Empresas cercanas y globales
Alfalite, el sueño hecho realidad de la empresa tecnológica que triunfa desde Rociana del Condado
Europa puede ser competitiva a nivel tecnológico e industrial, y desde pequeños pueblos. Lo demuestra la empresa Alfalite, único fabricante europeo de pantallas LED, desde Rociana del Condado (Huelva)
Exporta a todos los continentes y ha sido premiada en Estados Unidos
El Rey Felipe VI estaba bien encaminado. Cuando inauguró en Barcelona la feria Integrated Systems Europe, importante evento internacional en el sector empresarial de las tecnologías audiovisuales, de los expositores de 1.055 empresas participantes, visitó siete: las estadounidenses Google, Lutron y Shure; la canadiense Matrox; la japonesa Panasonic; la valenciana Equipson y la andaluza Alfalite, que es el único fabricante europeo de pantallas LED. Tanto él como cualquier otra persona que vea los telediarios de las cadenas españolas, tanto las públicas como las privadas, tiene ante sí las grandes pantallas LED de Alfalite como fondo de alta resolución para los platós, con las que interactúan los presentadores de pie para explicar mejor las noticias. Lo mismo se hace con sus pantallas en programas de televisión de países tan diversos como Alemania y Angola. Es solo uno de los hitos de esta empresa tecnológica de Rociana del Condado (Huelva), municipio de 8.000 habitantes.
El pasado mes de mayo, en la feria empresarial NAB Show, en Las Vegas (EEUU), especializada en el sector de la producción de video y retransmisiones, Alfalite recibió el premio Best of Show 2024 por la calidad de su solución AlfaArt, de arte digital, creada junto al artista César Yagüe, con LED de gran formato, que convierte cada pantalla en una obra de arte digital a través de la tecnología NFT. AlfaArt se exhibía en el stand de la empresa japonesa FOR-A, especializada en sistemas de difusión de vídeo, y que tiene acuerdos de colaboración estratégica con la pyme onubense para el uso y promoción de sus pantallas LED.
Orgullo por lograrlo desde su pueblo
“Todos los parámetros para determinar la viabilidad de nuestra empresa indican que no deberíamos existir en un lugar como Rociana del Condado. Pero todos los integrantes de Alfalite han hecho sobreesfuerzos para vencer las múltiples resistencias con las que nos hemos topado. Y hemos tenido que hacer mucho más que otros para ser reconocidos. Un producto excepcional, que sobresale con creces de las prestaciones que tienen el segundo y tercer productos mejores en el mercado”. Testimonio de Jesús Cabrera Contreras, rocianero de 48 años de edad, fundador y director general de Alfalite. Más que una empresa. Su pasión por la mejora continua.
No tiene suficientes palabras para agradecer el enorme apoyo de su esposa, Isabel Calvo Cabrera, también rocianera, y 31 años emparejados. Había estudiado Enfermería, ejercía como profesora de Enfermería, y decidió dejarlo y formarse en gestión empresarial para ayudarle. Desde hace dos años es la directora financiera de Alfalite.
En su adolescencia, Jesús Cabrera se orientó a formarse en lo que le gustaba: “Estudié Electrónica, después Imagen y Sonido. Para tener mis primeros ahorros durante esos años de estudiante trabajé de camarero, en almacenes de fruta, poniendo música en discotecas,... Empecé a encauzar mi actividad profesional dedicándome a alquilar equipos de sonido e iluminación, y fundé mi empresa, de nombre Jaleo. Poco a poco amplié mi oferta de alquiler a equipos audiovisuales. Le di servicio a las discotecas más grandes de España, que son de las mayores del mundo. Y llegué a fabricarles equipos de láser porque mi hobby era estudiar sobre proyección láser”.
La aventura que le empoderó
Su afán por aprender en estas facetas le servía para atender bien las crecientes necesidades de los clientes. Y la incidencia que sufrió uno de ellos le impulsó a tomar una decisión que cambió su itinerario empresarial. “Hace 20 años, recibo la llamada de un cliente que nos había pedido una pantalla gigante de LED y cuando la empezó a querer usar vio que estaba defectuosa. Y la empresa que nos la había vendido no sabía cómo resolverlo, en tecnología que acababa de salir al mercado. Yo tampoco sabía, yo había confiado en el proveedor, me falló, y decidí impulsivamente viajar a China para aprender sobre esa tecnología y resolverle el problema al cliente”.
Recuerda que “cogí el avión sin saber quién me podía ayudar, yo solo tenía tres contactos en China. De acá para allá, llegué a la ciudad de Shenzhen y allí me lo solucionaron. Y constaté que todo estaba muy verde y poco seguro en estas tecnologías. Aquella aventura duró varias semanas y me hizo darme cuenta de que con todos los conocimientos que yo había ido adquiriendo durante años sobre electrónica, sobre tecnología de excitación del láser semiconductor, podía crear una empresa que diseñara y que su negocio fuera vender equipos, no alquilarlos. Así nació Alfalite en 2006. Muchos de los componentes se adquieren en China, donde viajo una vez al mes, pero la fabricación de los equipos se hace en Rociana y también su comercialización. Por Europa en camiones, y a otros continentes en avión desde Madrid-Barajas”.
