CATÁSTROFE EN VALENCIA

Impacto en la economía valenciana: un pozo casi insondable de destrucción

Los empresarios se muestran pesimistas porque, un mes después de la dana, observan que la recuperación va demasiado lenta y temen por el futuro de muchas mercantiles que tal vez no lleguen a tiempo de sobrevivir

Panorama desolador en el polígono de Sedaví / / Miguel Angel Montesinos

Jordi Cuenca

Un mes. Una eternidad para los afectados y un suspiro para calibrar la magnitud de la destruccionComo viajera del último vagón de un tren cuya locomotora ha chocado frontalmente contra otro convoy, la economia valenciana ya conoce la magnitud de la tragedia. Obviamente, no ha salido ilesa. Todo lo contrario. Cuando en los primeros días se buscaban desaparecidos y miles de voluntarios acudían en socorro de los afectados, nadie en su sano juicio se atrevía a poner cifras. Se sabía del destrozo enorme en casas y comercios, en carreteras, vías de tren y puentes, del colapso en decenas de polígonos industriales, de los campos anegados... en fin. Pero por aquellos días muchos empresarios ni siquiera habían podido llegar a las sedes de sus mercantiles para ver cómo estaban. Ahora empieza a atisbarse la magnitud de los daños, pero son cifras muy preliminares, como apunta Ricardo Miralles, responsable de Estudios de la Confederación Emprearial de la Comunitat Valenciana (CEV), que, en una primera valoración que solo se refiere al tejido empresarial, habla de 9.365 millones en pérdidas. No cuenta a la construcción ni al transporte, así que los datos de la Cámara de Comercio de Valencia vienen a ser muy similares al incluir a ambos sectores: 13.314 millones. Una enormidad, sobre todo si tenemos en cuenta que en aquella fatídica jornada se desvaneció al menos el equivalente al 10% de la riqueza de la Comunitat Valenciana, cuyo PIB está en 126.000 millones.

Cálculos

El director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, recuerda la estimación de Cámara Valencia pero añade que "hay que sumar otros daños en infraestructuras como carreteras, puentes, infraestructuras hidráulicas, ferroviarias, instalaciones educativas, instalaciones deportivas, etc. Dicho esto, esta es la pérdida de capital que hay que reponer para dejar como estaba la capacidad productiva. Pero las inversiones que se van a acometer y el gasto corriente suponen un shock positivo de demanda que reactiva la recuperación, de forma que el impacto neto total sobre del crecimiento se amortigua y mucho. Por tanto, es muy importante distinguir entre el impacto negativo en el capital que hay que reponer (y es un coste enorme) del impacto sobre el crecimiento del PIB, que es menor por el impacto total que va a tener el gasto a realizar".

En aquella fatídica jornada se desvaneció al menos el 10% de la riqueza de la Comunitat Valenciana

¿Que ha pasado? Construyamos una imagen y hagamos abstracción de las casuísticas individuales y también de un dato aterrador: 100.000 vecinos de la zona cero cobraban el Ingreso Mínimo Vital o la pensión no contributiva antes del 29 de octubre. O sea, ya eran pobres cuando llegó la dana. Un coche. Quien lo perdió y tenía póliza, cobrará del seguro una indemnizacion, pero solo por el valor de mercado del vehículo en el momento del desastre. Digamos, siendo muy generosos, 3.000 euros. La pérdida patrimonial es considerable, sobre todo porque obliga a realizar una inversión importante. El coche nuevo más barato está en torno a los 14.000 euros. Quien pueda, vía ahorros o financiación bancaria, y lo necesite se comprará otro vehículo, pero en la mayoría de los casos tendrá que recortar gastos en otras partidas del presupuesto familiar, como en viajes o en cenas fuera de casa, con lo que perjudicará sin quererlo a sectores intensivos en consumo. Todo mal, sin embargo, tiene su contrapartida buena. Y es que la destrucción de 120.000 vehículos con la dana va a reactivar de manera considerable al alicaído sector del automóvil e incluso puede convertirse en un acicate para impulsar el coche eléctrico, que no termina de despegar. El ejemplo vale para una casa, un comercio o una empresa. La renovación tras un desastre provoca pérdidas, pero también oportunidades de negocio, si hay dinero para invertir.

