Política monetaria
El BCE acelera los recortes de tipos ante la debilidad económica y los baja al 3,25%
Lagarde admite que la inflación y la economía se están debilitando más rápido de lo previsto, pero evita comprometerse a un ritmo de rebaja del precio del dinero
El Banco Central Europeo (BCE) acelera la desescalada de la política monetaria. Como se esperaba, su consejo de gobierno ha aprobado este jueves el tercer recorte de 0,25 puntos porcentuales de los tipos de interés oficiales de la zona euro en lo que va de año y, más significativamente, el segundo consecutivo. Hasta hace unas semanas, el mercado esperaba que la bajada se produjera en diciembre, pero la decisión se ha adelantado debido a la aceleración del proceso desinflacionista y a la debilidad de la economía. Así, el tipo de referencia (el interés con que el BCE remunera el dinero que guarda a los bancos, el que más afecta en el coste de créditos y depósitos) se reduce al 3,25%, el nivel de mayo del año pasado.
La presidenta de la institución, Christine Lagarde, ha argumentado la decisión en que, por una parte, los últimos datos sobre la inflación han sido más bajos de lo previsto, lo que ha aumentado la "confianza" del BCE en que el IPC de la zona euro bajará a su objetivo (2% sostenible a medio plazo). Al mismo tiempo, ha admitido que la información sobre la actividad económica también está siendo "más débil de la esperada" por el banco central. Aunque el BCE sigue descartando que la unión monetaria entre en recesión con la información que tiene ahora mismo disponible, ese menor crecimiento acelera el proceso desinflacionista, lo que le da margen para rebajar los tipos más rápido de lo previsto inicialmente.
De hecho, el organismo ha pasado en apenas cinco semanas de esperar que la inflación baje a su objetivo en la "segunda mitad" de 2025 a considerar posible que se adelante ese pronóstico y prever ahora que lo haga "durante el próximo año". La situación, así, está evolucionando muy rápidamente. Lagarde, de hecho, abrió la puerta hace un par de semanas a una bajada de tipos en su reunión de este jueves, una posibilidad que se consideraba remota apenas tres semanas antes, cuando se produjo la anterior reunión del consejo de gobierno a mediados de septiembre.
Debilidad general
La inflación de la zona euro, así, se moderó al 1,7% en septiembre, cinco décimas por debajo del 2,2% de agosto, mes en el que a su vez había descendido otras cuatro décimas respecto al 2,6% de julio. Además, se trata del dato más bajo desde abril de 2021, justo antes de que en el verano de aquel año comenzase la espiral inflacionista que llevó el IPC del euro a marcar un máximo del 10,6% en octubre de 2022 y al banco central a disparar los tipos oficiales del -0,5% al 4% entre julio de 2022 y septiembre de 2023.
El BCE, en este sentido, ha vuelto a insistir en que la inflación en el cuarto trimestre subirá temporalmente debido al efecto estadístico que supone que la energía comenzase ya a abaratarse en los últimos tres meses del año pasado, con lo que la comparación interanual será menos favorable. Pero lo importante, ha reiterado Lagarde, es que la tendencia general de las distintas formas de medir el IPC es a la baja.
La economía de la zona euro, paralelamente, da crecientes síntomas de debilidad. El PIB de la unión monetaria creció apenas el 0,2% en el segundo trimestre, una décima menos respecto a los tres primeros meses del año y también una décima menos de lo estimado inicialmente. Y lo más relevante, Alemania, su principal economía, prevé cerrar este año con una contracción del 0,2%, después de haber caído el 0,3% el año pasado, con lo que acumulará dos años seguidos de recesión por primera vez en 20 años.
Pendientes de los datos
La duda entre inversores y analistas, por tanto, no era este jueves si el BCE iba a recortar los tipos, sino qué hará en los próximos meses y trimestres. Lagarde no ha dado demasiadas pistas al respecto. Así, se ha ceñido al mensaje de que el consejo de gobierno irá decidiendo reunión a reunión en función de los datos que vaya recibiendo, así como ha insistido en que no hay ningún compromiso de bajar los tipos a ningún ritmo o hasta un punto concreto. También ha apuntado que solo ha estado sobre la mesa un recorte de 0,25 puntos, no mayor, así como que ha sido aprobado por unanimidad, con lo que ha tratado de espantar los fantasmas de división en el consejo de gobierno.
En cualquier caso, la idea predominante hoy por hoy en el mercado es que el banco central irá aprobando recortes hasta llevar los tipos al entorno del 2% a mediados del año que viene, que es cuando ahora parece prever que la inflación baje a su objetivo del 2%. Sin embargo, algunas voces estiman que se verá obligado a acelerar ese ritmo de rebajas ante la debilidad de la economía. Frente a ello, hay factores que podrían obligarle a ir más lento, como el impacto que podrían tener en los precios energéticos el conflicto de Oriente Próximo o las medidas de estímulo de la actividad de China, o una nueva guerra arancelaria mundial si Donald Trump gana las elecciones estadounidenses. De ahí que el BCE evite comprometerse con un ritmo concreto de bajadas de tipos, más allá de apuntar a que lo normal es que los siga recortando.
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