Se han especializado en formatos grandes, en una época de creciente implantación de pantallas por doquier: marquesinas, escaparates, monopostes, etc. “Hay clientes nuestros que tienen pantallas de 1.500 metros cuadrados. Hay pantallas nuestras en lugares tan icónicos como en el suelo del interior de las torres Marina Bay, en Singapur, donde los visitantes disfrutan de una experiencia interactiva andando sobre la pantalla, de 200 metros cuadrados, que refleja arte digital. Donde somos líderes en el segmento de retransmisiones de televisión y de cine. Competimos con empresas asiáticas gigantes, que están enfocadas en crear productos y replicarlos para la venta masiva. Nosotros nos basamos en prestaciones sobresalientes con máxima calidad y fiabilidad, inventando instalaciones singulares”, explica el fundador de Alfalite.
Un ejemplo muy especial es 'El Cubo de Gaudí', la impactante experiencia inmersiva audiovisual en el sótano de la Casa Batlló, en Barcelona, uno de los edificios emblemáticos del famoso arquitecto. Los visitantes se adentran en una sala donde techo, paredes y suelo son pantallas LED de Alfalite. En total, 10 metros de largo, 9,5 metros de ancho y 2,75 metros de alto. “Ese cubo tiene 150 millones de componentes electrónicos funcionando de modo sincronizado. Y no es la única instalación que hemos hecho con más de 100 millones de píxeles. Cada píxel es un componente que se monta con una máquina, además de los que constituyen los sistemas de control. Para pantallas que se ven más lejos, se diseña con menos densidad de píxeles por metro cuadrado. Para las que se contemplan muy de cerca, es necesario incluir más componentes por metro cuadrado”.
En pro de la sostenibilidad ambiental
El fundador de Alfalite destaca una vertiente poco conocida: “Estamos muy por delante en concienciación sobre sostenibilidad ambiental. Lo demostramos en varios apartados. Nuestros componentes son los más eficientes y necesitan menos energía. Parte de su fiabilidad es porque están sobredimensionados, y trabajan con un nivel de fatiga inferior. Desde el inicio, hemos fabricado con sustancias libres de plomo, y sin usar gases perjudiciales para la atmósfera”.
“Cuando estamos hablando de retransmisiones de televisión, o proyecciones de cine, o grandes eventos como los conciertos de pop-rock, los clientes no pueden permitirse fallos en directo, tienen que minimizar al máximo ese factor de riesgo. Nuestros sistemas están diseñados con topología de red redundante, están pensados en forma doble, para que si falla una parte se activa la otra y la pantalla no deja de estar funcionando, como si no hubiera sucedido el fallo. Y en 90 segundos se puede subsanar. Lo que dura en televisión una cortinilla o breves inserciones publicitarias. Es mediante sustitución, no hace falta reparación. Están pensados para que no se interrumpa la emisión. Lo mismo logramos para los eventos, porque si deja de funcionar una pantalla es como si no tuvieran espectáculo”.
Confiesa Jesús Cabrera que “ha sido especialmente difícil incorporar a personas con la adecuada formación en estas facetas. Por eso adoro a todas las personas que forman parte de la empresa. Cada uno de ellos y ellas son extraordinarios, nos han ayudado a hacer cosas extraordinarias. No estamos ubicados en un lugar donde sea natural una empresa de esta actividad. En el entorno lo que hay sobre todo es agricultura de fresas, de viñedos. Ni existía ni existe la especialización que requerimos para nuestra actividad, que es una industria muy reciente”.
“Cuando compañeros de Alfalite que son de Rociana trabajan en proyectos de instalaciones para cualquier lugar del mundo, y viajan para montarlas, y regresan al pueblo, donde reside la mayoría de la plantilla, y cuentan lo que han visto, y transmiten el orgullo de poder competir en este mundo, están dando oportunidades a otras personas del pueblo o de la comarca cuyo horizonte solo sería la agricultura, la construcción o el desempleo. No me canso de agradecer las muestras de cariño que me transmiten los vecinos al sentir la empresa como parte importante de su municipio”.
En Alfalite, el 100% de los beneficios se han reinvertido para seguir avanzando en la investigación, y en la compra de sofisticada maquinaria para fabricación y robotización. Tiene 50 trabajadores, y ya está proyectada la ampliación de la fábrica para integrar todos los procesos en 10.000 metros cuadrados. Admite Jesús Cabrera que “con frecuencia me llegan ofertas de fondos de inversión, y también de grandes empresas que cotizan en bolsa, para comprar Alfalite. Pero no me lo planteo, sigo pensando que tiene mucha capacidad de crecimiento. Si somos muy diferentes a otros fabricantes, si nuestro nivel de fiabilidad técnica está muy por encima, es por la pasión desmedida que le ponemos”.
En contra de la obsolescencia programada
Jesús Cabrera ha demostrado que se puede potenciar la comercialización de equipos sin incurrir en la obsolescencia programada para que duren menos años y haga falta reponerlos. “Somos desde el principio enemigos de la obsolescencia programada. Nunca he hecho caso a quienes me decían: 'Si vendes pantallas que duran más de 10 ó 15 años, entonces ya no les vendes otra'. No somos eso. Tenemos compromiso de garantía de repuestos durante 10 años del mismo componente de la misma serie de fabricación. Almacenamos esos componentes en cámaras perfectamente climatizadas y aisladas para su conservación. Además, explicamos que hay partes de instalaciones y componentes que se pueden reutilizar o reciclar para productos nuevos. Solo habría que cambiar parte de la pantalla. Por eso, cuando los clientes hacen un análisis del retorno que les ha aportado el producto por rendimiento y por amortización, constatan que es el más económico de todos”.
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