Obituario

José Domínguez Abascal, mucho más que Pepón y muchísimo más que presidente de Abengoa

Las contribuciones de José Domínguez Abascal para elevar el nivel de Sevilla y de Andalucía son múltiples tanto en base como en altura

José Domínguez Abascal

José Domínguez Abascal

Juan Luis Pavón

Juan Luis Pavón

Las campanas de la Giralda no repican con toque de difuntos por el fallecimiento de José Domínguez Abascal. Pero en lo más alto de la universal torre el Giraldillo está de luto y vira su veleta con aires de dolor hacia el barrio de la Alfalfa, donde residía el eminente ingeniero y catedrático. No olvida que él dirigió hace más de 20 años, formando parte del equipo multidisciplinar encabezado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, los estudios mecánico-estructurales para la formidable restauración de la colosal e icónica escultura de bronce que en el siglo XVI fue aupada a la condición de símbolo de una ciudad que aunaba liderazgo en arte y en tecnología.

Las contribuciones de José Domínguez Abascal para elevar el nivel de Sevilla y de Andalucía son múltiples tanto en base como en altura

Las contribuciones de José Domínguez Abascal para elevar el nivel de Sevilla y de Andalucía son múltiples tanto en base como en altura. Sería muy injusto que pasase a la Historia como el hombre elegido para presidir Abengoa en el peor momento posible, cuando los propietarios, sobre todo las diversas ramas de la familia Benjumea, enfrentadas entre sí, descubrieron bajo sus pies el abismo de la quiebra. Pues a escala nacional eran poderosos e influyentes pero en la escala mundial no era una empresa tan demasiado grande como para que los poderes fácticos no la dejaran caer, al tener como rémora un modelo de negocio y de gobernanza corporativa mucho menos eficiente que su capacidad para desarrollar globalmente innovación e infraestructuras.

Pepón Domínguez Abascal es como se le conocía desde que sobresalió como alto y brillante joven investigador en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Sevilla, cuando tenía su sede en el campus de Reina Mercedes. Criado en una familia de ocho hijos donde sus padres les inculcaron desde la niñez los valores del esfuerzo, el estudio y el trabajo, lo que tenía continuidad en las aulas jesuitas donde vivió su etapa colegial, catapultó esas cualidades cuando entró de lleno en el ambiente de la facultad universitaria andaluza con mayor número de mentes preclaras y arremangadas para generar conocimiento y formar talento con estándares de primer nivel internacional. Con figuras admirables como Javier Aracil Santonja y Antonio Barrero Ripoll, por citar solo dos de los muchos que creaban Escuela con mayúsculas.

Cuando en 1977 dio el salto a Estados Unidos como becario posdoctoral en el Instituto Tecnológico de Massachussetts, la meca del saber aplicado a la materialización de innovaciones, en España aún se estaba debatiendo cómo estructurar legislativamente la democracia y la modernización del país. Durante décadas, por vía directa e indirecta, José Domínguez Abascal participó o influyó en ese impulso que era un anhelo colectivo.

En su curriculum académico son más evidentes sus méritos en la ingeniería del cálculo de estructuras, del comportamiento dinámico de suelos y estructuras.

En su curriculum académico son más evidentes sus méritos en la ingeniería del cálculo de estructuras, del comportamiento dinámico de suelos y estructuras. Por ejemplo, galardonado con el Premio Nacional de Investigación por el conjunto de sus aportaciones a la protección de edificios y embalses ante los seísmos por el estudio de la proyección de las ondas sobre los suelos.

En sus diversas etapas con responsabilidades de gestión en el sistema universitario sevillano o andaluz, su logro más palpable es dotar a la Escuela de Ingenieros de unos medios materiales y técnicos mucho mejores con el traslado a la Cartuja, adaptando el gran edificio construido para la Expo 92 como el Pabellón Plaza de América, y construyendo al lado varios laboratorios que han permitido a algunos de sus departamentos más punteros consolidarse como nodos de innovación que se transfiere a la sociedad.

José Domínguez Abascal tuvo relación con la familia Benjumea desde 1995, pues había propuesto en la cúpula de la Universidad Hispalense que se tributara un homenaje a Javier Benjumea Puigcerver, fundador de Abengoa. En 2008, Felipe Benjumea, que había tomado el relevo en la presidencia de la empresa e impulsó su cambio disruptivo desde la ingeniería eléctrica hacia el desarrollo de energías renovables, fichó a José Domínguez Abascal como secretario general técnico, asesor tecnológico del presidente y coordinador de todo el área de I+D, lo que se denominó Abengoa Research, que llegó a tener 500 investigadores en plantilla. Jamás una empresa andaluza se había planteado algo semejante.

