PERFIL
El emprendedor Marcos Martín, el fichaje de Juan Roig que aspira a predecir los pedidos de los bares
El joven de 24 años ha fundado junto a su socio Christian Bolufer PideFácil, un proyecto que ha llamado la atención de los responsables de Lanzadera, aceleradora de empresas del dueño de Mercadona
La trayectoria de Marcos Martín es, cuanto menos, peculiar. Tras dejar la ESO porque lo que aprendía no le llenaba -"no me interesaba", según sus propias palabras-, decidió apuntarse a un curso de FP básica de informática, un área que siempre le había gustado, como es natural para quien ha crecido en plena era de Youtube y las redes sociales. El gusanillo le picó hasta tal punto que no solo acabó esta formación, sino que regresó en bachillerato, se apuntó luego a dos ciclos de FP superior sobre desarrollo de aplicaciones y, cuando ya estaba trabajando en una consultoría de software, realizó la carrera de Ingeniería Informática a distancia a través de la UNED "porque tenía tiempo libre por la tarde" y admite que no le gusta estar "sin hacer nada".
Con semejante hiperactividad no es de extrañar que, con solo 24 años, ya haya fundado junto a su socio Christian Bolufer su propia empresa, PideFácil, un proyecto que ha llamado la atención de los responsables de Lanzadera -la aceleradora de empresas de Juan Roig-, que la incorporaron este pasado septiembre a sus programas con el objetivo de impulsar su desarrollo. Se trata de una aplicación destinada a proveedores del sector de la hostelería, que permite canalizar y tramitar de manera sencilla los pedidos de suministros que realizan bares y restaurantes, simplificando todo el proceso. Una idea que, como suele pasar, llegó casi por casualidad, aunque Martín reconoce que siempre tuvo en mente crear su propio negocio.
Boca a boca
El joven de Finestrat (Alicante) conoció a su socio durante un examen en la universidad y pronto empezaron a colaborar. Fue entonces cuando un empresario al que conocía Bolufer le comentó el problema que tenía con los pedidos que le realizaban los locales de hostelería, que le llegaban por teléfono, correo electrónico y hasta WhatsApp, con el consiguiente lío a la hora de ordenarlos y atenderlos correctamente. Le hicieron un pequeño programa a medida, que permitía realizar los pedidos a través de una aplicación y pensaron que la cosa quedaría ahí.
Sin embargo, el boca a boca empezó a correr -los propios restaurantes les decían a sus proveedores que utilizaran el nuevo sistema- y pronto les llamaron de otras empresas de la zona, que querían la misma aplicación. Fue entonces cuando vieron la oportunidad que se les presentaba y decidieron lanzarse a por todas. El problema llegó cuando tuvieron que gestionar su propia empresa. "Nosotros somos buenos programando, pero no sabíamos nada de todo lo demás que comporta un negocio", explica el emprendedor, que reconoce que lo más duro es la faceta de comercial, "las llamadas en frío para captar clientes". Quizá eso es lo que más echa de menos, más apoyo para que los nuevos empresarios aprendan los conocimientos necesarios, y por eso también decidieron presentar la solicitud para la aceleradora impulsada por el presidente de Mercadona.
Salirse de la norma
El joven emprendedor (24 años) admite que no es lo más habitual que chicos y chicas aspiren a tener su propio negocio, sobre todo a edades tan tempranas. Muchos de sus compañeros de bachillerato tenían como objetivo principal ser profesores, que consideraban un trabajo seguro, aunque también señala que entre los alumnos de FP sí hay "más interés" por el mundo empresarial. En su caso, reconoce que la especialidad de informática facilita mucho las cosas en este terreno. "Te da mucha libertad para hacer lo que quieras", asegura. Sobre todo porque, a diferencia de otro tipo de negocios del mundo físico, los costes de crear un aplicación son mucho más reducidos.
Inteligencia artificial
Tras su llegada a Lanzadera, consiguieron multiplicar su cifra de usuarios -ya cuentan con más de 700-, pero la DANA les ha complicado los planes para crecer en la zona de Valencia. Por eso han decidido cambiar el foco y empezar a trabajar el mercado de la provincia de Toledo, donde se ubican también muchos de los proveedores de hostelería que atienden al sector de la restauración en Madrid.
Al mismo tiempo siguen trabajando en el desarrollo de la aplicación, con la integración de inteligencia artificial. Su objetivo es conseguir que los proveedores puedan llegar a predecir las necesidades de sus clientes y realizar sugerencias de pedidos. Para ello no solo deben volcar los historiales de cada uno de ellos, también factores como el tiempo -si llueve hay menos consumo en las terrazas de los locales-, en qué fase de la temporada turística se está o si hay partido de fútbol ese día, lo que también influye enormemente en el consumo en estos establecimientos.
En definitiva, lo que ya hacen por sus propios medios muchas grandes compañías en otros sectores, como el de la distribución y la moda, para evitar roturas de estoc, pero que las pequeñas y medianas firmas no pueden permitirse porque no disponen de la tecnología necesaria. La fe en el proyecto ha llevado a Martín a dejar su antiguo empleo, dispuesto a aprender todo lo posible de la experiencia.
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