Pero es que los organismos quieren ser implacables en este tema y lo están siendo, es lo que hay». También se quejan los distintos grupos de aficionados de que pancartas, bufandas o banderas con las siglas de Biris Norte, muy extendidas en todas las zonas del estadio, estén ya prohibidas por la Policía. «La cuestión es lo que se entiende que representan esos símbolos. Las banderas y pancartas contienen símbolos que de por sí a lo mejor no contienen nada ofensivo pero sí que representan algo relacionado con episodios violentos y este puede ser el caso de los grupos ultras», dice Ríos Corbacho quien, respecto a la polémica bandera con el lema ‘GORDO’ en Pamplona, es claro y contundente: «Un apoyo a una persona, por el motivo que sea, no puede ser nunca delictivo, sea o no culpable de un delito. Otra cosa es que se ensalce el delito en cuestión, ahí sí, pero apoyar a un familiar o amigo porque simplemente está en la cárcel no».

El debate sobre la idoneidad de sancionar a un club o a toda una afición por los actos de unos cuántos se lleva un paso más allá cuando aparecen incidentes violentos fuera de los estadios. También el Sevilla se ha visto salpicado por casos recientes, en especial una pelea con ultras de la Juventus que acabó con uno de ellos apuñalado. «Un club nunca puede tener responsabilidad por los actos violentos fuera de su estadio. Eso nunca lo he entendido, por mucho que los participantes lleven la camiseta del equipo o canten a favor del mismo. En el caso Jimmy, por ejemplo, no se puede sancionar ni a Dépor ni a Atlético de Madrid. ¿Qué culpa tiene los clubes?», explica el Ríos. La Policía ya cataloga desde hace unos meses a los Biris Norte como grupo criminal organizado, cuestión de la que hasta hace muy poco se habían salvado y que motiva la prohibición de sus emblemas.

Esta misma semana, el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Ramón Lete, exponía públicamente su parecer respecto a los grupos ultra: «Esta gente sobra. El fútbol es un elemento fundamental de transmisión de valores y debe ser un referente ético. Es tarea de todos acabar con la discriminación, no sólo de las administraciones, sino de los clubes, presidentes, directivos, medios de comunicación, padres y madres, entrenadores, formadores y aficionados. Se han tomado medidas legislativas porque la respuesta de la administración debe ser contundente. Tolerancia cero y para ello solicitamos la colaboración a los clubes. La respuesta debe ser unánime». El Sevilla, mientras prepara sus alegaciones y espera más sanciones por partidos más recientes, le ha retirado el carnet a los aficionados identificados como participantes en la citada pelea con otros de la Juventus. Insultar no está amparado por nada, no tiene justificación alguna y no tiene nada que ver con animar a un equipo, pero ¿es igual insultar en Sevilla que en otro lugar?

UNIÓN DEL SEVILLISMO

En torno a 50 peñas y grupos independientes de hinchas del Sevilla han iniciado una serie de reuniones en aras de promover acciones para, según expresan en un comunicado, «fomentar la unión del sevillismo ante los ataques destinados a dividir a la principal fuerza del Sevilla, su afición». El grupo de peñas, al que se han sumado en las últimas horas unas cuantas más, trata de consensuar con la Federación de Peñas San Fernando una serie de «medidas para la defensa de nuestra imagen, denostada sistemáticamente por un sector de los medios de comunicación de Madrid y organismos futbolísticos nacionales en una campaña sin precedentes». La reuniones se están sucediendo estos días y seguirán durante la semana que viene, incluyendo contactos con representantes de los Biris Norte para estudiar la mejor manera de afrontar el futuro y de forma inmediata sobre la animación en los partidos, ahora mismo paralizada por el grupo como forma de protesta ante la dirigencia del club.