Entrevista

A las puertas de una nueva (y peor) crisis

Hablamos con el economista granadino Juan Torres, catedrático de la Universidad de Sevilla, quien nos presenta su nuevo libro ‘Más difícil todavía’, de la editorial Deusto

Ezequiel García ezegarcia85 /
30 abr 2023 / 13:08 h - Actualizado: 30 abr 2023 / 13:13 h.
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  • Juan Torres, catedrático de la Universidad de Sevilla.
    Juan Torres, catedrático de la Universidad de Sevilla.

Estamos en las vísperas del 1º de mayo, marcado en rojo por miles de millones de trabajadores en todo el mundo. La economía internacional va encadenando una crisis económica con la siguiente. Cuando aún no habíamos salido del traumático shock de la pandemia de la Covid-19, la crisis desatada por la guerra de Ucrania ha venido a lastrar aún más la recuperación. La inestabilidad es cada vez más recurrente, y las transformaciones económicas se producen a un ritmo vertiginoso. Hemos llegado así a un tiempo de incertidumbre permanente y de riesgo continuo, con una economía mundial caracterizada por el desequilibrio y el vértigo.


Hoy hablamos con Juan Torres, (Granada, 1954) catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla y autor de numerosas publicaciones y libros científicos y de divulgación, algunos auténticos bestsellers. Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales desde 1981, durante toda su vida académica ha combinado la actividad docente e investigadora con la gestión de asuntos universitarios como director de departamento, vicedecano, decano de la Facultad de Derecho y vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la Universidad de Málaga. También ha ocupado el cargo de secretario general de Universidades e Investigación de la Junta de Andalucía.


Ahora publica Más difícil todavía, “una ventana abierta al pensamiento crítico y un remedio al análisis simplista y lineal que tan a menudo predomina en la discusión de los asuntos económicos”, tal como él afirma. Este libro pretende contribuir al conocimiento de los problemas que hoy día tiene la economía mundial “sin prejuicios ni falsas certezas para que sea posible darles soluciones efectivas”. Y, sobre todo, ofrecer a quienes no son economistas la oportunidad de saber “lo que está sucediendo realmente como la primera y mejor herramienta de la que hay que disponer para protegerse de la crisis que viene”.


-Comencemos con lo más básico. ¿Por qué esta crisis será la más difícil de superar?



Porque es el resultado de la combinación de más elementos y porque estos son, además, factores de riesgo cuyo peligro sistémico se agrava a medida que va pasando el tiempo sin que reciban el tratamiento adecuado. La fragilidad financiera, por ejemplo es cada vez mayor y explosiva más peligrosa porque se entremezcla cada vez más estrechamente con el conjunto de la economía.



Por otro lado, las autoridades económicas carecen de modelos que reflejen de verdad lo que está sucediendo en las economías, se equivocan una vez detrtás de otra. Como ocurrió al no anticipar la inflación o al darle un trtamiento de demanda cuando fundamentalmente es de oferta e incluso estructural. Actúan con sesos de conocimiento cada días más evidentes y con un servilismo innmoral respecto a los intereses de los grandes grupos de poder económico y financiero.

A las puertas de una nueva (y peor) crisis
Juan Torres.



-Esto de la inflación nos trae de cabeza a todos. ¿De quién o qué es la culpa?



La inflación es casi siempre un fenómeno que no está causado por una sola razón. Suele haber diversos factores que se entrelazan y, una vez que se desencadena, se refuerza por comportamientos oportunistas de los sujetos económicos. Normalmente y concretamente en esta ocasión, por el de las grandes empresas con poder de mercado.



La inflación actual es el resultado de la combinación de diferentes factores: bloqueos en la oferta como consecuencia del confinamiento, crisis de los sistemas de logística internacional, mercados energéticos oligopolistas, guerra de Ucrania, márgenes oportunistas de grandes empresas, exceso de demanda como consecuencia del gasto sostenido por los gobiernos, cambio climático, ineficiencias de la globalización, costes financieros... Siendo así, es un error de libro tratar de frenarla como si fuese provocada por un solo factor de demanda, con subidas de los tipos de interés.