Cada día que pasa lo veo peor. Va a ser una recuperación muy lenta

José Vicente Morata

— — Presidente de la Cámara de Comercio de Valencia

Pero para llegar a ese escenario en el que las economías de escala hagan su efecto y se note el empuje de la reconstrucción es necesario que las ayudas lleguen a las empresas para evitar una mayor destrucción en el tejido productivo. La percepción de los dirigentes empresariales es, sin embargo, pesimista. Lo dice el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata, que coincide con el directivo de la patronal Ricardo Miralles: "Cada día que pasa lo veo peor. Va a ser una recuperación muy lenta en vista de cómo está la situación" de tantos y tantos empresarios y autónomos que han sufrido la devastación. Morata incide en la necesidad de las ayudas públicas "por el tamaño pequeño de muchas empresas y la edad de los empresarios, que les imposibilita a endeudarse. Muchos, sin dinero, no van a poder seguir". Y reclama extremar la celeridad en su adjudicación.

Más daños

Maudos va en la misma línea: "Si caen empresas es porque la ayuda o llega tarde o es insuficiente y eso no nos lo podemos permitir. Por eso es tan importante que la liquidez llegue de forma urgente a empresas, autónomos y familias. Si la inactividad se prolonga en el tiempo, las empresas pueden perder sus clientes y «morir» a medio plazo. No creo que cambie el tejido productivo, pero hay que restaurar el que había el día 28 de octubre".

Maudos imagina que la economía valenciana podrá estar en un año como estaba el 29 de octubre "si no se escatima en recursos y llegan pronto"

El jefe de Estudios de la CEV cree que "los efectos serán superiores a las estimaciones" y que el impacto "ha sido enorme" pero aún no se atisba en su totalidad, porque las empresas se dedican en estos momentos a limpiar y luego tomarán las decisiones de futuro". Las firmas que tengan que reponer maquinaria y vehículos pesados "tardarán más en funcionar que un pequeño negocio y lo que es sustancial es que, cuando lo hagan, estén terminadas todas las infraestructuras, desde carreteras a canalizaciones para que la actividad, tan parada en las zonas más afectadas en la actualidad, vuelva con fuerza".

Ricardo Miralles (CEV) asegura que la reconstrucción abre una ventana de oportunidad

El tiempo pasará y los esfuerzos colectivos e individuales tendrán su efecto. Pero, ¿cómo será la economía valenciana dentro de un año? Joaquín Maudos la imagina "como estaba el día 28 de octubre si no se escatima en recursos y si estos llegan pronto. Estamos viendo una rápida reconstrucción de las infraestructuras (no hay más que ver el caso de las carreteras, el AVE o en breve, espero ,el metro), pero se ve mucho más lento en las empresas y en los parques industriales. Insisto en la importancia/necesidad de que las ayudas cubran los costes y que lleguen de forma urgente. La experiencia en otras catástrofes es que las ayudas cubren un reducido porcentaje de los costes y que llegan tarde. Hay que aprender de los errores y ser conscientes de que el caso valenciano es especial por la magnitud de la tragedia, y por la dimensión económica del área afectada. Se ha destruido una parte muy importante de la capacidad productiva, a diferencia de lo que ocurrió con la pandemia".

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Miralles no se atreve a hacer un pronóstico, porque "no sé cuántas empresas habrán decidido invertir otra vez, pero no será el mismo escenario que el que había el 28 de octubre". No obstante, el directivo de la CEV asegura que la reconstrucción "abre una ventana de oportunidad. Las empresas que cuenten con apoyo público y vuelvan a invertir en buenas maquinarias tendrán más productividad".

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