Vivienda
El ruido de miles de llaves llena el centro de Madrid en protesta por la crisis de vivienda
La Delegación del Gobierno cifra en 22.000 los ciudadanos que se han manifestado en Madrid para reclamar políticas que garanticen el derecho a una vivienda digna
Decenas de miles de personas marchan en Madrid contra precio de alquiler de viviendas / EFE
Héctor González
Entre 22.000, según de Delegación del Gobierno, y 150.000 personas, según los convocantes, se han manifestado este domingo 13 de octubre en la capital para exigir soluciones a la grave crisis habitacional que tensiona la convivencia en las ciudades. Convocadas por 39 colectivos sociales y con el apoyo de sindicatos y partidos políticos de izquierda, los manifestantes se han movilizado para protestar contra las crecientes dificultades para acceder a una vivienda en la mayoría de capitales de España.
Con eslóganes como "Qué es esto, qué pasa, que no tenemos casa", "Los barrios no se venden, se defienden" o "Rentistas culpable, Gobierno responsable", una multitud variada e intergeneracional ha recorrido el centro de la capita evidenciando la transversalidad de la lucha por el derecho a una vivienda digna. Una columna larga y algo deslabazada, integrada por grupos y manifestantes de distintos signo político y edades, se ha desplazado desde Atocha hasta Callao exhibiendo un crisol de reivindicaciones integradas en una protesta común por un problema que afecta a una amplia mayoría social.
Con las manos alzadas al cielo haciendo sonar miles de llaves, los manifestantestes han ascendido la Gran Vía hasta desembocar en Callao, donde ha concluido el primer paso de una batalla social que apunta a prolongarse en el tiempo. Antes, la organización ha leído el manifiesto de la movilización, que recoge las principales reivindaciones y propuestas de los colectivos. Empezando por la dimisión de la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, a quien responsabilizan del "absoluto fracaso" de la Ley de Vivienda, los organizadores han alzado la voz por una bajada generalizada de los alquileres, prohibir los pisos turísticos y "acabar con la estafa" de los alquileres temporales y por habitaciones.
Una brecha generacional
Tras la variedad de discursos y reivindaciones aireadas este domingo, se ha impuesto un denominador común: la idea de una creciente brecha generacional en el problema de acceso a la vivienda. Jóvenes y mayores han alzado conjuntamente la voz para señalar cómo, cada vez más, se agranda la distancia social entre propiertarios e inquilinos. "Madrid se ha convertido en una ciudad absolutamente invivible", ha lamentado Belén Sierra (31). "No puede ser que nos tengamos que ir cada vez más a las afueras, cada vez de manera más precaria, cada vez a pisos peores, porque no hay absolutamente ninguna regulación", añade esta joven, uno más de los miles de ejemplos reunidos este domingo en torno a la manifestación.
Una protesta que no solo ha reunido a la juventud, el colecitvo más directamente afectado, sino a todo un espectro social comprometido con la realidad del país. "Yo soy jubilado y, aunque personalmente no tengo problema de vivienda porque me compré una cuando me casé, socialmente considero desde hace muchísimo tiempo que es uno de los más graves problemas que hay en este país", ha afirmado Esteban Calera (71). Una situación "está afectando, fundamentalmente, a mucha gente joven, que no tiene manera de impulsar su vida, ya que tienen muy poco acceso a independizarse y poder encauzar su futuro", subraya este hombre.
Más allá de estos dos ejemplos paradigmáticos de protesta contra la crisis habitacional, los alrededores de la marcha también han dado cabida a una miríada de curiosos, observadores y turistas desconocedores de la problemática - aunque parte también, sin saberlo, del señalamiento-. Para muestra, el botón de Gonzalo (47), vinculado al sector automovilístico e inmobiliario, y su familia, que anduvían por los aledaños del Paseo del Prado. "Es verdad que tienen que abrir en la Comunidad de Madrid muchos pisos porque hacen falta, se está haciendo lo que se puede, hay escasez de suelo, pero tienen que abrir licencias, sobre todo en el norte de Madrid y en el sur de Madrid," ha argumentado este empresario, contrario a la idea de limitar precios: Yo creo que aquí está la libertad de cada uno de sacar conclusiones y poner el precio que quiere cada uno a su propiedad".
Un crisol de luchas con un denominador común
Impulsada por el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid (Inquilinato), la marcha ha contado con el respaldo de 39 organizaciones, entre las que se encuentra la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), los sindicatos CCOO y UGT; plataformas como la de afectados por la Línea 7B de Metro, Afectadas por la Vivienda Pública y Social (PAVPS) y Afectadas por la Hipoteca (PAH); o las organizaciones Greenpeace y Ecologistas en Acción, entre muchos otros colectivos. Además, han mostrado su apoyo los partidos políticos Podemos, Izquierda Unida, Más Madrid y Sumar.
Con el problema de acceso a la vivienda como denominador común, las distintas sensibilidades representadas en la marcha se han puesto de acuerdo para cargar tintas contra todas las fuerzas políticas implicadas, incluido un Gobierno que, pese a abanderar la avanzadilla progresista, se ha mostrado incapaz de proponer soluciones efectivas para una crisis habitacional sin precedentes.
En esta línea, la portavoz del Sindicato de Inquilinas, Valeria Rapu, ha asegurado que a caseros, patronal y Gobierno se les ha acabado el tiempo, ya que "no hay policías, juzgados ni matones" suficientes para parar la protesta y desahuciarlos cuando dejen de pagar los alquileres.
La izquierda madrileña se apunta el tanto
Además de las decenas de colectivos sociales involucrados, los partidos de la izquierda madrileña también han querido apuntarse el tanto con su presencia en la marcha - pese que algunos, como es el caso de PSOE y Sumar, forman parten del Gobierno criticado por los asistentes por su inacción en esta materia-, y mandar un mensaje común exigiendo a los gobiernos de Isabel Díaz Ayuso y de José Luis Martínez-Almeida que no miren "para otro lado", dejen de favorecer la especulación y acepten poner en marcha la ley de vivienda, que se ha convertido en una "emergencia" agravada por su inacción ante los fondos buitre o los pisos turísticos ilegales.
Tamién ha estado presente la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, quien ha acusado "al bipartidismo, durante décadas, de PP y PSOE", por permitir que la vivienda sea un bien "para especular, para invertir y sacar rentabilidad", cuando en realidad las casas son "para vivir". "Necesitamos que en España se prohíba de una vez por todas que los fondos buitre y los grandes rentistas puedan comprar vivienda", ha subrayado.
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