Una noche de no sabe, no contesta

El Sevilla fue humillado por el Barcelona (0-5) en una final de la Copa del Rey en la que Iniesta exigió la rendición incondicional

21 abr 2018 / 23:20 h - Actualizado: 22 abr 2018 / 15:34 h.
"Sevilla FC","Copa del Rey"
  • Los jugadores del Sevilla en el terreno del juego tras la contundente derrota. / Efe
    Los jugadores del Sevilla en el terreno del juego tras la contundente derrota. / Efe

El Sevilla ejerció en la final de la Copa del Rey como esos participantes de encuestas y sondeos que parecen vivir en la inopia. Si a los jugadores del equipo hispalense le hubieran cuestionado ayer sobre cómo se tiene que afrontar el partido decisivo de una competición, la respuesta de los catorce futbolistas que saltaron ayer al césped del Wanda Metropolitano hubiese sido la misma: no sabe, no contesta.

El equipo de Montella empezó a perder la final el día en el que la Roma de Monchi hizo añicos la lógica futbolística dejando fuera de la Champions al Barcelona. Desde aquella funesta noche a las orillas del Tíber, la final de Copa fue un día D para el club azulgrana. Como consecuencia de aquello, la preciosa noche copera se convirtió en un fin de fiesta para Andrés Iniesta, quien pudo haber disputado anoche su última final con el Barcelona. El prestigitador de Fuentealbilla hizo desaparecer a todo el Sevilla con una de sus noches houdinescas.

Y el equipo de Montella nada. No supo, no contestó. Fue como ese equipo que sale a jugar contra los Harlem Globetrotters, y no sólo pierde, también sufre en sus carnes el juego de florituras y exquisiteces del ramillete de jugones. Para eso quedó ayer el Sevilla, y en eso se convirtió, en unos Washington Generals, once tipos de atrezzo y decorado que jugando así, hubieran tardado lo mismoque los Generals en ganar a los virgueros del balón tricolor: 2.495 partidos.

Las primeras posesiones del partido las usó el Barcelona para plantear al enemigo las condiciones de su rendición. Iniesta llevaba en sus piernas las exigencias del vencedor. El Sevilla no dijo ni mú, agachó la cabeza, se parapetó en tres líneas muy juntas y aceptó todas y cada una de las peticiones del vencedor; la rendición fue incondicional.

Ni siquiera puso reparos a que Cillesen, el portero azulgrana, telegrafiara un pase lejano, gracias a la timorata presión de Muriel, a Coutinho para que el brasileño cabalgara por una pradera, a la que descoordinación entre Soria y Mercado limpió de malas hierbas. Después de todo aquel desproposito, Luis Suárez remató a centímetros de la portería el primer gol. Habían pasado 13 minutos de partido, lo peor no era el resultado, era la imagen. El Sevilla había quedado minimizado, le habían quitado tres o cuatro categorías en menos de un cuarto de hora. No fue capaz de pisar el campo contrario hasta una cabalgada de un señor de Los Palacios sacó un poco de coraje y perfiló una de su cabalgadas hacia la línea de fondo de la portería rival.

Sólo cierto orgullo de Jesús Navas hizo que los de Nervión hicieran acto de presencia en el Wanda. Fue un susurro, un cuchicheo, pero algo al menos de un tipo que en su primera etapa formó parte de un Sevilla que sí sabía jugar finales.

Pero dos manos no pueden mover un tanque. El Barcelona continuó su exhibición sin que hubiera conato alguno de rebelión. Cortocircuitar al Sevilla es tan sencillo como patrullar cerquita de Banega. Valverde le dio la misión a Rakitic, quien dejó al argentino sin sitio en la final.

Iniesta jugaba sobre el césped, pero parecía esquiar sobre las nevadas laderas de Garmisch-Partenkirchen en un slalom en la que los jugadores del Sevilla eran las puertas que había que sortear. Fue un slalom gigante hasta conectar con Jordi Alba, que sirvió de tacón el segundo gol a Messi. Al argentino no le hizo falta ni tener una noche espléndida para que su equipo plasmara una pantagruélica diferencia con un rival chiquitito y acomplejado. Luego llegó otro navajazo de Luis Suárez antes del descanso. El 0-3 mató la final de Copa en el minuto 45.

0 - Sevilla: David Soria; Jesús Navas, Mercado, Lenglet, Escudero; Nzonzi, Banega; Pablo Sarabia (Layún, m.83), Franco Vázquez (Nolito, m.86), Correa (Sandro, m.46); y Muriel.

5 - Barcelona: Cillessen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Rakitic, Sergio Busquets (Paulinho, m.76), Iniesta (Denis Suárez, m.87), Coutinho (Dembele, m.82); Luis Suárez y Messi.

Goles: 0-1, M.14: Luis Suárez. 0-2, M.31: Messi. 0-3, M.40: Luis Suárez. 0-4, m.52: Iniesta. 0-5, M.69: Coutinho, de penalti.

Árbitro: Jesús Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a Mercado (m.34), Escudero (m.38), Iniesta (m.67), Busquets (m.74) y Franco Vázquez (m.74)

Incidencias: final de la Copa del Rey, disputada en el Wanda Metropolitano de Madrid ante unos 67.000 espectadores. Presidió el encuentro el Rey Felipe VI.