REAL MADRID 0 - 4 FC BARCELONA

El Barcelona destroza al Real Madrid: Flick retrata a Ancelotti y Lewandowski a Mbappé

El conjunto azulgrana consigue una victoria de autoridad en el Bernabéu gracias a un doblete de Lewandowski, un derechazo de Lamine Yamal y la guinda de Raphinha, que le refuerza como equipo y líder absoluto de LaLiga

Denís Iglesias

Tenía mucho más que perder el Real Madrid en el primer 'clásico' de la temporada. Porque la inconsistencia del juego que arrastraba desde el comienzo de temporada no desapareció con la remontada ante el Borussia. Tampoco lo hará a corto plazo, porque el Barça dejó tumbado en el Bernabéu al equipo que mejor mandíbula tiene y que acabó desangrado. Flick invitó a Ancelotti a bailar en el centro del cuadrilátero, con la línea de presión tan alta como imaginó. El italiano acabó con los morros en la reja (0-4).

Porque el líder de LaLiga, ahora con seis puntos de diferencia, no tiene miedo, que es el principal alimento del 'mortífago' blanco. Lewandowski retrató a Mbappé y Lamine Yamal hizo lo propio con Vinicius. La guinda del 0-4 la puso Raphinha, que abandona al vigente campeón de Europa en una de esas crisis transitorias que surgen con un simple empate. Una goleada en contra y un desarrollo táctico superior ponen al BMW en la cuneta. Sin ruedas, sin luces y con un fallo multiorgánico muy difícil de sanar.

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La ruleta rusa azulgrana contra 'orsay' Mbappé

Nadie se esperaba algo diferente a lo que fue el clásico en su guion inicial. Un juego del gato y el ratón entre dos equipos atractivamente opuestos. Flick no dudó y planteó la misma estrategia que le había funcionado hasta la fecha. Una línea defensiva en el centro del campo y ajustar las distancias al milímetro contra los miuras del Real Madrid.

Un partido para vender a China y a cualquier mercado. De los que ocupan la parte de arriba de la parrilla. Un thriller de acción que empezó retando a Mbappé, al que buscaron las cámaras con insistencia, a pesar de que el liderazgo del Real Madrid le pertenece en el campo a Vinicius. Más si cabe en su camino hacia el Balón de Oro, al que llega con el orgullo en cabestrillo.

La trampa del fuera de juego como hilo discursivo, algo solo a la altura del Milan de Sacchi y ejemplos dementes similares. Mbappé terminó en la primera parte con media docena de orsais (ocho en el total del partido). A la media hora creyó que por fin se había librado del radar, con una definición precisa que el VAR fotografió con ventaja para Iñigo Martínez. El Barça encontró dos remates claros en los primeros 45 minutos.

La edad es un número, pero el físico es un valor volumétrico en el que el Real Madrid sale ganando contra todos. Por eso Ancelotti apostó por Camavinga frente a Modric, para triturar con proteína a un Barça que, pese a su buen juego, era inferior en el gimnasio del Bernabéu. Sobre todo en el caso de Koundé y Camavinga, un duelo que bien podría estar en la UFC. Sin embargo, la mente sana está en el cuerpo más vital que tienen los azulgranas en mucho tiempo.

El Barça le roba el valor al Real Madrid de las segundas partes

El descanso llegó con el 0-0 previo al vendaval de las segundas partes, en la que Flick apostó por cambiar de canal. De Jong por Fermín. A pesar de la amarilla con la que arrastraba, el entrenador alemán no liberó de presión a Casadó, que filtró un pase magnífico para que Lewandowski definiese desde fuera del área, aprovechando que Mendy se había quedado enganchado.

La infinita parroquia blanca se quedó en silencio. No con el primer golpe, que llegó tras una espectacular ruptura de tres líneas. Fue con el segundo del polaco, quien cabeceó al fondo de la red de Lunin un centro perfecto de Balde. El máximo artillero de LaLiga había tenido a Militao y Rüdiger como intensos escoltas en la primera mitad.

Kylian Mbappé mira a los jugadores del FC Barcelona celebrar un gol en el Bernabéu. / KIKO HUESCA / EFE

Con el partido en contra, Carletto apagó el músculo y pidió a Modric ser el solucionador. Flick dio entrada a Olmo después de una intervención excelente de Peña para reivindicarse en un espacio de absoluta tensión. El mediapunta, extremo y todo lo que él desee tuvo una influencia espectacular en el juego. Mbappé estaba desesperado. Parecía que estaba en otro campo, porque en el suyo no tenía un espacio reglamentario. El Barça pudo sentenciar el clásico con una contra de libro.

Lewandowski falló lo imposible y mandó al palo un pase de la muerte de Raphinha. Cuando el Real Madrid por fin estaba en la lona, con el mentón reluciente, el polaco volvió a fallar. Todo el mundo sabe como funciona la balanza del fútbol. Si quitas del acierto, todo se te vuelve en contra. Pero el vigente campeón de Liga se esmeró en compensar el saco roto mientras hacía grande a Peña en una noche que ni él mismo había imaginado.

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Al revés que a un Lunin al que le agobiaba el balón y terminó llevándose cuatro en contra. Lamine Yamal se unió a la fiesta con una definición perfecta tras pase de Raphinha, que redondearía la fiesta azulgrana con el 0-4. Un golpe como los de antaño, cuando el Barça era un equipo autoritario contra el Real Madrid, que, pese a la ingente y millonaria masa de jugadores, quedó postrado en el primer gran enfrentamiento de una temporada que se le va a hacer muy larga.

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