Menú

Tenía que ser en Albucarque

La increíble racha del Sevilla no podía finalizar más que en un lugar inexistente

15 oct 2016 / 18:05 h - Actualizado: 15 oct 2016 / 18:18 h.
"Sevilla FC","José Castro","Sarabia","Sampaoli"
  • Los jugadores del Sevilla celebran el tanto de Nasri ante cientos de hinchas nervionenses. / LFP
    Los jugadores del Sevilla celebran el tanto de Nasri ante cientos de hinchas nervionenses. / LFP

Pasadas las tres de la tarde de este sábado 15 de octubre de 2016, Daniel Ocón Arraiz, árbitro logroñés adscrito al colegio de La Rioja, firmaba el acta del Leganés-Sevilla, dando por definitivo lo que ya era real desde las tres menos diez pero que muchos aún no se terminaban de creer: el Sevilla había ganado fuera de casa en la Liga. Lo hizo en Butarque, que no ‘Albucarque’, como dijera José Castro esta semana por error. Parecía que nunca llegaría, después de casi 17 meses en los que el conjunto hispalense se desplazó en 22 ocasiones para jugar un partido sin ser capaz de ganar uno solo. Tuvo que ser ante un equipo a rayas blancas y azules y por 2-3, como en La Rosaleda del blanquiazul Málaga el 23 de mayo de 2015. Y tuvo que ser en un lugar imaginario como ese Albucarque que se quedará grabado en el itinerario sevillista para siempre.

Lo hizo el Sevilla, sufriendo, con un golazo milagroso y tras tirar a la basura una renta de 0-2, como ya hiciera la temporada pasada en Vallecas. Durante todos estos meses, el Sevilla bicampeón en la Europa League se empequeñecía hasta el límites insospechados cuando abandonaba Nervión. No era capaz de ganar fuera en la Liga ni siquiera cuando lograba ser mejor que el rival, tampoco cuando le sonreía en momentos puntuales la suerte, ni cuando el equipo que tenía delante se quedaba en inferioridad. Que no había manera...

Examinando la bochornosa racha que ya protagonizara, con otros jugadores y entrenadores, hace tres años, la única conclusión segura es que algo pasa. Pero para sustituir la palabra ‘algo’ por una explicación concreta hace falta recurrir a la brujería por lo menos. El golazo de Sarabia esconde otro partido malo del Sevilla, que volvió a mostrar esa cara B empequeñecida y que para nada exhibe en Nervión. Sin tiempo para regustarse, toca viajar a Zagreb, donde tendrá que evidenciar ese paso al frente que demanda Sampaoli, que no pudo responder a la pregunta que todos nos hacemos: ¿Cómo perpretra un partido así el Sevilla tras dos semanas preparando el encuentro contra el peor local?

Y ahora otra: ¿Cómo saldrá en Croacia con muchísimo menos tiempo para los ensayos? Muchas preguntas que quedarán en el aire, justo donde deben ir a parar los complejos de un Sevilla que podría volar muy alto si lo consigue.