Sequía
“Isla Mayor está muerta y el horizonte es sombrío: muchos de los que se marchan no van a volver”
El alcalde de la localidad sevillana se lamenta de la situación provocada por la sequía y la falta de infraestructuras hidráulicas en su cultivo principal, el arroz, que trae aparejada una gran crisis social
El sector del cangrejo de río sigue con la producción en la zona adaptándose a la situación para seguir prestando servicio a sus clientes y mercados
Las palabras del alcalde de Isla Mayor, Juan Molero, transmiten preocupación, rabia e incertidumbre. La crisis que padece el sector arrocero debido a la sequía en los últimos años y a la falta de insfraestructuras hidráulicas ha supuesto un auténtico varapalo para este enclave situado en las marismas del Guadalquivir, en el entorno de Doñana.
“Isla Mayor está muerta y el horizonte es sombrío: muchos de los que se marchan no van a volver”, se lamenta el primer edil. Los restaurantes, cada vez menos clientela, y talleres vinculados al arreglo de maquinaria propia del cultivo con el cierre echado retratan una estampa desoladora de la localidad.
Pérdida de población
“A Isla Mayor venía mucha gente para disfrutar del paisaje del entorno del pueblo y luego se quedaba a comer, pero ahora esto es un paisaje seco lleno de hierbas”, relata Molero. Esta situación ha hecho que la economía local se resienta “muchísimo”.
El censo -en este pueblo en el que habitan en torno a 5.900 hombres y mujeres- ha caído en los últimos años en unas 200 personas. Algunos se han mudado a localidades cercanas donde han encontrado un nuevo puesto de trabajo.
“La gente se va a adaptando como puede a las circunstancias, el problema es para el pueblo, que se va quedando vacío”
“Hay que tener en cuenta que cualquier vecino del municipio tiene que hacer al menos 40 kilómetros para ir a otro sitio a trabajar, por eso muchos deciden abandonarlo y asentarse en otros lugares”, explica el alcalde de Isla Mayor.
Además, abunda Molero en que las comunicaciones terrestres tampoco ayudan. “Hay conexiones que son tercermundistas, incluso caminos rurales, que nos hacen permanecer aún más aislados”, protesta.
Además, asegura, también hay muchos habitantes que se están “reconvirtiendo” laboralmente a otros sectores como la construcción para seguir manteniendo sus hogares. “La gente se va a adaptando como puede a las circunstancias, el problema es para el pueblo, que se va quedando vacío”, sentencia Molero.
El sector del cangrejo de río se adapta al entorno desfavorable
Esta adaptación a un entorno desfavorable es lo que están haciendo las empresas vinculadas al sector dedicado a la captura y comercialización del cangrejo rojo. Es por ello que siguen con sus instalaciones en marcha, a pesar de que la captura de este crustáceo está paralizada en las marismas del Guadalquivir.
Así, lo explica Valentín Murillo, presidente de la Asociación de la Pesca y Acuicultura del Entorno de Doñana y del Bajo Guadalquivir (Pebagua) –que aúna las empresas del sector ubicadas en Isla Mayor-. “Nuestra estrategia es adaptarnos a la situación para seguir prestando servicio a nuestros clientes y mercados”, subraya. No en vano, la mayor parte de la producción se exporta, un 97% en el caso de Alfocan, la empresa a la que pertenece Murillo.
“Nuestra estrategia es adaptarnos a la situación para seguir prestando servicio a nuestros clientes y mercados”
En este sentido, asegura que la actividad comercial se sigue manteniendo gracias a la materia prima procedente de otros lugares, como Extremadura o Portugal. Si la situación del cultivo del arroz continúa en la zona como en los próximos años, se abastecerán de otros enclaves productores, como Asia, América o norte de África, confirma el presidente de Pebagua.
“Tenemos que buscar alternativas porque seguiremos con nuestra labor desde Isla Mayor, donde contamos con el Know-how, sabemos dónde encontrar la mejor materia prima y la mejor manera de manufacturarla”, añade el presidente de Pebagua.
En cualquier caso, asegura que con las adquisiciones en otros lugares no alcanzan el 100% de la producción obtenida en los mejores momentos para el sector.
La situación de la pesca y, en concreto, de los pescadores, es la más complicada en estos momentos. “La mano de obra industrial también ha bajado, pero como las fábricas siguen funcionando, hay empleados en ellas; la pesca es lo que no tiene remedio”, explica. En este sentido, de los 80-90 empleados que tenía cada una de las empresas del sector hace unos años, ahora hay en torno a 35-38 trabajadores fijos.
“Lo que no podemos es quedarnos mirando el cielo”, sentencia el presidente de Pebagua.
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