Juegos Paralímpicos
La dramática descalificación de Elena Congost por ayudar a su guía: "Estoy destrozada"
La maratoniana barcelonesa es descalificada y pierde la medalla de bronce tras soltar a escasos metros la cuerda de su guía, Mia Carol, destrozado por los calambres
Redacción
"Estoy destrozada". Elena Congost, atleta barcelonesa de 36 años que había cruzado en tercera posición la prueba de de maratón T12 para discapacitados visuales, apenas pudo saborear el bronce en los Juegos Paralímpicos de París. La organización, amparándose en un reglamento que mostró su cara más cruel, decidió descalificarla. A escasos metros de la meta, y cuando su guía, el curtido Mia Carol, apenas podía tenerse en pie atenazado como estaba por los calambres, Congost decidió tirar de él. Estaba a punto de caerse al suelo. Por unos instantes se soltó de la cuerda. Suficiente para ser después castigada.
"Es injusto, surrealista", continuaba Congost tras conocer la sanción. "Es que esto no es una trampa", continuaba la maratoniana, que no se podía creer que el metal no le fuera finalmente otorgado. Congost, junto a Mia Carol, cruzó la meta con una marca personal de 3:00.48. Y eso que en los últimos metros, casi detenida, tuvo que tirar de su guía. Se soltó unos segundos de la cuerda, temerosa de que Carol se desplomara. Suficiente para quedarse sin premio.
El artículo 7.9.5 deja claro que corredor y guía no pueden soltarse de la cuerda. Los jueces fueron inflexibles.
"Me descalifican porque, a diez metros de la meta, dejo ir la cuerda un segundo porque mi guía se va de morros al suelo. Y vuelvo a coger la cuerda para poder entrar en meta", trataba de argumentar Congost, cuya argumentación no le libró del castigo.
"Me paro en seco"
"La siguiente atleta venía a tres minutos de mí. Sólo fue un acto reflejo que habría hecho cualquier ser humano: aguantar a una persona que está cayéndose. Pero eso no quiere decir que haya ningún tipo de beneficio ni ayuda. De hecho, se ve claramente que yo me paro en seco", decía la atleta catalana, cuya frustración era máxima: "No le encuentro explicación alguna a esto. Es triste porque, además, venía de estar sin beca. Y no voy a conseguirla ahora. Volverán a dejarme fuera de todo cuando he demostrado todo lo que podía hacer".
"No me han descalificado por hacer trampas, sino por ser persona. Por ayudar a alguien", clamó Congost.
Dos veces medallista paralímpica, y tras un parón por maternidad que le hizo perderse los Juegos de Tokio, Elena Congost vivió el lado más cruel del deporte.
Pila Alegría, ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, trató de dar ánimos a la atleta desde sus redes sociales: "Elena Congost volvió hace unos meses tras un parón donde ha sido madre de cuatro niños. Hoy ha terminado tercera, pero ha sido descalificada. Ella ha priorizado ayudar a su guía al llegar a meta. Estamos inmensamente orgullosos de Elena y de Mia".
El Comité Paralímpico Español, en cualquier caso, presentó una reclamación alegando que la pareja española llegó a meta aventajando en casi cuatro minutos (3h04:23) a la japonesa Misato Michisita y que Congost no obtuvo ventaja alguna al soltarse de la cuerda por ayudar a su guía.
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