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Seabery, la startup andaluza que mejor ha soldado la tecnología digital y la producción industrial
Seabery es una de las startups andaluzas más sobresalientes a nivel mundial. Su simulador con realidad aumentada para formar con alta pericia en toda la gama de soldaduras es la herramienta utilizada por multinaciones de liderazgo en industrias de automoción, ferrocarriles o aeronáutica
El ingenio, la espontaneidad, el talento y el tesón son las materias primas de la condición humana cuya acertada combinación permite crear una empresa de referencia internacional allí donde ningún plan estratégico ni ningún gurú es capaz de determinarlo o predecirlo. Seabery es, desde Huelva, uno de los ejemplos más admirables de esa capacidad. Fundada en 2010, su patentado modelo de formación mediante realidad aumentada para aprender a realizar todo tipo de soldaduras se ha convertido en la herramienta digital de capacitación más valorada para esa especialidad profesional. La utilizan empresas y centros de formación en 80 países. Los mejores prescriptores de su calidad son multinacionales norteamericanas o alemanas en industrias como la automoción, los ferrocarriles y la aeronáutica, que la han integrado en la formación continua de sus soldadores.
Los datos que exhibe Seabery son impactantes. Ha conseguido incrementar un 34% el número de aspirantes que alcanzan la certificación, reduciendo un 56% el tiempo necesario para aprendizaje, un 68% de ahorro en costes de laboratorio y un 84% menos de accidentes.
Los onubenses Basilio Marquínez y Pedro Marquínez, primos hermanos, son presidente y consejero delegado de Seabery, respectivamente. El primero había desarrollado anteriormente su actividad en negocios de sectores como inmobiliario, hostelería y consultoría. El segundo ha trabajado muchos años en Estados Unidos en el ámbito del software y el hardware, en compañías como la multinacional japonesa NEC. Seabery ha alcanzado ya la cifra de 16 millones de euros de facturación anual y 160 profesionales en plantilla.
Acuerdo con la Universidad de Huelva
Basilio Marquínez nació hace 50 años en el antiguo Hospital de la Merced, edificio que actualmente es uno de los campus de la Universidad de Huelva. Institución con la que Seabery ha fraguado durante su corta y fulgurante trayectoria varios acuerdos para favorecer la incorporación de alumnado a sus procesos de investigación, desarrollo e innovación. El pasado 1 de abril, firmó con la rectora de la universidad onubense, María Antonia Peña, la creación de la Cátedra Seabery de Realidades Extendidas, para dar un salto en la generación y transferencia de conocimiento, y en crear un currículo especializado en simulación gráfica, visión artificial y motores gráficos.
La génesis de Seabery unió en 2009 el talante emprendedor de Basilio Marquínez y Alejandro Villarán (que en 2020 tomó otro rumbo profesional) con la idea de José María Carpintero, que había sido futbolista del Recreativo de Huelva, para crear un simulador que mejorara la formación en soldadura. Basilio Marquínez recuerda que “yo no tenía ninguna vinculación ni con ese oficio ni con el sector industrial. Llegó a mí de modo casual pedirme consejo sobre cómo conseguir financiación para ese proyecto. Me presentaron a José María Carpintero, y para poder dar una orientación adecuada quise informarme y documentarme por diversas vías”.
Tras visitar varios centros de Formación Profesional, hablar con sus gerentes, profesores y alumnos, descubrió tanto el problema como la oportunidad. “La formación en soldadura era muy poco eficiente: se empleaban muchísimos recursos y se obtenía un nivel escaso de capacitación. Apenas había evolucionado en varias décadas. Y también conocí que fuera de Andalucía era común para muchas empresas captar a soldadores con poca destreza y formarlos intensamente desde dentro. Vi que el proyecto de un simulador con tecnología de realidad aumentada para formar integralmente podría tener buena acogida en el mercado y decidí convertirme en el inversor que buscaban e involucrarme”.
Comenzó la actividad de Seabery en el año 2010, con una inversión inicial de 100.000 euros. “Era una época de profunda crisis financiera. Para aportar fondos yo tuve que hipotecar una casa que tenía libre de cargas. Varios años después, conseguí levantar la hipoteca”, confiesa Basilio Marquínez”. Incorporaron a dos alumnos muy jóvenes de la Universidad de Huelva, vertebraron la primera versión del simulador, cuyo nombre comercial es Soldamatic. La buena acogida que tuvo desde el inicio a nivel internacional les motivó a contratar más personal de informática, electrónica, ingeniería, etc. “Nos hemos nutrido mucho de alumnos de la Universidad de Huelva, de institutos de la ciudad y de la provincia, firmamos convenios con centros públicos de FP, y con SAFA, y con los Salesianos. Estamos muy orgullosos de que fueran la base del desarrollo de Seabery”.
