Atlético - Real Madrid (1-1)

Courtois se reparte con Vinicius el odio del Metropolitano

El portero belga fue la diana de varios lanzamientos de mecheros que obligaron a suspender el derbi madrileño durante 15 minutos

Courtois recoge uno de los objetos que le han lanzado desde la grada. / EFE

Denís Iglesias

El Metropolitano se felicitaba durante el derbi de un récord de asistencia: 70.112 espectadores. Un partido que impregna cada rincón de una ciudad donde la gentrificación se asfixia cuando llega el partido que obliga a posicionarse a los que no sienten ni padecen por el fútbol. El problema de esta polarización, inherente al ser humano, es que en los últimos duelos se había diluido en duelo de Vinicius contra todos. Esta vez el odio se repartióCourtois se puso en la piel del brasileño y fue la diana de varios mecheros lanzados desde la grada. Aunque el fútbol siempre gana, como quedó evidenciado en un final de fútbol y solo fútbol.

El Real Madrid se quedó sin mandar en la capital después de un encuentro a trompicones en el que le bastó un chispazo de Vinicius para servir un tanto a Militao. El Atlético recuperó la fe para no perder el carácter de verdugo de su gran rival. Algo que no sirve más que para calmar el hambre, pero consuela en los malos momentos. Los de Ancelotti siguen demostrando una ilógica imbatbilidad, pero se fueron con la sensación de ser vulnerables en los escenarios grandes.

Courtois, el exjugador más odiado del Atlético

Ciertos seguidores rojiblancos siempre han odiado a Courtois, quien afirmó que el lado bueno de la historia y, por tanto de las victorias. No se lo perdonan, como recuerdan con su placa en un paseo de centenarios que tiene poco sentido. Alguno cogió un pico y una pala para no dejar rastro del nombre de Thibaut. El meta del Real Madrid se encaró con un sector que pagó su frustración con el guardameta después del doloroso 0-1 de Militao. Antes, el jugador que ha vestido en más de 150 ocasiones la camiseta del Atlético, se encaró con el corifeo que le juró todos los males del mundo.

El incidente encendió a un Vinicius que, hasta entonces, había permanecido en latencia. En una entrada con Nahuel Molina se dio la mano con el defensor. Al descanso se marchó hablando con Griezmann. Su versión era muy diferente a la de otros partidos de intensa rivalidad, a pesar de que en la previa el odio se filtró con subterfugios como "Vinicius, eres especial" o "Vinicius, eres diferente". Muestra de que el carácter punitivista de la sociedad, algo que siempre es un fracaso en la educación, funciona. Como sucederá cuando sean identificados los violentos que obligaron a la suspensión del derbi durante 15 minutos.

"Fue un momento de mucha tensión. No puede pasar esto en un campo de fútbol. Obviamente, somos profesionales y tenemos que saber dónde estamos. No podemos echar la culpa a todos por cuatro y como jugadores hay que ser más inteligentes", dijo Koke, uno de los encargados de hablar con los ultras para evitar la suspensión del encuentro. "No lo justifico, pero la gente no se enoja por nada", defendió Simeone, quien pidió sanción para el agresor y "para el que provoca".

Se vino abajo el Metropolitano en una acción fuera del guión: un regate de Oblak a Vinicius, abucheado en cada toque. La historia del máximo favorito a ganar el Balón de Oro bien podría contarse a través del Atlético, porque con el de este domingo con 14 las veces que se ha enfrentado al eterno rival. De hecho, Lopetegui le hizo debutar en un derbi cuando todavía era un recién llegado y se bregaba con el Castilla. En el filial se produjo el desgraciado primer incidente cuando el rojiblanco Tachi le mordió la cabeza.

Los problemas empezaron tras el gol del Real Madrid

Desde entonces muchos le han ido comiendo la misma, tanto amigos como enemigos. Aunque siempre ha salido adelante a base de goles y asistencias, su mejor terapia. Mientras que el primer aviso para advertir sobre los cánticos discriminatorios fue respondido con abucheos, el segundo pasó desapercibido. Las advertencias terminaron por ser anticipatorias de una suspensión que emborronó un encuentro que es siempre es vital. Porque en el Atlético, como en cualquier esfera social, aunque Enrique Cerezo se empeñe, hay racistas. Y también antirracistas, que deben combatir las actitudes de sus compañeros de grada.

La acción más protestada hasta la lluvia de los mecheros fue una en la que Carvajal marcó territorio con Julián Álvarez, muy aplaudida por el reducido sector visitante del Real Madrid, donde estuvieron los únicos asientos libres. Ya en la segunda parte, Vinicius mejoró sus prestaciones. Y ahí empezaron los problemas. Toda la paz que cultivó en la primera parte se quedó en el cajón de las buenas intenciones. Más irracional, sin duda, es que los jugadores del Atlético celebrasen el empate a última hora con, precisamente, el sector desde el que se lanzaron los mecheros a Courtois, finalmente batido por Correa en el caos.

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Aunque lo que realmente le duele al que odia es sufrir una asistencia en contra como la que supuso un gol que no dejó herido al Atlético, quien supo aprovechar el escendario de confrontación. Por el momento, nadie manda en la capital. Aunque los dos argumenten con tener el bastón de mando: uno por no perder y el otro por igualar en un escenario de tensión, lo cierto es que esta es solo la primera de las muchas e intensas partes que le esperan a los dos equipos esta temporada.

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