TENIS | SIX KINGS SLAM

Órdago a los Grand Slams: la lucha de poder tras el torneo de Arabia Saudí en el que Alcaraz juega por seis millones

La exhibición que han jugado Nadal, Alcaraz, Djokovic, Sinner, Medvedev y Rune en Riad reparte el mayor premio de la historia del tenis, muy por encima de unos 'majors' que empiezan a sentir "la amenaza" de los petrodólares

Jannik Sinner, durante uno de sus partidos en el Six Kings Slam de Arabia Saudí.

Jannik Sinner, durante uno de sus partidos en el Six Kings Slam de Arabia Saudí. / EFE

Daniel Gómez Alonso

La cosa viene de lejos, aunque el partido se juega entre bambalinas. No sorprende a nadie que a Arabia Saudí, que anda tiempo metiendo sus garras en el mundillo del tenis, no le basta con lo que ha conseguido hasta ahora. Patrocinador oficial del circuito tenístico con PIF (Fondo de Inversión Pública del país), la Copa de Maestras de la WTA, los deseos cada vez más notorios de celebrar un Masters 1.000... Movimientos que, de fondo, apuntan al que sería el gran anhelo: organizar un Grand Slam.

Algo que a día de hoy parece lejando (todo se andará) pero para lo que han buscado otras vías alternativas. A falta de historia y tradición, dinero. La irrupción del Six Kings Slam va en ese camino, y refleja a las claras una situación que todos conocen. Arabia está lanzando un órdago al circuito a base de derrochar poderío económico (Alcaraz y Sinner se juegan este sábado a partir de las 20.00 horas el histórico bote). Y la jugada le está saliendo.

Por mucho que sea una exhibición, todo el planeta tenis mira a Riad, en buena medida por el cartel. Rafael Nadal, Novak Djokovic, Jannik Sinner, Carlos Alcaraz, Daniil Medvedev y Holger Rune, casi nada. El país del golfo pérsico ha conseguido, sin necesidad de tradición ni historia, atraer a Riad a las grandes figuras de la raqueta (1,5 millones solo por estar), que se repartirán el botín más elevado de la historia en el marco de una exhibición, por encima de los concedidos por los cuatro Grand Slams e incluso la Copa de Maestrosseis millones para el ganador.

Sorprende por lo astronómico de las cifras pero en realidad hace ya tiempo que se convirtió en habitual. Hay poco de nuevo en la estrategia del país árabe, que está dando continuidad con el tenis a lo hecho ya en otros deportes. Empezó con la Fórmula 1, siguió con el fútbol (comprando el Newcastle inglés) y dio la estocada con el golf, donde han creado un multimillonario circuito paralelo (el LIV). Entre otros, han logrado atraer al español Jon Rahm, al que bañaron en oro convirtiéndole en el deportista mejor pagado del mundo.

Del embajador Nadal a la Copa de Maestras

Algo así ha conseguido con Rafa Nadal, que vive estos días en Riad su penúltima aventura como tenista profesional. Y lo hace ya ejerciendo como embajador del tenis árabe —tal y como oficializó la Federación Saudí de Tenis (STF) a mediados de enero. Y que además llegó a su reluciente nuevo evento justo tras anunciar que se retirará en un mes, en la Copa Davis, lo que da aún más trascendencia a su presencia.

Es Nadal, de hecho, el prototipo perfecto de lo que busca Arabia con su incursión en el tenis. Esa figura de éxito y ejemplar en lo público, tanto en la cancha como fuera, en el intento de ofrecer una imagen renovada y vendible de cara al exterior de un régimen que vulnera de manera habitual los derechos humanos. Esa que le encamina hacia su objetivo.

De fondo, emerge una lucha soterrada con los Grand Slams, entes autónomos en el circuíto y que se rigen por sus propias reglas, fuera de las de la ATP. Son los que realmente mandan en la industria del tenis y están organizados por las federaciones nacionales de cada país y comercializados de forma separada. Las estimaciones calculan que generan hasta un 80% de los ingresos del circuito.

Neymar (R) con Carlos Alcaraz en el Six Kings Slam.

Neymar (R) con Carlos Alcaraz en el Six Kings Slam. / EFE

Hace ya meses que los tenistas reclaman más parte del reparto procedente de los ingresos de los Grand Slams, y Arabia, que de eso tiene de sobra, juega su baza a base de millonadas. Sienten que la parte del pastel que les toca que se les queda corta. Y eso preocupa, y mucho, entre los grandes.

Australia otorga al campeón 1,9 millones de euros, Roland Garros 2,4 y Wimbledon y el US Open 3,2. El Six Kings Slam da el doble que los que más por solo cuatro días y tres partidos, porque Alcaraz y Sinner empezaron a jugar en cuartos. Justo lo que reclaman los jugadores.

"No se puede reemplazar la historia"

"Cualquiera puede venir mañana y decir: "Tenemos un evento con 100 millones de dólares en premios, voy a traer a los 32 mejores jugadores del mundo y cada uno tiene asegurados dos millones. Lo pueden hacer y nada les impide poder hacerlo en enero", barruntaba el pasado enero Craig Tiley, el director del Open Australia, el grande que menos paga y uno de los hombres que más sienten "la amenaza" de lo que consideran ya un enemigo.

Y dicho y hecho, apenas unos meses después. Arabia ya está en el tablero a las claras, sin historia pero con dinero, ese que buscan los tenistas. Y los grandes sacan las garras. "Tenemos cuatro grandes activos. Tenemos muchas grandes bazas en el tenis. Tenemos cuatro realmente grandes que, ya sabes, impulsan los resultados comerciales para el deporte de muchas maneras. Y creo que son buenos beneficios para los aficionados y para los jugadores. Así que hay que tener cuidado con sacudir el árbol de las cosas que funcionan bien", defendía el propio Tiley recientemente en una entrevista con el diario especializado en tenis CLAY.

Rafael Nadal, en el Six Kings Slam.

Rafael Nadal, en el Six Kings Slam. / EFE

Las reglas del tenis no dicen en ningún sitio que los Grand Slam tengan que ser cuatro, ni que se tengan que disputar en Melbourne, París, Londres y Nueva York. No da la sensación de ser una opción cercana, pero sí lo parece, o al menos los rumores están disparados, la posibilidad de que la ATP les conceda un Masters 1.000, el segundo tipo de torneo en grado de importancia.

Y la fecha de esa hipotética nueva cita es lo que traería de cabeza a Australia, porque, según lo que se ha venido publicado hasta ahora, el hueco sería en enero, justo antes del primer grande. Algo que choca profundamente con los intereses de Australia, que además del Open tiene varios torneos previos en su radar que se ven amenazados por la posible irrupción de un torneo que, como suele ser habitual con todo lo que organiza Arabia, rompería las escalas de premios.

"Creo que tenemos cuatro Grand Slams realmente sólidos que tienen cien años de historia. No se puede reemplazar esa historia rápidamente. El dinero tampoco lo hace", aseguró Tiley. Y sí, eso lo tienen, es obvio, pero en cuanto al dinero, ese ligero detalle, van por detrás. Y la carrera no parece ser fácil de remontar.