Su gran alianza con una empresa líder de Estados Unidos
El hito más importante en la sobresaliente trayectoria de Seabery tuvo lugar en el año 2013: dar el salto al mercado de Estados Unidos, tras haberse expandido por Europa y Latinoamérica. Y en 2016 alcanzó un acuerdo con la empresa Miller Electric, de referencia absoluta a nivel mundial en fabricación de equipos de soldadura. “Es un acuerdo estratégico de colaboración y distribución de nuestro simulador. Miller es nuestro partner señero en EEUU, y hemos desarrollado conjuntamente propiedad intelectual. EEUU es el único país del mundo en el que nuestro simulador no se vende con nuestra marca Soldamatic sino con la marca Miller. Todo sale hecho y embalado a cliente final desde Huelva con la marca Miller”, explica el presidente de Seabery.
Alemania es el segundo gran mercado de Seabery, tras Estados Unidos. “Tenemos una gran implantación en Alemania, tanto en centros de formación como en las empresas, tanto de automoción (Volkswagen, Mercedes Benz, BMW) como en el ferroviario (Siemens Mobility).
Hemos tenido un distribuidor muy relevante para el crecimiento en Alemania, Weldplus, y lo hemos absorbido e integrado. Gracias a esta filial hemos logrado un acuerdo estratégico con el Instituto Alemán de Soldadura, para incorporar sus contenidos a nuestro simulador”.
Una de las claves del éxito de la herramienta Soldamatic se basa en la calidad del trabajo que realiza previamente el equipo de Seabery en su laboratorio con pruebas en soldadura real para alcanzar la excelencia en la calibración, y conseguir así que la formación con realidad aumentada dote de gran destreza que después materializar laboralmente en el taller real.
En su expansión internacional, transformando la organización interna de la empresa para incorporar más mandos intermedios y más altos directivos, en paralelo han tejido relaciones con el Instituto Internacional de Soldadura, que engloba a los 60 países más industrializados del mundo; con la Federación Europea de Soldadura; con la Asociación Española de Soldadura y Tecnologías de Unión (Cesol); con entidades similares en Australia, Estados Unidos, Italia, Rumanía, etc. “Tanto con ellos como con nuestros principales clientes industriales, entendemos la evolución de nuestra herramienta como un proyecto vivo y en permanente innovación. La soldadura es un campo amplísimo, en el que hay múltiples variables de tipos de metales, de espesores, de posiciones, etc., la casuística es tremendablemente amplia. Y para simularlas todas validando una formación de excelencia requiere un proceso de años de trabajo”.
Comienza en China para abastecer a su mercado industrial
La apertura de una sede en China es uno de los hitos de Seabery durante 2024. “Está ya constituida por nuestra parte una sociedad en China y se están ultimando los trámites para comenzar a fabricar en Hangzhou un simulador dirigido específicamente al mercado chino. Las normas de su Gobierno obligan a que sea un producto 'made in China' y a cambio logramos sinergias para la adquisición de algunos componentes electrónicos. Es el país con más soldadores, es una superpotencia industrial, necesitan forman a una enorme cantidad de jóvenes y esperamos conseguir un crecimiento relevante durante los próximos años”, señala Basilio Marquínez.
Crea estándar formativo para operadores de robots industriales
La automatización con robots es una de las grandes tendencias en el ámbito industrial, y la soldadura no es ajena a ese reto. Basilio Marquínez explica, desde su profundo conocimiento de la realidad, que “muchos de nuestros principales clientes son empresas gigantes, y, en contra de lo que se cree, no están automatizando toda la cadena de producción industrial. Para que en el futuro los robots puedan soldar de manera tan precisa como los seres humanos, falta personal cualificado que lo resuelva. Operarios que sepan programarlos, calibrarlos, utilizarlos y mantenerlos”.
