Tenis

Alcaraz derrota a Sinner en Pekín con una portentosa traca final

El murciano se lleva el ATP 500 chino en tres sets, tras enlazar siete puntos consecutivos en el tie-break de la manga definitiva (6-7, 6-4 y 7-6)

Carlos Alcaraz. / LaPresse

Sergio R. Viñas

Cuando el mundo se abría ante sus pies, un precipicio profundo que amenazaba por tragarle, Carlos Alcaraz despegó hasta la estratosfera. Apareció el ciclón cuando debía hacerlo en la final de Pekín para conseguir un torneo que era mucho más que eso. Suponía clavar una daga en la moral de su gran rival generacional, un Jannik Sinner que pareció tener la victoria en su mano más de una y que acabó abrasado por la efervescencia final de un Alcaraz en trance (6-7, 6-4 y 7-6).

Siete puntos consecutivos sumó el murciano en el cierre del tercer set, en un tie-break en el que se vio 0-3 por debajo, convertido súbitamente en un 7-3 ya definitivo. Era solo un ATP 500, antesala del inminente Masters 1000 de Shanghái, pero en el fondo era mucho más, por cuanto se enfrentaban dos rivales generacionales y por la necesidad de Alcaraz de volver a saborear la victoria tras su decepcionante gira americana. Lo hizo con contundencia para encarar con garantías el tramo final del año y enterrar las sensaciones de quemazón que dejó en su cuerpo y en su mente un verano extenuante.

Cuarto torneo del año para Alcaraz

El español, en definitiva, se demostró a sí mismo que vuelve a estar afilado en la final llamada a ser vista en mil ocasiones durante la próxima década, que vivió este miércoles en el Abierto de Pekín su primer 'remake', tras aquel ya lejano encuentro iniciático en Umag 2022. Y lo aprovechó para ganar su cuarto torneo del año, tras Indian Wells, Roland Garros y Wimbledon y para colocar su marcador particular con Sinner en un 6-4 a su favor.

Apagado Sinner en el amanecer, Alcaraz aprovechó para lucir un tenis solvente y contundente. Arrancó el murciano con intensidad, obligando al italiano a levantar un 0-40 en el segundo juego, síntoma de que estaba mucho más asentado en el partido que el número uno del ránking. Desaprovechó Alcaraz esa primera oportunidad de rotura, pero agarró con fiereza su segunda ocasión, en el cuarto juego, en el que Sinner cedió su servicio tras una derecha sencilla que se le marchó por el fondo de la pista.

El partido se inclinaba con claridad hacia el lado del español, que pisaba la pista pekinesa con mucha mayor seguridad de la que exhibía un Sinner dubitativo y sin chispa. El 5-2, un servicio ganado en blanco por Alcaraz, parecía anticipar un desenlace que luego no fue tal. Porque por algo Sinner es el tenista que lidera el ranking mundial.

Primer set desperdiciado

Sintió el italiano el vértigo de la derrota en el set inaugural y se vino arriba. Incrementó varios puntos la intensidad de su tenis y, como una hormiguita, comenzó a remontar el partido en el marcador y, tan importante o más que lo anterior, en el diálogo emocional que compartían ambos sobre la cancha.

Recuperó el servicio perdido Sinner en el noveno juego y acabó forzando un tie-break en el que consumó, con un gran tenis, más efectivo que estridente, la resurrección que le reportó la victoria en el set. Dispuso Alcaraz de tres bolas de partido en total, pero las tiró todas ellas por el desagüe, constatando una vez más que es uno de sus grandes campos de mejoría.

La tendencia de igualdad, con decantación ligera hacia los intereses del italiano, se mantuvo hasta que el octavo juego todo cambió. Alcaraz sufrió horrores para defender su servicio, forzando Sinner un intercambio de 22 puntos hasta que el murciano fue capaz de sofocar el prolongado intento de su rival de arrebatarle el juego.

La remontada de Alcaraz

Ese triunfo, por sufrido, provocó un clic en el cerebro de murciano, quien, enardecido, pareció recobrar de golpe toda la confianza perdida. Ya no frenó Alcaraz en lo que quedaba de segundo set, encadenando tres juegos seguidos para sellar el 6-4 y forzar el desempate en el tercero.

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Allí se castigaron mutuamente, una ruptura para cada uno, constancia en la raqueta de Sinner, fuego y hielo a ratos en la de Alcaraz. Al final, un tie-break para el desempate, con el recuerdo caliente para el murciano de haber tirado por la borda el del primer set. Pero, ahora sí, el español correspondió a su energía y supo canalizarla para el triunfo. Se vio 0-3 abajo y se revolvió sumando de manera consecutiva los siete puntos que necesitaba para volver a sentirse campeón.

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