Cabe recordar lo que me dijo cuando le entrevisté en marzo de 2010 en su despacho en Palmas Altas, en tiempos en los que hacía tantos viajes intercontinentales que dormía unas 20 noches al año en aviones, y en Abengoa se vivía el objetivo de vertebrar la primera multinacional andaluza de la globalización. Me confesaba que entrar a competir con los gigantes del sector petrolero o eléctrico “era para Abengoa entrar en la industria energética como un pez que crece en un mar de tiburones”.

También es relevante rememorar esta respuesta suya en mi entrevista: “Se respira a diario el gran compromiso de la plantilla en pos de los objetivos. Está muy alejada de esa mentalidad que existe en Sevilla entre ciertos profesionales a los que les van bien las cosas: Yo ya con esto vivo bien y no hace esforzarme más. Quienes aplican solamente un esfuerzo relativo no construyen ni sociedad ni ciudad ni país. Le hacen mucho daño a Sevilla. Se aferran a un discutible concepto de lo que entienden por calidad de vida. Quienes tienen la oportunidad de conducir los trenes del desarrollo y no lo hacen, acaban perjudicando a quienes van en los demás vagones. Sobre todo a los más débiles, que acaban en el paro”.

Cuando en febrero de 2014 aceptó participar en un ciclo que coordiné desde la Asociación Iniciativa Sevilla Abierta sobre '¿Quién está pensando en la Sevilla de los próximos 20 años?', José Domínguez Abascal expuso que “la clave del futuro de Sevilla es desarrollar una industria moderna basada en la competitividad y la tecnología. Las tradiciones deben ocupar sólo el lugar que les corresponde y hay que sacar partido de las generaciones bien formadas que tenemos. Hay que salir fuera, abandonar la actitud inmovilista y asumir riesgos".

Abengoa llegó a tener 30.000 profesionales en plantilla, de los que 24.000 trabajaban fuera de España

Abengoa llegó a tener 30.000 profesionales en plantilla, de los que 24.000 trabajaban fuera de España, sumando todas sus filiales. Un grupo empresarial 10 veces más grande que a la muerte de su fundador el último día del año 2001. Pero había acelerado demasiado su crecimiento basándolo en endeudamiento bancario, porque se fió en exceso de los consejos de consultoras como McKinsey y de bancas de inversión como Goldman Sachs, entre otros lobbies de referencia en los mercados, que auguraban una rápida rentabilidad tanto en la producción de biocombustibles como en la de energía termosolar porque pronosticaban que el precio del barril de petróleo estaría a 200 dólares, coste prohibitivo. Cuando estalló en el otoño de 2015 la crisis de Abengoa, el precio del barril de petróleo era de 40 dólares.

Felipe Benjumea nombró a José Domínguez Abascal presidente de Abengoa en septiembre de 2015 para que diera la cara y pilotara las negociaciones con auditores y acreedores, en un contexto de máximas presiones internas y externas, en los que se mezclaba salvar lo que se pudiera del grupo empresarial y de los patrimonios de las cinco familias que controlaban la empresa desde la sociedad Inversión Corporativa. El 1 de marzo de 2016, ese pacto entre ambos se rompió, en una reunión de altos directivos donde la tensión se disparó a niveles superlativos porque Felipe Benjumea no aceptaba los criterios de José Domínguez Abascal para reflotar la compañía, y éste se vio forzado a dejar sus cargos y desvincularse del puente de mando de una empresa que en Sevilla no podía ser indiferente que se fuera a pique. En Abengoa estaban perdiendo su empleo muchos miles de magníficos profesionales, tanto los de servicios centrales como los destinados a instalaciones en países de los cinco continentes.

Escasos días antes al fallecimiento de José Domínguez Abascal, por vez primera en la historia del sistema eléctrico español la energía solar ha logrado ser la primera fuente de electricidad. Y el Parque Científico Tecnológico Cartuja es el área española de su tipo con más facturación y mayor número de empresas y trabajadores. Ninguno de esos dos hitos son autoría de una sola persona. Son necesarias muchas que tengan la visión y que pongan cimientos pensando en el futuro. José Domínguez Abascal fue uno de ellos.

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