Un Sevilla con un orgullo de Champions (3-3)

El equipo de Berizzo llegará a la última jornada necesitando un punto para estar en octavos tras empatar un partido que perdía por 0-3 al descanso. Ben Yedder (dos) y Pizarro premiaron el enorme esfuerzo

21 nov 2017 / 23:05 h - Actualizado: 22 nov 2017 / 00:50 h.
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  • Los jugadores del Sevilla FC celebran el 3-3 definitivo. / Manuel Gómez
    Los jugadores del Sevilla FC celebran el 3-3 definitivo. / Manuel Gómez

El Sevilla se jugará el ser o no ser en la Liga de Campeones en el campo del Maribor, en la última jornada de la fase de grupos, tras un duelo increíble con el Liverpool, que ganaba por 0-3 al descanso sacando los colores al conjunto de Eduardo Berizzo y acabó entregándose a un Sevilla arrollador en la segunda parte. El inesperado regalo del conjunto esloveno, que impidió en Moscú la victoria del Spartak con un gol en el tiempo de prolongación (1-1), permite al Sevilla plantarse en la última jornada dependiendo de sí mismo, de tal forma que incluso un empate le garantizaría su clasificación. Tiene, por tanto, incluso opciones de quedar primero. Todo un éxito en caso de darse visto lo visto este martes, con un Sánchez-Pizjuán vestido con sus mejores galas para vivir una noche mágica, que asistió a un repaso visitante en la primera parte pero que nunca bajó los brazos, una fuerza que se trasladó al césped, donde los jugadores terminaron apagando sus luces con una alegría en el cuerpo tras empatar en el minuto 91 un partido imposible.

Plantarte en un encuentro de esta trascendencia con tres centrales en la enfermería es mucha, mucha concesión. No se trata de recordar ahora la ausencia -para un buen puñado de partidos, como se está viendo- de Nico Pareja y Carriço, que no por desgraciada ha sido menos esperada. El problema fue tener que improvisar alineando a un centrocampista casi inédito como Geis al no poder entrar Kjaer en la convocatoria por molestias en un aductor y, por encima de todo eso, exhibir en la primera parte un nivel defensivo impropio de un equipo aspirante a disputar los octavos de final de la máxima competición continental a nivel de clubes. Recibir tres goles en la primera media hora de encuentro lo dice absolutamente todo.

Comentó Berizzo en la previa que no quería un encuentro alocado, de ida y vuelta, como el disputado en Anfield. Su deseo quedó en eso: un simple deseo. El gol de Firmino a los dos minutos de juego, rematando en el segundo palo un saque de esquina, desnudó al Sevilla. Incomprensible encajar un gol así y tan pronto.

Un Sevilla que tiró de orgullo y se aferró al empuje de su afición, volcada siempre, para buscar el empate. Tuvo de hecho el 1-1 en las botas de Nolito tras un robo de Banega -enorme el argentino-que acabó con el balón estrellándose en el poste tras el disparo del sanluqueño (18’). No tuvo suerte el equipo de Berizzo en esa acción, que precedió a otra en la que Ben Yedder, una de las novedades de la alineación, envió rozando el poste (20’).

Agazapado pero aguardando siempre su momento, el Liverpool, con las ideas muy claras y un ataque demoledor, volvió a golpear. Esta vez lo hizo Mané, quien cazó un rechace de Sergio Rico a disparo de Firmino para poner el 0-2 en el marcador (22’). Pero no quedó ahí la sangría. Apenas ocho minutos después, Firmino lograba el 0-3 tras una exhibición de velocidad de Mané dejando atrás a Geis en la que Sergio Rico tampoco logró atrapar la pelota ante el disparo de éste, cuyo rechace aprovechó el bigoleador (30’).

Ver para creer lo que acontencía en un Sánchez-Pizjuán abarrotado y cariacontecido viendo las tremendas facilidades que daba su equipo a un Liverpool mucho más hecho que el de la final de la Europa League. Hoy en día, con Coutinho, Salah, Mané y Firmino arriba, es capaz de poner en jaque al más pintado. Su línea de atrás, eso sí, no rinde a ese nivel, pero ayuda a forjar un conjunto muy peligroso.

Con un 0-3 por losa en la espalda y el adversario con ganas de dar una exhibición de poderío, el Sevilla intentó el imposible una y otra vez corriendo el riesgo de encajar más goles por los huecos que dejaba atrás. Y así, con Franco Vázquez ocupando el puesto de Nzonzi tras el descanso, recordó aquello de ‘Dicen que nunca se rinde’. Un falta puesta en juego por Banega permitió a Ben Yedder adelantarse a Alberto Moreno y cruzar la pelota con su cabezazo para recortar distancias al inicio de la segunda parte (51’).

El gol del francés espoleó al Sevilla y a la afición, incansable por más que el resultado fuese todo menos alentador. Pero había que dejarse hasta la última gota de sudor por ella y Ben Yedder, reclamando su status de pichichi sevillista en la Champions, puso boca abajo el estadio al transformar -tuvo que lanzar dos veces- una pena máxima cometida por Alberto Moreno sobre el propio delantero (60’).

Con media hora por delante, el Sevilla puso cerco al Liverpool. Dueño de la pelota, insistió e insistió. Muriel entró por Nolito en busca del milagro metiendo el miedo en el cuerpo al conjunto de Klopp, que, eso sí, perdonó en alguna que otra ocasión. Correa entró por Ben Yedder. Todos a una para intentar conseguir lo que parecía imposible hasta que en la enésima acometida, Pizarro cazó un balón suelto tras un saque de esquina para batir a Karius y poner boca abajo el Sánchez-Pizjuán. Ver para creer. Así es este Sevilla, por hacer pero con un orgullo de Champions enorme.

Ficha técnica

3 - Sevilla: Sergio Rico; Mercado, Geis, Lenglet, Escudero; Nzonzi (Franco Vázquez, m.46), Pizarro; Sarabia, Éver Banega, Nolito (Muriel, m.72); y Ben Yedder (Correa, m.80).

3 - Liverpool: Karius; Gomez, Lovren, Klavan, Alberto Moreno (Milner, m.63); Wijnaldum, Henderson, Coutinho (Emre Can, m.63); Salah (Chamberlain, m.86), Mané y Firmino.

Goles: 0-1, M.02: Firmino. 0-2, M.22: Mané. 0-3, M.30: Firmino. 1-3, M.51: Ben Yedder. 2-3, M.60: Ben Yedder, de penalti. 3-3, M.93: Pizarro.

Árbitro: Felix Brych (Alemania). Amonestó a los visitantes Alberto Moreno (m.37), Henderson (m.68) y Emre Can (m.83) y a los locales Éver Banega (m.44) y Mercado (m.53).

Incidencias: Partido de la quinta jornada en el grupo E de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, que se llenó con unos 43.000 espectadores, de ellos unos 2.500 seguidores del Liverpool.