Análisis

Talgo vuelve a circular por dos vías

Talgo buscará socios con fábricas para los proyectos que considere necesarios, como el reciente acuerdo con la polaca Pesa

Firma del acuerdo entre los presidentes de Pesa (izquierda) y Talgo (derecha) / TALGO

Hace poco más de seis meses, Talgo parecía tener claras las dos vías principales de su futuro: la accionarial y la de negocio. La accionarial, porque su principal inversor, el fondo Trilantic, con un 40% del capital, estaba esperando que el grupo húngaro Magyar Vagon lanzase una opa a 5 euros por título que le permitiría salir del accionariado, algo que lleva buscando desde hace dos años. La de negocio porque los húngaros aportaban a Talgo una solución industrial. Es decir, le aportaban fábricas adicionales para dar salida a su cartera de pedidos, que está en máximos. Pero el 6 de marzo ese prometedor futuro saltó por los aires cuando el ministro de Transportes, Óscar Puente, anticipó en exclusiva a ‘activos’ que el Gobierno iba a rechazar la operación por temor a que detrás de los húngaros estuviera en realidad Rusia.

Una vez oficializado el veto, Talgo se ha visto obligada a volver a circular por una doble vía, separando otra vez el problema accionarial y el problema industrial. Y se ha visto obligada, en primer lugar, tras constatar que el interés de Skoda Transportation, el fabricante checo de trenes que no tiene nada que ver con la división automovilística, integrada ahora en Volkswagen, es de difícil ejecución. Skoda Transportation tiene una cuenta de resultados que no parece aportar el suficiente músculo financiero como para lanzar una opa. De hecho, en medios cercanos a Talgo dan la operación Skoda por “muerta y enterrada”.

En segundo lugar, tras recibir portazo tras portazo de los diferentes actores principales del sector, desde Alstom, Siemens o Stadler, pasando por la vasca CAF. Pese a que se podría pensar en CAF como una solución natural, lo cierto es que el fabricante vasco explica siempre que su modelo de negocio es muy distinto.

La doble vía, pues, en el área accionarial, depende ahora de que Trilantic y los diferentes inversores que integran la inversión en Talgo decidan vender cada uno por su cuenta. Pero hay que tener en cuenta que Trilantic es un fondo británico, es decir, extracomunitario, con lo que el Gobierno se puede encontrar con alguna sorpresa desagradable.

Talgo busca socios

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En el área del negocio, la decisión de Talgo, para quien el tiempo juega en contra, es otra cosa. Tras comprobar que la solución más cercana se caía por el veto del Gobierno, la compañía analiza otras opciones. Y estas pasan por buscar acuerdos concretos para dar salida a proyectos en marcha. Es decir, salvo que aparezca una solución mágica, Talgo buscará socios con fábricas para los proyectos que considere necesarios. En este contexto se enmarca el reciente acuerdo firmado con la polaca Pesa para fabricar trenes de alta velocidad en Europa del Este y Centroeuropa. Y en este contexto, salvo que aparezca una caballero blanco, se producirán los próximos movimientos.

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