XXVII Congreso

El Gobierno y la empresa familiar sellan la paz tras años de tensión

El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, promete una rebaja fiscal si llega al Ejecutivo

Ignacio Rivera, presidente del Insituto de la Empresa Familiar (IEF)

Sara Ledo

El Gobierno y los empresarios familiares firman la paz después de años de tensión. Esa es la sensación imperante en el XXVII Congreso del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), que este lunes y martes se celebra en Santander, a pesar de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha vuelto a faltar por sexto año consecutivo a la cita anual con la organización que reúne a más de un centenar de empresas de parientes, entre las que se incluyen Mercadona, Santander, Puig, Acciona o Barceló. La buena sintonía se ha escenificado con la intervención del ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, que ha tendido la mano a los empresarios, y la respuesta de estos, que le han agradecido al ministro su “acercamiento”.

"Queremos trabajar con ustedes y colaborar con ustedes porque son imprescindibles para los retos y las oportunidades que tenemos”, reconoció el ministro a los cerca de 650 asistentes, incluidos representantes institucionales, líderes empresariales y expertos. La réplica, del presidente de la asociación de parientes, el primer mandatario de la compañía cervecera propietaria de Estrella Galicia (Hijos de Rivera), Ignacio Rivera, fue inmediata: "A veces, como empresarios, nos sentimos frustrados. Ver este reconocimiento y cariño y este acercamiento es lo que pretendemos. Y es un honor para mí", dijo Rivera en su primer congreso como presidente del Instituto, cargo que ostenta desde mayo.

Precisamente fue en ese momento de cambio directivo cuando se produjo el giro de guión en la relación entre el Gobierno y la empresa familiar, con la asistencia del dirigente socialista a la Asamblea del Instituto, que se celebra, también con carácter anual, en Madrid, y que coincide en el tiempo con el inicio del mandato de Rivera. Fuentes de la asociación reconocían días después de esa fecha la aproximación de Sánchez con los empresarios, que quedó plasmada tanto en su discurso, en el que pidió la colaboración público-privada como manera para defender democracia, como en el hecho de que el presidente del Gobierno decidiese quedarse al cóctel posterior con los empresarios durante más de una hora.

Y esa sigue siendo la tónica hasta ahora, a pesar de que Rivera no se ha vuelto a ver con Sánchez desde entonces, según sostienen fuentes del Instituto de la Empresa Familiar. También hacen esa lectura algunos de los empresarios más conocidos reunidos en el Palacio de Exposiciones y Congresos de la ciudad cántabra, que añaden que en España se ha producido una “disociación” entre la política y la economía, al más puro estilo italiano, donde durante años la política tomó un camino muy polarizado y la evolución económica siguió su curso de forma independiente.

Rebaja fiscal del PP

Por otra parte, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se refirió a la polarización de la sociedad en España durante su discurso, pero no para comprometerse a reducir la bronca, sino para erigirse como uno más en su “hartazgo” por los enfrentamientos entre “unas ideologías contra otras, propietarios contra inquilinos, jóvenes contra mayores, enfrentamientos entre territorios y, por supuesto, empresarios contra trabajadores”. “Vengo a romper una parte del muro que, en mi opinión, compromete nuestro futuro”, afirmó.

A pesar de que había advertido de que no tenía intención de "regalarle los oídos a los representantes de la empresa familiar", el líder de la oposición aprovechó la ausencia de Sánchez para afirmar que él participará en la cita anual de las empresas familiares “siempre” que le inviten “salvo causa de fuerza mayor” –y así lo ha hecho desde que accedió al cargo como mandatario popular en 2022--, así como para anunciar una rebaja fiscal si recibe "el encargo de los españoles de gobernar y la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados". Pero fue cuando afirmó que no concibe "que la política económica se reduzca a que el gobernante ordena y la empresa paga. Faltan empresas y sobran muchos ministros", cuando arrancó el aplauso de buena parte del auditorio santanderino.

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Buen momento económico

Y pese a la bronca política, los empresarios se han mostrado optimistas sobre la situación económica o, al menos, más que hace un año con una valoración de 5,55 puntos en una escala de 0 a 9. Son 0,53 puntos más que el año pasado, pero todavía lejos del techo que tocaron en 2017, cuando la valoraron con una puntuación de 6,22. Además, seis de cada diez creen que habrá un “moderado aumento de la actividad económica con una limitada creación neta de empleo” en el corto y medio plazo, después de dos años de pesimismo en los que apostaban que el crecimiento sería "frágil y sin creación neta de empleo”.

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