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Donald Trump ha vuelto

Crisis energética, inflación, estabilidad laboral, deuda pública, seguridad mundial y transición climática son algunos de los factores a tener en cuenta en el retorno del líder republicano a la Casa Blanca

Archivo - Imagen de archivo del expresidente de EEUU Donald Trump

Archivo - Imagen de archivo del expresidente de EEUU Donald Trump / Chris Jackson/PA Wire/dpa - Archivo

Donald Trump ha sido de los pocos presidentes de la historia en no ser reelegido y ahora vuelve a hacer historia tras ganar de nuevo las elecciones. La economía tiene la tasa de paro por debajo del 5% y sigue creando empleo, por lo que el ciclo económico no ayuda a explicar la intensa derrota demócrata. La crisis energética de 2022 y la inflación sí ayuda a explicar la debacle demócrata, ya que la renta media real de los hogares americanos, aunque mejoró en 2023 y 2024, sigue siendo similar a la de 2019 antes de la pandemia.

En la mayoría de estados bisagra del cinturón industrial ha vuelto a ganar Trump y eso va a condicionar mucho sus políticas. Además, ha mejorado mucho en voto latino, lo cual intensificará sus políticas migratorias siendo México y Centro América los más perjudicados. El voto obrero tenía un trabajo estable y bien pagado y ahora en el sector servicios tienen más volatilidad de ingresos y eso seguramente ha influido en aquellos que han votado a Trump buscando protección. El escenario más probable es que se la dé. La crisis industrial en Europa está comenzando, sobre todo en Alemania, y es muy posible que este mismo fenómeno acabe replicándose aquí.

Donald Trump aplicó fuertes aranceles a los productos importados de China en 2017 y las importaciones desde el gigante asiático son similares pero en términos de Producto Interior Bruto (PIB) han caído un 35%. Pero la economía está en pleno empleo y mantiene ahora un déficit exterior superior al de 2016. Toda esa desviación de comercio ha beneficiado significativamente a México y a Europa. Por lo tanto, para proteger a sus obreros, Trump impondrá aranceles a los productos europeos y seguramente no será sólo a las aceitunas negras y el aceite de oliva español como sucedió en su anterior mandato.

China sigue digiriendo sus excesos inmobiliarios y de deuda y su demanda interna está débil por lo que buscará exportar a Europa lo que no pueden vender en Estados Unidos (EEUU), y Europa tendrá que tomar posición. Pero como acabamos de comprobar en los aranceles impuestos por la Comisión Europea a China, los lobbies alemanes han intentado evitarlas, Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, ha amenazado con vetarlas y Pedro Sánchez, en su reciente viaje a China, las criticó.

Cambio de voto

En España varias ciudades viven de su fábrica de automóvil y si ven amenazado su empleo pueden decidir cambiar su voto ahora socialista principalmente a otras opciones más populistas. Como nos ha enseñado el economista Dani Rodrik el proteccionismo es negativo para el conjunto de la sociedad ya que pagaremos precios más altos por los bienes pero a los trabajadores afectados les mejora significativamente el nivel de vida y ese es el caldo de cultivo de la extrema derecha, especialmente en Alemania, donde los obreros despedidos van a buscar protección.

Pero sin duda el mayor riesgo económico de Donald Trump es su populismo fiscal. Cuando él llegó a la Casa Blanca en 2016 la deuda pública era del 106% del PIB, cuando se fue en 2020 en plena pandemia fue del 131% y ahora sigue próximo al 120%, 15 puntos más que en 2016. El peligro es el déficit, que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) este año será del 7% del PIB con una economía en pleno empleo. Eso implica que el déficit es estructural y para reducirlo habrá que tomar medidas de subidas de impuestos y/o bajada de gastos. El FMI estima que al final de esta década el déficit estaría próximo al 130% del PIB pero Trump ha prometido bajar los impuestos y subir el gasto y eso aumentaría la deuda pública poniendo en riesgo la estabilidad del dólar.

Otra amenaza del nuevo presidente de Estados Unidos es reducir la independencia de la Reserva Federal (Fed) que ha sido la garante del dólar y de la estabilidad financiera gestionando magistralmente la crisis de inflación de 2022, retornando a la economía a la estabilidad de precios sin destruir empleo y sin provocar una recesión.

Financiar deuda

De momento, esa credibilidad de la Reserva Federal permite financiar la elevada deuda pública a tipos de interés bajos y sin pagar primas de riesgo. Pero la crisis fiscal obliga a la Fed a mantener tipos por encima de los de Alemania, que tiene la mitad de deuda pública que EEUU y eso mantiene el dólar sobrevalorado y perjudica al obrero industrial ya que merma la competitividad de la economía.

Otro tema que cambiará radicalmente es su relación con Naciones Unidas y eso afectará negativamente a la seguridad mundial y la transición climática. EEUU ha instalado en 2023 más placas fotovoltaicas que Europa y ha vendido más coches eléctricos que nosotros. Texas, un estado petrolero y republicano, lidera la transición a las renovables y lo hacen porque el coste de producir electricidad con fotovoltaica tiene un menor precio que el petróleo o el gas e incluso que la nuclear. Por lo tanto, la transición energética continuará aunque Trump apoyará mantener el petróleo para satisfacer a los lobbies petroleros que le han donado cantidades inmorales de dinero para su campaña.

Lo que ayuda a explicar también el retorno de Donald Trump es que buena parte del electorado estadounidense es ahora intolerante a la política del relato y lo políticamente correcto que representaba Kamala Harris. Los demócratas y la izquierda europea deberían volver a sus principios de empleo y salarios dignos para reconectar con su electorado y eso puede y debe ser compatible con respetar los límites planetarios. 

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