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Nzonzi, desolado tras la eliminación en la Champions ante el Bayern. / Efe
Steven Nzonzi pasa por ser el mejor futbolista del Sevilla junto con Éver Banega. Mientras el argentino parece más arraigado al club de Nervión (no en vano quiso y logró volver el verano pasado tras marcharse al Inter de Milán), el francés, que todavía sigue en el Mundial con su selección, ha tenido ya varioas amagos de irse desde que llegara al Sevilla en el verano de 2015. Unas veces Unai Emery, otras Monchi y finalmente el cambio de entrenador el pasado mes de enero abortaron esos planes, pero en este verano de cambios en el club hispalense todo hace indicar que el centrocampista pondrá punto y final a su periplo como sevillista. El Sevilla no ve ningún drama en su venta, siempre que se acerque a los 40 millones de su cláusula de rescisión (un 12,5 por ciento se lo quedaría el futbolista), Nzonzi busca ofertas de la Premier League británica y su padre y representante ya le ha dejado caer al club sevillano que ha llegado el momento de negociar su salida, según ha deslizado la propia entidad.
A esta situación se le añade el hecho de que el Sevilla vaya a contar para el año que viene con dos centrocampistas que se mueven en la misma posición que Nzonzi: su compatriota Ibrahim Amadou (aunque de corte más defensivo) y el canario Roque Mesa, que ha gozado de pocos minutos desde que llegó en enero por el alto rendimiento del propio Nzonzi. A sus 29 años, el jugador internacional con Francia está en el mejor momento futbolístico de su carrera, aunque también en el momento preciso para que el Sevilla certifique otra operación maestra: costó en torno a 8 millones y podría ser vendido por más de 30 tras un altísimo rendimiento en el campo.