TRANSPORTE FERROVIARIO

Del 'Fevemocho' a las obras de Chamartín: cronología del caos ferroviario en España

Renfe ha cambiado de presidente en dos ocasiones en año y medio debido a los continuos retrasos e incidencias que acumulan sus líneas de alta velocidad y cercanías

El ministro de Transportes, Óscar Puente, junto a dos trenes de Renfe.

El ministro de Transportes, Óscar Puente, junto a dos trenes de Renfe. / NACHO GARCÍA

No solo la (hasta ahora) codiciada puntualidad de Renfe se ha ido al traste, sino que las incidencias se han ido acumulando desde hace año y medio en todas sus líneas, sin distinción entre la alta velocidad, los trenes regionales o los de cercanías. El operador ferroviario achaca sus problemas a los nuevos trenes Avril S106, entregados el pasado mes de mayo para las conexiones entre Madrid con Galicia y Asturias, y a las obras que están teniendo lugar tanto en la estación de Madrid-Chamartín-Clara Campoamor como en Madrid. Sin embargo, es necesario echar la vista un poco más atrás, hasta febrero de 2023, para vislumbrar el inicio del caos ferroviario que vive el país.

Hasta el conocido como 'Fevemocho', las incidencias no estaban a la orden del día salvo casos puntuales. A comienzos del año 2023 salió a la luz que las medidas de los 31 trenes pedidos por el Ministerio de Transportes destinadas a las redes de ancho métrico de Asturias y Cantabria eran incompatibles con los túneles. La guipuzcoana CAF, empresa adjudicataria de la fabricación de las unidades, fue quien avisó a Renfe en marzo de 2021, mientras que el ministerio señaló que los errores fueron detectados en la fase de diseño.

El escándalo se cobró al entonces presidente de Renfe, Isaías Táboas, y a la secretaria de Estado de Transportes y expresidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, después de la investigación iniciada por el ministerio para dilucidar responsabilidades. Serían Raül Blanco y Marisa Domínguez quienes sustituyesen a los anteriores en sus cargos. Dichas pesquisas también incluyeron los ceses de dos cargos intermedios, el jefe de Inspección y Tecnología de Vía de Adif y el responsable de Gestión de Material de Renfe. A cambio, la entonces ministra de Transportes, Raquel Sánchez, anunció la gratuidad de los servicios de Cercanías hasta 2026 en Cantabria y en Asturias, fecha prevista para la recepción de los nuevos convoyes.

Verano ferroviario

El siguiente frente de Renfe llegó a comienzos del 2024. El encargo de los trenes Avril, adjudicados entre 2016 y 2017 por 1.490 millones de euros a Talgo, tenían una primera fecha de entrega en enero de 2021. Debido a diversas modificaciones solicitadas por el operador público, el compromiso de Talgo situó el plazo límite en julio de 2022. A partir de entonces, los retrasos comenzaron a acumularse, y con ellos, la llegada de la alta velocidad al norte del país. Renfe reclamó 116 millones de euros al fabricante de trenes en julio por el retraso en la entrega del pedido, pero su pelea con Talgo no acabaría aquí.

La esperada inauguración de los primeros trenes Avril el pasado mayo de este año se saldaron con dos horas de retraso entre Madrid y Galicia y otros 20 minutos entre la capital y Asturias. En el primer caso, además, el convoy se detuvo en el tramo entre Santiago y Ourense sin luz y tuvo que ser remolcado hasta este segundo destino. Sin embargo, los retrasos no se solucionaron y se han convertido en norma, tanto en la hora de salida como en la de llegada. El propio ministro de Transportes, Óscar Puente, especificó en el Congreso de los Diputados a finales de agosto que la puntualidad de los 22 trenes Avril cayó por debajo de los 50% en la primera semana de agosto. Renfe solicitó en numerosas ocasiones una solución inmediata a estos problemas, y como parte de sus exigencias, ha pedido una compensación económica por daños y perjuicios que se sumarían a los 116 millones.

Las incidencias se acumularon en el peor momento para el transporte ferroviario: en agosto, cuando las estaciones se llenan de personas que inician o vuelven de sus vacaciones de verano. Una avería mecánica obstaculizó el paso de un tren en el túnel de Chamartín durante noventa minutos y provocó que los pasajeros, atrapados sin luz ni aire acondicionado con las temperaturas madrileñas de la época, rompieran las ventanillas. Al encontrarse en un tramo de vía única en un túnel, el incidente provocó retrasos de hasta dos horas en diez trenes de Renfe y una aglomeración de viajeros en el vestíbulo de la estación de Chamartín, que, al estar en obras, tiene aún menos espacio del necesario para acoger a los pasajeros. Pocos días más tarde de este suceso, Puente subrayó en la Comisión de Transportes del Senado que "el tren vive en España el mejor momento de su historia".

Acumulación de incidencias

Entre descarrilamientos y averías en las infraestructuras ferroviarias, coger un tren entre Madrid y cualquier destino del Levante se ha convertido en una aventura. La explicación que ofrecen tanto Adif como Renfe es que la liberalización en el sector de pasajeros y la llegada de iryo y Ouigo a España ha provocado que por las mismas vías circulen el triple de trenes. Esto se traduce en que cualquier mínimo retraso provoca el colapso de las infraestructuras. Algo similar ocurre en el servicio de Cercanías de la Comunidad de Madrid, donde la puntualidad es la excepción y los retrasos de 25 minutos en todas las líneas son la norma. La última incidencia tuvo lugar el pasado 11 de octubre, cuando la avería de un tren en el túnel de Sol afectó a las líneas C-3 (Aranjuez-Chamartín) y C-4 (Parla-Alcobendas/San Sebastián de los Reyes o Colmenar Viejo).

Puente tomó la decisión a mediados del mes de septiembre de cesar a Ángel Contreras como presidente de Adif y Adif Alta Velocidad tan solo nueve meses después de haber sido nombrado. En su lugar, el Consejo de Ministros ratificó a Pedro Marco en este cargo. Pero los problemas no han cesado. Los dos últimos tuvieron lugar durante este pasado fin de semana en varias líneas de Cercanías madrileñas y en la línea que une la capital con la Comunidad Valenciana y Murcia. El pasado sábado por la tarde se unió un descarrilamiento de un tren sin pasajeros en el túnel de alta velocidad que une las estaciones de Atocha y Chamartín en Madrid, y pocas horas más tarde, la circulación de trenes en la estación de Atocha quedaba totalmente interrumpida por la presencia de una persona no autorizada en la zona de pasarelas. Aunque la circulación se ha recuperado a primera hora de este lunes, unas 13.700 personas han sido afectadas por cancelaciones y modificaciones de sus trenes.