LA CRISIS DEL CAMPEÓN

El pánico a perder de Guardiola: cómo el resultadismo metió al Manchester City en un pozo del que intenta salir

El grupo dirigido por el español, que fue capaz de ganarlo todo en el pasado, busca recuperar la autoconfianza y controlar el estrés generado por la espiral negativa que le ha borrado de la lucha por la Premier y le tiene en vilo en Champions

Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, arrodillado durante el partido contra el Everton de Premier League.

Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, arrodillado durante el partido contra el Everton de Premier League. / EFE

Denís Iglesias

"¡Ya me puedo jubilar tranquilo, habéis conseguido jugar justo como yo quería!". En 'Manchester City: La conquista del triplete' (Netflix, 2024) Pep Guardiola lanza esta frase en un entrenamiento. Está radiante. El nivel de autoexigencia es altísimo, pero el ambiente del vestuario está a la altura de una campaña que terminará con la Premier, FA Cup y la ansiada primera Champions. Es el primer año de Haaland, Mahrez (ahora en el Al-Ahli saudí) está empujando todos los vagones, Bernardo Silva brilla con luz propia y Rodri ya es el comandante silencioso que le valdrá el reciente Balón de Oro. Pero sobre todas las cosas, Pep.

La sanción del 'fair play' y la lesión de Rodri

El hombre que exige la perfección a los que ya son buenos. Lo hace huyendo del pasado. Así lo verbaliza y cumple con ello. Nada que ver con el atormentado Guardiola que busca salir de un escenario inédito. No solo necesitará victorias -lleva dos tras el peor bache que se recuerda en su carrera-, también un reajuste de las soluciones. El contexto es complejo, con un Manchester City amenazado por la sanción del 'fair play' que lleva varios mercados en la dirección contraria (en verano regresó Gündogan y Savinho llegó en un intercambio de cromos del City Group) por la que llegó a ser el club perfecto, capaz de aniquilar al Real Madrid en su fetiche Copa de Europa.

Rodri Hernández, tras su grave lesión con el Manchester City.

Rodri Hernández, tras su grave lesión con el Manchester City. / Europa Press

"Cuando tú tienes un comportamiento diferente en la victoria y en la derrota, demuestras que no estás regulándote bien a nivel emocional. Uno de los que es capaz de mantener el discurso es Marcelino, del Villarreal, quien asumió las riendas de un equipo que estaba en una situación muy complicada. Opera de modo similar en todos los registros. Cuando las cosas no salían, defendía el rendimiento o la intensidad. Manejar estos criterios es algo que agradece mucho el jugador", analiza David Peris, presidente de la Federación Española de Psicología del Deporte, en conversación con este periódico.

El gran problema de Guardiola es que durante unos meses ha dejado de serlo. La "falsa humildad" que le achacan sus detractores es un rasgo distintivo que le ha permitido potenciar a todo tipo de jugadores. Rodri es, de hecho, una de sus grandes creaciones. Aunque otros tantos se han quedado en el camino de un método exigente, pero que se basaba en los comentarios para la mejora, entrenamientos de rendimiento individual y colectivo o vídeos motivacionales. Los síntomas que ha ofrecido el ex del FC Barcelona han ido en la dirección contraria.

Los arañazos en la cabeza y una Champions al límite

Tras sufrir una remontada inesperada contra el Feyenoord en Champions, Guardiola apareció en rueda de prensa con arañazos en su cabeza. Dijo, intentando quitarle importancia, "con los dedos, con las uñas… quiero hacerme daño". Tras reflexionar sobre su respuesta, matizó al día siguiente: "No pretendía en ningún caso restarle importancia al gravísimo problema de la autolesión. Sé que muchas personas luchan con problemas de salud mental todos los días". La frustración en su mayor grado, propiciada por los resultados. "Fue una muestra de la inseguridad, de no ser capaz de hacerlo y tener dudas. Necesita trabajar esto, porque se lo transmite a sus jugadores. Él es un gran líder", defiende el psicólogo David Peris.

Quince partidos sin ganar entre todas las competiciones para un equipo del nivel del City son insoportables para cualquier. Más para Guardiola si no encuentra respuesta vital tras los mismos. Las dos últimas victorias contra el West Ham (4-1) y el Leicester (0-2) han reparado la herida, pero que el conjunto SkyBlue cauterice será necesaria una dinámica, que se hará efectiva si logran sacar adelante el partido decisivo de Champions contra el PSG (22 de enero). Pero sobre todo, Pep y un núcleo que cree firmemente en él necesitan creer en sí mismos, independientemente del marcador.

