No hay un equipo con más orgullo que este Sevilla

El alarde de raza frente a todo un Barcelona y, además perdiendo 0-2, hizo vibrar a la afición, que festejó el punto como si fuese una victoria

12 abr 2015 / 00:14 h - Actualizado: 15 abr 2015 / 10:43 h.
"Sevilla FC","Biris","Unai Emery","José Antonio Reyes","Banega"
  • Los jugadores, conjurándose sobre el césped. / Manuel Gómez
    Los jugadores, conjurándose sobre el césped. / Manuel Gómez
  • ‘Esta siempre será tu casa. Gracias, capitán’. Así se despidió a Rakitic tras el partido. / Manuel Gómez
    ‘Esta siempre será tu casa. Gracias, capitán’. Así se despidió a Rakitic tras el partido. / Manuel Gómez
  • La expectación fue máxima para ver el duelo entre dos grandes equipos. / Manuel Gómez
    La expectación fue máxima para ver el duelo entre dos grandes equipos. / Manuel Gómez
  • Dos aficionados con los colores del Barcelona y una mención a Kenitrá (Marruecos). / Manuel Gómez
    Dos aficionados con los colores del Barcelona y una mención a Kenitrá (Marruecos). / Manuel Gómez
  • José Castro, sonriente en el palco presidencial antes de que el balón echara a rodar. / Manuel Gómez
    José Castro, sonriente en el palco presidencial antes de que el balón echara a rodar. / Manuel Gómez
  • Una bella aficionada toma asiento para presenciar un partido que no defraudó. / Manuel Gómez
    Una bella aficionada toma asiento para presenciar un partido que no defraudó. / Manuel Gómez
  • Dos jóvenes seguidores luciendo sus colores. / Manuel Gómez
    Dos jóvenes seguidores luciendo sus colores. / Manuel Gómez

Nervión lució sus mejores galas para ver uno de los partidos de año. Todo un Sevilla-Barcelona, el duelo entre dos de los mejores equipos del momento. Por un lado, el de Unai Emery, lanzado en la lucha por los puestos de Liga de Campeones; por otro, el de Luis Enrique, el líder, cuya espectacular primera parte, plena de fútbol de toque, presión, desborde e infinidad de recursos técnicos le permitió poner contra las cuerdas a los locales. Pero sólo eso.

Olvidó que no hay equipo con más orgullo que este Sevilla. Nadie lo puede dudar. Ni siquiera el 0-2 le hizo achicarse. Lejos de eso, se creció por momentos y en la segunda parte causó tal cortocircuito en el Barcelona a base de garra y calidad con la batuta de Banega y Reyes que incluso estuvo a punto de ganar. Así es este Sevilla. Un Sevilla que lleva la friolera de 32 partidos consecutivos sin conocer la derrota en el Sanchez-Pizjuán.

Fue un día de fútbol de verdad, de esos en los que se respira partido grande por todos los rincones. Los aledaños del estadio fueron un auténtico hervidero desde horas antes del choque, pese a la amenaza de lluvia. Luego, dentro del estadio, el sevillismo demostró por qué este choque estaba señalado en el calendario. Había ganas de medir las fuerzas con el líder y la afición puso, y de qué manera, su granito de arena animando. Sin descanso. Como si le fuera la vida en ello.

En Gol Norte, y más concretamente en el sector de los Biris, la animación se aplazó hasta el minuto 12 en señal de protesta entre cánticos contra Javier Tebas, el Barcelona, el Real Madrid... El fútbol según Tebas, rezaba la pancarta exhibida por este colectivo antes de poner fin a su protesta.

Mientras tanto, el Barcelona tocaba y tocaba la pelota... hasta que apareció Banega para poner el duelo en un auténtico puño. Fue entonces cuando más rugió Nervión, cuando su presión al rival se hizo insoportable. Ni Rakitic ni Daniel Alves –recibidos y despedidos con honores por el sevillismo– se libraron de ellos. El 2-2, obra de Kevin Gameiro, permitió sumar un punto que sabe a victoria, a gloria. No era para menos tras la enésima muestra de orgullo de este Sevilla cuyo límite aún no se conoce.