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Una conjura con leyenda propia

Campanal recuerda la última clasificación ante el Real Madrid en una eliminatoria de Copa. Helenio Herrera fue manteado en la calle al regreso de la expedición. En 1955, el Sevilla se imponía a los discípulos de Villalonga en Madrid.

30 dic 2016 / 10:54 h - Actualizado: 30 dic 2016 / 11:07 h.
"Copa del Rey"
  • Gento y Campanal, antes del Real Madrid-Sevilla FC de 1955. / Archivo Histórico Sevilla FC
    Gento y Campanal, antes del Real Madrid-Sevilla FC de 1955. / Archivo Histórico Sevilla FC

22 de mayo de 1955. Domingo de trajín en El Retiro y Chamartín. Francisco Franco gobernaba con mano de hierro un país, España, en el que los ciudadanos pagaban 10 pesetas por una entrada de cine y en el que las churrerías aún recibían el emotivo nombre de calenterías. El alcalde de Sevilla era Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas, marqués del Contadero, y el Sevilla FC viajaba en tren rumbo a Madrid para disputar el encuentro de ida de las semifinales de la Copa del Rey, entonces del Generalísimo. El combinado de Helenio Herrera había apeado en cuartos de final al Valencia y el irrenunciable propósito era alcanzar la finalísima. El octogenario Marcelo Campanal, uno de los tres supervivientes de aquella hazaña, recuerda aquel éxito, el último conseguido ante el cuadro del Santiago Bernabéu en Copa a doble partido.

Los periódicos de la época se rindieron a la exhibición del SFC, que en aquella tarde de mayo lució camiseta roja y pantalón azul. «Teníamos un equipo formidable», rememora Campanal en una conversación con El Decano Deportivo. El Sevilla neutralizó un 1-0 adverso ante un rival que añoró a Di Stéfano, ausente, gracias a los goles de Loren, Araujo y Liz (1-3). El Sevilla formó aquel día con Busto, Guillamón, Campanal, Valero, Pepín, Enrique, Liz, Arza, Araujo, Domenech y Loren. Valero, al que visitó recientemente José Castro en su domicilio, Loren, que reside en Algeciras, y Campanal, con una memoria prodigiosa, son los únicos supervivientes de aquella gesta. Los aficionados, presos del efecto narcotizante de ganar a domicilio al vigente campeón de Liga y a uno de los mejores conjuntos de Europa, acudieron a recibir a la plantilla a la sede del club, en aquel momento en la céntrica calle San Miguel.

Helenio Herrera, que antes del encuentro motivó a sus jugadores con una conjura, fue vitoreado y manteado a apenas un centenar de metros de Plaza Nueva. «El partido fue igualado», relata un Campanal que protagonizó una actuación providencial ante Rial, el recambio natural de Di Stéfano y que malogró un lanzamiento de penalti en la primera parte.

«Aquel Sevilla estaba preparado para eliminar al Real Madrid, pero sé que el actual también. Estoy convencido de que vamos a pasar. Soy pasional», apunta con una sonrisa socarrona alguien que, junto a otros diez guerreros de rojo y azul, firmó un hito sin sucesores 61 años después. El 8-1 del global es un recuerdo para la memoria aún viva de un Sevilla de leyenda.