Feria alemana

Gamescom, un imperio donde probar el último videojuego o postularse como espía

La gran feria europea del videojuego de Colonia espera romper el techo de los 320.000 visitantes en esta edición

Asistentes a la feria del vídeo juego Gamescom, en Colonia.

Asistentes a la feria del vídeo juego Gamescom, en Colonia. / FASSBENDER / AFP

Gemma Casadevall

Gemma Casadevall

Gamescom revalidó esta semana su título de gran feria europea del videojuego en Colonia, a modo de escaparate para novedades que llegarán al público en unos meses, pero también como lugar donde postularse como espía de los servicios secretos alemanes. El BND, o servicio de inteligencia de Interior, tiene su propio expositor entre el total de 1.400 estudios, editoriales y marcas especializadas que exhiben sus productos en los 230.000 metros cuadrados de recinto ferial que ocupa Gamescom en esa ciudad de Renania, en el oeste de Alemania.

Empleados del ejército alemán (Bundeswehr) participan en la feria de videojuegos Gamescom, con el fin de captar talento en nuevas tecnologías.

Empleados del ejército alemán (Bundeswehr) participan en la feria de videojuegos Gamescom, con el fin de captar talento en nuevas tecnologías. / FASSBENDER / AFP)

El del BND no solo ofrece al visitante la posibilidad de experimentar simulacros de atentado o cómo resolverlos, sino también de presentarse como aspirante a ingresar en ese servicio. "Tenemos necesidad de personal, especialmente expertos en IT“, indicó su portavoz, Julia Linner, a la radiotelevisión pública regional WDR. El BND tiene una plantilla de 6.500 empleados, de los cuales 4.000 ejercen en Berlín, y el resto se reparten entre su sede en Baviera y otros puntos del país. No es la única firma alemana que puede llamar la atención al visitante del país: también se anuncian con expositor propio el fabricante de armas Rheinmetall, principal suministrador por parte de Alemania a Ucrania, y hasta el ejército nacional, la Bundeswehr, asimismo necesitada de reclutar talentos.

Para el núcleo duro de los visitantes, unos 370.000 hasta el cierre de la feria este domingo, según estimaciones de los organizadores, el gran atractivo de Gamescom son los preestrenos de 'Star Wars Outlaws', de Ubisoft, y de 'Dragon Ball Sparking! Zero' de Bandai Namco. No acuden presencialmente a Colonia dos gigantes asiáticos, Nintendo y Sony. Pero las emociones son suficientes para, a juicio de Gamescom, romper el techo de los 320.000 visitantes del año pasado y volver a las cifras pre-pandemia. O sea, unos 50.000 visitantes más que en 2023.

Jugadores de vídeojuegos, probando los nuevos lanzamientos en la feria Gamescom, en Colonia.

Jugadores de vídeojuegos, probando los nuevos lanzamientos en la feria Gamescom, en Colonia. / EFE/EPA/CHRISTOPHER NEUNDORF

De Microsoft a los desarrolladores independientes

La inauguración fue el pasado martes, con el ministro de Economía y Protección del Clima, el verde Robert Habeck, como representante del tripartito del Gobierno de Olaf Scholz entre socialdemócratas, ecologistas y liberales. Ahí se presentaron nuevos títulos, como 'Borderlands 4' y 'Mafia: The Old Country'. Acaparan el máximo espacio presencial Microsoft, con su Xbox, con unos 50 videojuegos a disposición del visitante. Gamescom, como ocurre con la Feria Internacional del Libro de Fránkfurt, es un evento híbrido para profesionales y público de a pie. A los primeros días reservados a desarrolladores, gigantes o firmas independientes siguen las jornadas abiertas a jugadores aficionados o curiosos, entre el jueves y el domingo. El viernes se habían agotado ya todas las entradas hasta el sábado. Pero seguía abierta la venta de un último contingente para la jornada de cierre, a 29,50 la unidad para todo el día -o 21,00 en tarifa reducida- o incluso a 9,50 euros, para la reservada a la tarde/noche del domingo.

La filosofía de Gamescom es la de ser una feria abierta tanto a los profesionales en pos de contactos y negocios, como a quienes buscan simplemente su oportunidad de experimentar y probar lo último en videojuegos. O, tal vez, probar suerte como espía al servicio de la seguridad alemana.  

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