Empresas cercanas y globales
Oritia & Boreas, empresa de referencia para calcular los efectos del viento en las edificaciones
Horizonte 2025 para el gran salto de la empresa granadina de ingeniería Oritia & Boreas. Su laboratorio de aerodinámica, con el túnel de viento más grande de España, reforzará su competitividad internacional para prevenir los efectos del viento en las edificaciones e infraestructuras.
La empresa granadina Oritia & Boreas ultima en el Parque Metropolitano Industrial y Tecnológico de Escúzar la conclusión del edificio de su Laboratorio de Aerodinámica Civil, Industrial, Ambiental y Deportivo, con el túnel de viento más grande de España y uno de los mejores del mundo. / El Correo
Beber los vientos por el desarrollo de Oritia & Boreas es la pasión diaria de José María Terrés Nícoli y las 15 personas de su equipo desde Granada. Empresa de referencia en la ingenieria del viento, especialidad que contribuye a determinar cómo han de ser las estructuras y recubrimientos de edificaciones e infraestructuras para soportar sin problemas los efectos del viento. Con nombre de mítica poética, pues alude a Oritía, hija de reyes en Atenas, que fue raptada por Bóreas, el viento del norte. Han trabajado para proyectos de envergadura como la transformación en Madrid del Estadio Santiago Bernabéu; para la ampliación del Puente de Rande, en Pontevedra, el más grande de España; para las Torres Porta Fira, en Barcelona, del gran arquitecto japonés Toyo Ito, ganador del Premio Pritzker (considerado el 'Nobel de la arquitectura).
También han intervenido en los estudios necesarios para erigir, entre otros, el colosal Puente de la Constitución de 1812 en Cádiz, diseñado por Javier Manterola; Torre Sevilla, que, con 180 metros, es el más alto en Andalucía, con diseño del estudio César Pelli; la Torre Mohamed VI, en Rabat, de 250 metros de altura, el más alto de África, del arquitecto español Rafael de la Hoz; los puentes atirantados de Hisgaura y de Honda, en Colombia; los puentes Huallaga y Raimondi en Perú; Torre Caleido, el quinto rascacielos de Madrid; en Valencia, el Puente de la Serrería, de Santiago Calatrava, y la remodelación del Edificio Veles e Vents, que fue la sede de Copa América de Vela, diseñado por David Chipperfield, también ganador del Premio Pritzker.
Imagen durante los ensayos que la empresa Oritia & Boreas hizo, creando un modelo en un túnel de viento, del enorme Puente de la Constitución de 1812 para Cádiz, con el fin de aportar datos para precisar cómo tenían que ser sus estructuras. / El Correo
Aprender con el mejor del mundo
José María Terrés, nacido en Almería hace 48 años, está afincado en Granada desde que cursó la carrera de ingeniería de caminos, canales y puertos. Quiso a continuación formarse en los efectos del viento en las construcciones y consiguió entrar en la meca de esta disciplina, la Western University, en London, ciudad del estado canadiense de Ontario, donde sentaba cátedra el pionero en esta materia, Alan G. Davenport, ya fallecido, inventor de los túneles de viento de capa límite para el diseño de estructuras sometidas a la acción del viento. Figura decisiva en la articulación a nivel internacional de normativas para sistematizar cómo ha de edificarse teniendo en cuenta factores como la meteorología, las cargas ambientales y los movimientos sísmicos.
Recuerda Terrés la relevancia para él de aquellos años de formación. “Davenport fue el consultor que asesoró a los promotores de las Torres Gemelas de Nueva York sobre cómo tenían que ser las estructuras de lo que iban a ser los edificios más altos del mundo. Él había nacido en la India, se había formado en Reino Unido, y en Ontario le ficharon y pusieron a su disposición los fondos necesarios para conseguir ser la universidad líder en esa faceta. Para mí es una gran satisfacción que la Western University esté vinculada a Oritia & Boreas como socio tecnológico”.
Cuando José María Terrés regresó a Granada, impulsó la creación en la universidad granadina del primer túnel de capa límite que se hacía en España. Fue inaugurado en 2004, en acto presidido por las máximas autoridades de entonces: los Reyes Juan Carlos y Sofía, y Manuel Chaves como presidente de la Junta de Andalucía. Entre los trabajos que hicieron durante los primeros años, como investigadores de la Universidad de Granada, Terrés destaca, por su complejidad, “el estudio de ingeniería del viento para el barco que iba a representar a España en 2007 en la Copa América de Vela; y el trabajo para el Puente del Tercer Milenio que se iba a construir en Zaragoza con motivo de la Exposición Internacional del año 2008”.
Fue en 2010 cuando se constituye Oritia y Boreas como empresa, en la modalidad de 'spin off' que emana de la Universidad de Granada. “Para poder atender encargos de envergadura, en una actividad constructiva donde son cruciales los costes y los plazos, no era ágil hacerlo desde un ámbito de investigación como el Centro Andaluz de Medio Ambiente, porque en las universidades no se puede contratar personal con la misma agilidad ni con la variedad de formatos que sí es posible en una empresa”.