"Guardiola tiene comportamientos que le hacen centrarse mucho más en el resultado en lugar de lo que pueden hacer los jugadores. Cuando no gana, dice que ha conquistado seis Premiers. No es buena señal, porque por delante de todo el resultado", explica el experto en psicología deportiva, un perfil profesional que está al lado de los entrenadores de primer nivel para ayudarles a tener una perspectiva externa de sus problemas. Esta composición de lugar se fija también a través de figuras como el segundo entrenador (en 2023 recuperó a Juanma Lillo) o el director deportivo.

El problema de una huida hacia delante

Sobre esta último rol, se producirá en el Manchester City un cambio estructural. El 12 de octubre, el club anunciaba que Txiki Begiristain abandonará la dirección general después de siete años cargados de éxitos. Su sustituto será el portugués Hugo Viana, quien asumirá el mando el próximo verano. Un mes después de conocerse este relevo, Guardiola firmó su renovación por dos años más que le vincularán a los citizen hasta 2027. La noticia llegó en medio de la tormenta, que se mantuvo hasta el final de año. La transición hacia el 2025 ha sido positiva para el reseteo del vigente campeón de la Premier.

Guardiola pierde los papeles con un aficionado: "¿Quieres saber lo que es perder?"

Lucía Feijoo Viera

"Para el alto rendimiento es importante manejar aspectos psicológicos y variables como la autoconfianza, motivación, control de estrés, nivel de activación o cohesión del equipo. Se trata de que cada jugador funcione al mejor nivel de modo psicológico. Si tú, como entrenador, al jugador no le explicas lo que puede hacer dentro del campo y no se lo cree, esto repercute en la plantilla, que tiene una percepción de amenaza. Esto se traduce en falta de autoconfianza y miedo a perder", analiza David Peris. Solo hace falta ver una cobertura defensiva del City hace unos partidos para entender la debilidad de un equipo carente de orden e intensidad.

"No soy capaz de encontrar la solución, no estoy a la altura", lamentaba Guardiola, enfrentado con el público de Anfield, al que recordó los éxitos recientes. "Cuando estuvo en el Barça, hizo algo que está muy bien. Ganó todo y decidió tomarse un descanso. En el Manchester City va camino de cumplir una década llena de victorias. Pero eso también genera un desgaste. Y el hecho de no querer parar ha provocado una huida hacia adelante, que tomas cuando tienes una falsa autoconfianza. Cuando te convences de que puedes conseguirlo otra vez, tienes recursos, pero no te lo crees", disecciona el presidente de la Federación Española de Psicología del Deporte.

Soluciones del City para salir del bache

Para David Peris, la pérdida de Rodri como referente en el campo ha roto la cadena transmisora de Guardiola. A esto hay que sumarle un bajón físico lógico después de tantas temporadas al máximo nivel. Establecer los picos de forma físicos se hace cada vez más complicado y un mínimo fallo en la planificación provoca bajadas de rendimiento. El más acusado fue el de Jack Grealish, quien cerró un 2024 sin goles. Phil Foden es otro caso de declive. Ambos son casos recuperables. "Somos personas y a veces estamos bien, pero otras no. Por lo que es necesario recuperarse para no perder la capacidad de decisión", refiere Peris con una lógica tan aplastante como necesaria para humanizar a los futbolistas y sus circunstancias.

Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, se abraza con Bernardo Silva tras ganar al Leicester, poniendo fin a su peor racha como entrenador.

Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, se abraza con Bernardo Silva tras ganar al Leicester, poniendo fin a su peor racha como entrenador. / Europa Press

Las soluciones van brotando en el Etihad. Desde la pizarra hasta la gestión grupal, donde empiezan a aplicarse lo que el psicólogo denomina como ideas potenciadoras. "Al final, los pensamientos que tenemos marcan nuestra forma de funcionar. Hay que definir bien los pensamientos: analizar puntos fuertes, débiles y, sobre todo, ser realistas. Las soluciones se encuentran cuando se aceptan las situaciones de cada uno. El enfoque motivacional nunca puede estar en compararse con otro, porque eso siempre provocará un peor funcionamiento", discurre el psicólogo deportivo.

Trasladando este diagnóstico a la situación del Manchester City: el grupo no es un peor porque pierda, sino por incapacidad para buscar soluciones. Ni todos los partidos tienen que ganar en goleada ni una temporada fuera de lo esperado dinamita un proyecto, aunque el presentismo del fútbol actual lo domine todo. De hecho, si hay un entrenador que se puede permitir el 'lujo' de fallar más que el resto, ese es Guardiola, que tiene en sí mismo a su peor enemigo. Para David Peris, la clave para que el gran dominador del fútbol inglés en los últimos años salga del pozo está en que Pep abandone "una fase de motivación orientada al ego" y regrese a la victoriosa filosofía de un estilo revolucionario que derivó en el -ismo del guardiolismo. Algo que muy pocos pueden llevar al diccionario de un deporte en apariencia sencillo que se complica cuando líderes como él pierden todos los puntos de orientación.

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