Fútbol

El Girona se trastabilla ante la Real Sociedad (0-1)

El solitario tanto de Oyarzabal al filo del descanso da la victoria al conjunto txuri-urdin en Montilivi

Oyarzabal celebrando su tanto ante el Girona

Oyarzabal celebrando su tanto ante el Girona / / EFE

Laia Bonals

Pataleó el Girona. Intentó no ahogarse ante la Real Sociedad (0-1), pero se nubló. Con una salida de balón poco provechosa se hipotecó ante el equipo de Imanol Alguacil. Los txuri-urdin se encomendaron a su capitán, Mikel Oyarzabal, para sellar los tres puntos en una estocada al filo del descanso. Montilivi se marchó cabizbajo tras el encuentro.

El Girona intentó sacar provecho de las acciones a balón parado. En los primeros cinco minutos de encuentro, hasta 3 córners cayeron para el lado gironí, pese a que ninguno de ellos consiguió inquietar a Remiro. Empezó un poco a contra pie el Girona, que no estuvo cómodo ni con el balón en los pies ni encerrado en su campo, intentando sostenerse pese a los intentos de la Real Sociedad. Danjuma fue una de las máximas expresiones de peligro del equipo de Míchel, que se empeñó en los centros al área que no terminaron de dar frutos. Lo intentaba a intervalos el Girona, sometido por los contragolpes del conjunto visitante.

La Real los fue empequeñeciendo con el paso de los minutos. Oyarzabal lo probó desde el área pequeña, con un testarazo serio que Gazzaniga atajó sobre la misma línea de gol. Una acción que se repetiría sobre el 45 de partido, pero esta vez con un final más infeliz para el Girona. El capitán txuri-urdin remató solo ante el guardameta local, que esta vez no pudo obstaculizar su trayectoria y no puedo impedir que se colará en su portería.

Ni con Stuani

El segundo tiempo fue agónico para el Girona. Lo intentó por todas las vías, pero ni con Christian Stuani sobre el verde, los de Míchel lo vieron claro. Le faltó acercarse de verdad. El Girona creaba, controlaba el balón y construía. El equipo se estiraba para sobreponerse al mazazo del solitario gol de Oyarzabal, pero los metros finales eran un calvario. Los balones no llegaban a destino y, con el paso de los minutos, la losa que era el resultado ajusticiaba al Girona. No cesó en su intento y apretó los dientes, pero el resultado ni se inmutó.