Pone ejemplos al respecto: “Si toda la cadena industrial de una empresa no está absolutamente garantizando su funcionamiento al milímetro, sin desajustes, la ventaja de la automatización se torna en todo lo contrario. Cuando se atasca la punta de la antorcha de soldadura del robot, y no puede seguir soldando, tiene que haber alguien presencialmente atento a cualquier incidencia, que pare la cadena de producción, sepa resolver el problema, y sepa reprogramar el robot. Otro ejemplo: ¿qué sucede si las piezas de metal llegan en una posición que no es la adecuada y el robot hace la soldadura con cinco milímetros de desajuste, lo que comporta que no está soldando donde sí debe hacerlo?. Rectificar un proceso erróneo de producción tiene un coste descomunal. Por eso muchas empresas siguen optando por hacerlo manualmente, es mejor y menos gravoso”.
Seabery también tiene relaciones comerciales con empresas líderes en fabricación de robots industriales, como ABB, Fanuc, Comau, Panasonic, Universal Robots, etc. “Estamos creando con los fabricantes, y con las asociaciones de soldadura, un estándar formativo para operadores de robots. Es pionero. Para conectar el simulador con el brazo del robot, y hacer formación en soldadura robotizada. Eso obliga a que el soldador sepa también de programación de robótica”.
Seabery recibió de manos del Rey Felipe VI el Premio a la Pyme Española del Año 2021. En el 2022, los fondos de inversión Seaya y MCH entraron en el capital de Seabery con participaciones minoritarias para apoyar su crecimiento. En opinión de Basilio Marquínez, “la relación está siendo muy positiva. Nos han ayudado a tener una visión complementaria que aporta claridad sobre la marcha del negocio, también han colaborado para abrir algunos mercados internacionales, y para detección y captación de talento en puestos de alta dirección. Y no ha sido necesario hasta la fecha que ayuden con financiación porque la empresa no lo ha necesitado”.
Escasez de soldadores por falta de jóvenes interesados
“Vendemos en 80 países, y en todos nos encontramos el mismo problema: la escasez de soldadores”. Lo dice con rotundidad el presidente de Seabery, y abunda en ello: “Es muy preocupante la carencia de soldadores a nivel mundial. Puede convertirse en un problema serio. Las nuevas generaciones, los 'milennials', no se sienten atraídos por estas profesiones, quieren entornos de trabajo más cómodos, más limpios. Sin humos, sin chispas. Desconocen la vertiente bonita de esa profesión, porque los soldadores son como los escultores del metal. Y en muchos países está muy bien remunerada. Aun así, cuesta muchísimo atraer al suficiente número de jóvenes”.
Alerta Basilio Marquínez sobre el círculo vicioso que se puede sufrir en Andalucía. “Uno de los proyectos industriales más ilusionantes para reindustrializar Andalucía es el de la producción y distribución de hidrógeno verde. Va a necesitar muchísimos soldadores. Y no hay. ¿Tendrán que traerlos de fuera? En Andalucía tenemos el mejor simulador de formación en soldadura, y padecemos altas tasas de paro juvenil. Urge darle a Andalucía la dimensión de hub europeo en soldadura y contribuir a la empleabilidad de muchos jóvenes”.
Simulador Virtual CSI para formación policial en criminalística
Seabery ha alcanzado tanto prestigio por sus soluciones para mejorar la realización de soldaduras que eso eclipsa su identidad como empresa de desarrollo de tecnologías educativas en otras facetas. Basilio Marquínez destaca la relevancia de otro simulador que han creado, denominado Virtual CSI. “Su primera versión ya está disponible desde finales del año 2023. Fruto de un proyecto muy interesante que llevamos varios años desarrollando con la Guardia Civil. Es un simulador para el entrenamiento de los agentes en la inspección técnica ocular de las escenas de un crimen. Materia que han de estudiar todos los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado”.
Cuando se comete algún crimen, el primer agente que llega es el de proximidad, y debe tener conocimientos de criminalística para evitar que terceras personas, o las condiciones climatológicas, puedan contaminar un escenario y las pruebas. O saber cómo evitar que ese mismo agente contamine e invalide las posibles pruebas, y al afectar a la cadena de custodia ya no se puedan utilizar para sustentar la acusación de culpabilidad. Es un factor muy importante en la persecución de delitos y en su enjuiciamiento. Asegura el presidente de Seabery que “es un campo en el que, como en la soldadura, la eficiencia de la formación era muy baja”.
Continúan colaborando con la Guardia Civil en el desarrollo del simulador para que ayude en la mayor gama de casuística posible, para que los agentes policiales estén mejor formados y puedan afrontar múltiples situaciones, y también están internacionalizando su implementación. “Estamos también cooperando con otras policías del mundo, como la de Armenia, en un programa en coordinación con Naciones Unidas”.
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