TRICAMPEÓN DE LA INDYCAR DE EEUU

Alex Palou, el rey del pollo frito (y de verdad)

Pasa mucho de la F-1. Y hace bien. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Àlex Palou, a sus 27 años, es ya uno de los escasísimos tricampeones de la IndyCar que existen en EEUU. Y lo es con todas las letras, dominando y renovando su cetro antes de que acabe el campeonato.

Álex Palou, con el trofeo

Álex Palou, con el trofeo / EFE

Emilio Pérez de Rozas

Él va haciendo su camino y ni siquiera le inquieta que otros jóvenes triunfen en la F-1. Vale, sí, es cierto, a él también le encantaría pilotar en el ‘gran circo’ pero, a sus 27 años 5 meses y 14 días, Àlex Palou Montalbo, que mucho ha tenido que ver mamá en todo esto, se acaba de convertir, que no está nada mal ¿verdad?, en el segundo tricampeón más joven de la historia de la IndyCar, la gran competición de monoplazas de Estados Unidos, el país del deporte, el país del show, el país donde más brillan las estrellas.

El mundo de Palou ha sido, siempre, un mundo pequeño, familiar, cómplice. Àlex se ha movido siempre acompañado de Ramon, su padre, que se ha desvivido como todos los padres del ‘karting’ por su hijo; Sandra, su madre, que jamás pensó que acabaría a los pies del mayor podio de USA; Julia, su hermana de 15 años, que le cuenta a todo el mundo que Àlex es su hermano, sí, sí, su hermano y Esther, su novia, a la que conoció cuando Àlex hacía sus pinitos en el equipo de uno de los grandes, grandes, el desaparecido Adrián Campos, es su núcleo duro.

El 'otro' Alonso

Ya lo decía Campos: “El primer día que vi al jovencísimo Àlex subido en uno de mis monoplazas, pensé ¡caray, es clavado al ‘Nano’, clavadito!” El ‘Nano’ es, claro, Fernando Alonso, que también fue bautizado por Campos. “De verdad, se me reprodujeron las mismas vibraciones que cuando ví correr a Fernando, las mismas. Y, además, es tan buen tipo, tan buena persona, tan simpático”.

Si algo tiene Palou, además de unas manos prodigiosas que no sirven para ir a la F-1 donde hacen falta muchos millones y un puñado de padrinos, es don de gentes, simpatía. Por eso encantó a Campos. Por eso, cuando dio el salto a las fórmulas de Japón, como hizo Pedro Martínez de la Rosa, enamoró a Kazumichi Goh, otro millonario japonés, que tras disfrutarlo en la ‘Superfórmula’ nipona, le ayudó a dar el salto a la Indycar. Y por eso enamoró, a las primeras, a Chip Ganassi, dueño de uno de los mejores equipos de la Indy.

"Àlex es un encanto de chaval aunque, eso sí, es muy, muy, pesado pues quiere saberlo todo, conocer todos los trucos de esta especialidad, todo, y, claro, como es tan simpático, se lo contamos todos. Y así ha salido el chico: campeón", Scott Dixon, compañero de Àlex Palou en la IndyCar

Y, sí, también entusiasmó a su primer compañero en esa escudería, Scott Dixon, seis veces campeón de la Indy. Un día le preguntaron a Dixon que podía explicar de Palou. “Puedo contar que es un encanto de chaval aunque, eso sí, es muy, muy, pesado pues quiere saberlo todo, conocer todos los trucos de esta especialidad, todo, y, claro, como es tan simpático, se lo contamos todos. Y así ha salido el chico: campeón”.

Es evidente que la Indy no tiene mucho, o nada, que ver con la F-1, cuyos monoplazas son la mayor sofisticación del ‘autosport’, por algo cuesta cada coche más de 200 millones de euros y un Indy se puede comprar por 10 millones de euros, pues son tremendamente sencillos, muy, muy básicos. Pero para ganar en la Indy hay que ser muy, muy, bueno, no gana cualquiera. Y Palou lo ha demostrado desde que pisó esa competición en 2020.

El jefe lo adora

Y, claro, en cuanto lo fichó un equipo ganador, Palou se convirtió en el mejor, fuese circuito oval, ciudadano o, incluso, en los aeropuertos donde se corre muy a menudo. Tal vez por eso, son muchos los que ahora recuerdan la frase pronunciada por Chip Ganassi, a los pies del primer podio, de la primera victoria, del tricampeón catalán: “Damas y caballeros, están viendo ustedes a un joven que va a establecer muchos récords en este negocio”.

Álex Palou celebra la victoria con su equipo

Álex Palou celebra la victoria con su equipo / AP

Palou, nacido en Sant Antoni de Vilamajor (Barcelona), lleva pintado un gorila en su casco (¡Gorilla Atack!, es su lema), su grupo de amigos, más que fans, se llama ‘los kiwis’, con ellos charla cada semana vía Twitch y hasta compite con el simulador. A Palou le gustan lo kiwis amarillos, sin pelo, “son más dulces que los verdes”. Pero lo que realmente le gusta a Àlex es el pollo frito. Es, sin duda, ‘el rey del pollo frito’. Cada triunfo es celebrado por todo su equipo con una cena plagada de muslitos y alitas. El lema no es otro que “winner, winner, fried chicken dinner”.

“Damas y caballeros, están viendo ustedes a un joven que va a establecer muchos récords en este negocio”, Chip Ganass, dueño del equipo campeón y jefe de Àlex Palou

Palou reconoció, a preguntas de la web SoyMotor, en Nashville, donde se proclamó tricampeón de la IndyCar, que cada vez le gusta más correr, competir, ganar. “Ganar te produce una sensación de felicidad única. Ganar te empuja a seguir entrenándote, a trabajar duro y preparar para, al año siguiente, volver a competir. Acabo de ganar mi tercer anillo y ya quiero el cuarto. Tengo muchísima hambre”.

Palou vivía en Girona, pero cuando Ganassi, en su segundo año con el equipo, le ofreció un contrato de larga duración y, sobre todo, le demostró la tremenda confianza que tenía en él, decidió trasladarse a vivir a Estados Unidos, donde también se fue Esther, que sabe tanto o más de carreras que el tricampeón. Palou llegó a tener una cafetería en Girona pero, al irse a vivir a EEUU, se la vendió. No, no, hay que desmentir que despachasen pollo frito.

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