Fútbol

El Real Madrid engrasa la máquina y se deja ir ante el Alavés pensando en el derbi del Metropolitano

Los goles de Lucas, Mbappé y Rodrygo sellaban un plácido triunfo, pero el Alavés marcó en los minutos 84 y 85 y desató los nervios en el final del partido

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

El público del Santiago Bernabéu se ha divertido con los partidos ante Espanyol y Alavés. Es cierto que no tenían el pedigrí de Taylor Swift o Karol G, pero a Ancelotti le han venido de perlas para que los suyos alcancen la velocidad de crucero tras un septiembre de pretemporada. Es cierto que falta afinar automatismos y dar más empaque a la medular, pero el equipo parece preparado para el derbi del Metropolitano. Allí podría estar Camavinga, pero no es Ancelotti hombre de acelerar plazos y el francés no ha jugado un minuto tras su lesión. Así que el once del Real Madrid ante los de Simeone no debería muy diferente, Carvajal mediante, al que se divirtió ante este Alavés que luego le pegó una atragantada a los blancos en los minutos finales. 

Gol a los 50 segundos

Arrastraba el Madrid en este inicio fama de equipo perezoso, pues 17 de sus 18 goles habían llegado en la segunda parte de los partidos. Pero se la sacudió en apenas 50 segundos. Un pelotazo cruzado de Valverde, desde la derecha a la izquierda, fue bajado por Vinicius, que ganó la línea de fondo para ponerla atrás, donde apareció Lucas Vázquez, lateral derecho y capitán, para mandarla a la red. Aún resonaba el “...y nada más” del himno y los de Ancelotti ya ganaban a un Alavés ingenuo.

Anunció Ancelotti rotaciones que no fueron tal. Más al contrario, los regresos de Mendy y Vinicius deshacían las mismas respecto al choque ante el Espanyol. Todo apuntaba, de hecho, a que Mbappé cedería su puesto merecidamente a un Endrick que ha desefundado dos veces en los 26 minutos qu le ha dado el italiano. Pero este Carletto cholista obvió el derbi del domingo ante el Atlético y se aferró al “partido a partido” de Simeone para engrasar su equipo de gala.

Con la placidez de la ventaja inicial el partido ofreció detalles interesantes en el cocinado blanco del asunto. Sin Kroos, ausencia aún sangrante, y con Modric en el banquillo, Valverde se ha convertido en el diapasón blanco. El charrúa es al tiempo el más feroz de los centrocampistas y el más fiable con el balón en los pies. Porque Bellingham, que anda recalculando rutas aún en su nuevo rol, no termina de decidirse si va a setas o a Rolex. Y mientras tanto suma ya cinco partidos sin marcar. Ni antes era Haaland ni ahora es Makelele.

Dada la indolencia alavesista, y en una clara concesión a Kylian, Carletto ordenó a Vini de alternar su posición con Mbappé para que el francés disfrutase algo de su coto de caza preferido: la banda izquierda. Desde allí partió para exhibir su deslumbrante zancada a campo abierto, digna del más elegante 'cuatrocentista', la cual contrasta a veces con una urgencia mal gestionada que convierte la velocidad en prisas. Kylian es exuberante en carrera, pero en parado no es Benzema.

Marca Mbappé, sentencia Rodrygo

El partido era un bostezo cuando a Vinicius le volvió a saltar el fusible y desafió al árbitro incitando al público en su cara, algo que molestó al pontevedrés Muñiz Ruiz, quien le amonestó soliviantando al personal. El árbitro se llevó una pitada que a buen seguro retumbó en los salones de los vecinos del Bernábeu más que la celebración del gol de Lucas. Andaba cocinándose el duelo a fuego lento cuando una pared de Mbappé con Bellingham plantó al francés en el área en carrera. Y ahí el desenlace es más previsible que un libro de Paulo Coelho. Gol de Kylian. Ya solo faltaba emplatar el asunto, pero eso quedaba para la segunda parte.

Si en la primera parte los locales tardaron 50 segundos en marcar, en la segunda Rodrygo lo hizo cuando apenas habían pasado 90. El Alavés era un juguete en manos de los blancos, que al ralentí desarbolaban a su rival a golpe de acelerones. Tan decidido estaba el encuentro que Ancelotti comenzó a pensar en el Metropolitano, ahorrando a Valverde un puñado de minutos, y regalando a Endrick el protagonismo que se había ganado a golpe de goles. El chico mandó su primer disparo a la cruceta, con Arda Guler en la banda a punto de entrar y la grada cantando "¡Saca a Vallejo, Carletto, saca a Vallejo!". Y el empático Carletto les hizo caso reservando a Militao y Mbappé. Celebradísimos cambios para poner el colofón al partido con los decibelios disparados mientras los aficionados coreaban el nombre del zaragozano. Era el ambiente tan festivo que los blancos se relajaron y en dos minutos el Alavés pegó dos zarpazos. Primero Benavídez y luego Kike Pérez, ante el enfado mayúsculo de un Ancelotti que sabe que lo del domingo será otra historia. Heavy metal.