Oritia & Boreas acelera su despegue empresarial con ingeniería para medir los efectos del viento. / El Correo
El clima de viento sobre estructuras y materiales
Para que se entienda en qué consiste su actividad, como la que están haciendo ahora para las dos torres del complejo inmobiliario Porta Diagonal, en Barcelona, el CEO de Oritia & Boreas explica que “en un entorno urbano, es muy grande la diferencia sobre la intensidad del viento desde la base hasta la parte más alta de un edificio de 150 o 200 metros de altura. Lo primero que estudiamos es el clima de viento en el lugar donde se quiera erigir ese edificio, ese puente, etc., y después analizamos en el simulador el proyecto de edificación, en el túnel de capa límite, para reproducir la parte inferior de la atmósfera en movimiento, pues el viento a baja altura es más turbulento”.
Añade José María Tarrés que “en un edificio de gran altura, el viento influye mucho. No solo en periodos de temporal, también a menor intensidad. Ha de ser edificación de estructura flexible. Y al ser flexible, se mueve, y es el viento el que condiciona cómo ha de ser la estructura, con cuánto acero, con cuánto hormigón, qué diámetro han de tener los pilares, etc. El criterio se establece en periodos o frecuencias. Cuando el periodo del movimiento está en el orden de un segundo, o la frecuencia en el orden de un herzio, empieza a ser importante la acción del viento”.
“Hacemos los ensayos con artefactos que generan artificialmente esas turbulencias y con los modelos que creamos, y no son maquetas, medimos la interacción del viento con esas estructuras, y le damos a los ingenieros y a los arquitectos las pautas de diseño para la creación de las estructuras. En un 20% de los casos nuestros estudios obligan a corregir factores de las estructuras o de las envolventes arquitectónicas. Nos envían actualizado el proyecto, volvemos a analizarlo y a hacer el ensayo, y si se corrobora que queda resuelto, les damos nuestra validación”.
Especifica que “el objetivo principal por el que nos llaman para edificios de baja altura es porque la envolvente arquitectónica (parasoles, lamas, maderas, plásticos, aluminios....), todo eso que a los arquitectos les da muchas posibilidades de combinaciones, de soleamientos, son elementos muy ligeros, y su anclaje está condicionado por el viento. Muchas veces son como segundas cubiertas”.
Oritia & Boreas, empresa de referencia para calcular los efectos del viento en las edificaciones. / El Correo
Laboratorio para el liderazgo en Europa
Ocho semanas de trabajo es el promedio de tiempo que necesitan para hacer el estudio sobre edificios muy altos, de entre 150 y 200 metros de altura. Oritia & Boreas hace los ensayos o con el túnel de viento en la Western University de Ontario o con el de la Universidad de Granada. “Eso implica que solemos perder dos semanas en enviar el modelo y preparar los ensayos. Por eso hace ya muchos años planteamos tener nuestro propio simulador. Después de numerosas demoras, estamos cerca del objetivo, solo queda por concluir el 10% de la inversión. Es, de largo, el más grande en España, y de los pocos en Europa, solo hay uno parecido en Nantes (Francia), el de su Centro Científico y Técnico de la Construcción”.
El edificio está en el Parque Metropolitano Industrial y Tecnológico de la localidad granadina de Escúzar. Su nombre es Laboratorio de Aerodinámica Civil, Industrial, Ambiental y Deportiva (Laciad). Una inversión de 5 millones de euros, con financiación europea, con fondos propios, con la involucración de varios socios de la empresa, como Guillermo Rus (profesor de la Universidad de Granada) y Christian Mans (cofundador, australiano, lo conoció José María Terrés al coincidir como estudiantes de ingeniería del viento en Canadá), y con una subvención de la Junta de Andalucía.
Otro de los sectores a los que presta servicio Oritia & Boreas es el de las plantas de producción de energía solar fotovoltaica. “También hay que tener en cuenta el viento en la vibración de las estructuras de acero que sustentan los paneles. Determinar cómo han de ser esas estructuras influye en la cantidad de acero a utilizar, es el factor más caro de su infraestructura. Lo analizamos tanto de modo previo para proyectos de nuevas plantas fotovoltaicas, como para rectificar otras ya en funcionamiento que se han visto perjudicadas porque no se hicieron esos análisis al no existir conciencia generalizada sobre su necesidad para evitar problemas”.
La incidencia del cambio climático
Quienes analizan el cambio climático están debatiendo sobre cuál es su influencia en el posible incremento del promedio de intensidad de los vientos y en el número de fenómenos meteorológicos de mayor impacto. José María Terrés indica que “no hay consenso porque algunos expertos comentan que hoy en día hay tecnología que permite medir mucho mejor que antes. De momento, los códigos técnicos de edificación no van a cambiar en la Unión Europea. Lo que sí parece que se va confirmando es el aumento del número de episodios muy ventosos. El fenómeno más habitual en la Península Ibérica sigue siendo la borrasca, que suele durar dos o tres días. Pero lo que están sucediendo cada vez más son vientos extraordinarios en forma de tornados, microtornados, danas, trombas,...”.
Hoy en día, Oritia & Boreas tiene 16 personas en plantilla y factura al año un millón de euros. Las perspectivas son de notable incremento, de ahí que hayan decidido invertir en su desarrollo desde Austral Venture, gestora de inversiones radicada en Sevilla. “Con la puesta en marcha de un simulador de alto nivel, donde incluimos la realización de ensayos, vamos a ser mucho más rápidos y competitivos a nivel nacional e internacional. En el mundo, muy pocas empresas privadas se dedican a esto. Sueño cada noche con el inicio de su funcionamiento. Nos ha costado mucho dinero y demasiado tiempo. En España, el emprendimiento tecnológico es más complicado. Todo son buenas palabras, pero no funciona bien ni el sistema público ni el privado”.
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