-No obstante, en su libro señala a la subida de precios como el mayor problema. Suben precios pero no los salarios. ¿Qué horizonte dibuja?


En realidad, señalo que la inflación no es el principal problema ni el más grave de la economía internacional. Incluso señalo en el libro la posibilidad de que los precios frenasen su subida en los próximos meses.


Creo que el horizonte va a ser problemático pero no tanto por la inflación sino por la mala respuesta que se le ha dado y por las perturbaciones que llevan consigo los problemas estructurales a los que no se le vienen dando respuesta. La situación de los bancos en todo el mundo es explosiva, la globalización está creando demasiadas ineficiencias, la deuda crece de modo insostenible e igual ocurre con la desigualdad. Si a eso se añade el peligro letal del cambio climático tendremos la combinación que constituye la amenaza principal. Una combinación que no admite respuesta segmentadas ni tímidas sino complejas y radicales, en el sentido de ir a la raíz.



-La realidad de la alta inflación es poliédrica. Para un lector no ducho en economía, ¿Cómo lo resumiría?



Como he dicho antes, porque son muy diversos los factores que contribuyen a desencadernarla y también por otra razón. La inflación no tiene solamente causas (diversas y entremezcladas, como he dicho) sino además propósitos. LA inflación es una fuente de rentas y ganancias para muchos sujetos económicos (los que tienen poder de mercado) y también una excusa perfecta para aplicar políticas que frenan salarios y, por tanto, aumentan el beneficio y para retribuir en mayor medida a los propietarios de dinero y activos.


- ¿La brecha salarial puede generar colapso?



La pérdida continuada de masa salarial puede llegar a paralizar las economías, efectivamente, porque los salarios son la componente principal del consumo y si el consumo es insuficiente no hay ventas y las empresas se vienen abajo. Y, por eso, hace que la actividad en los sectores que producen bienes y servicios sean menos rentables, lo que incentiva que el capital vaya a la especulación financiera, la cual también es más volátil y generadora de crisis.



-Usted aboga por una apuesta por la inversión pública, pero también privada. Sin embargo, España parece ahuyentar a las grandes empresas (Ferrovial, por ejemplo). ¿Cómo casar esto?



Para poder decir que España ahuyenta a las grandes empresas tendría que ser que en España no las hubiera porque todas se hubieran ido o que eso solo ocurriera en España. Que yo sepa, las grandes empresas domiciliadas en Países Bajos u otros paraísos fiscales no son sólo españolas. Las hay de todas las nacionalidades. Y eso no es porque esos otros grandes países las ahuyenten sino porque se permite que haya paraísos fiscales.



-¿Está el sistema público español sobredimensionado? ¿Nos convertiremos en Grecia, donde un 50% de la población llegó a depender del Estado de forma indirecta?



Primero habría que señalar cómo se quiere medir la dimensión del sector público: ¿gasto público en relación con el PIB? ¿Inversión pública? ¿empleados públicos? ¿contratación pública?... Antes de la pandemia, España era el país número 15 de los 38 de la OCDE en gasto social sobre el PIB. En 2022, pasamos a ser el sexto pero no solo porque aumentara nuestro gasto sino porque bajó el de otros países. Y no creo que eso haya sido negativo. Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia o Italia tienen más gasto público en relación al PIB que España.


Yo creo, más bien, que está infradimensionado. No obstante, a mí me preocupa menos la cantidad que la calidad y ahí es donde creo que tenemos que mejorar.


-¿Qué es eso del capitalismo resiliente?



La resiliencia es la capacidad de hacer frente a situaciones traumáticas. El capitalismo ha dado pruebas de que lo es a lo largo de su historia. Otra cosa, como explico en el libro, es que la actual globalización no haya sido resiliente porque se ha centrado en el mínimo coste y no en garantizar las condiciones que permiten hacer frente al riesgo y la incertidumbre, a los shocks imprevistos, como fue la pandemia.



-¿Favorece o perjudica la política a la economía?



La economía es política. Ningún problema económico, absolutamente ninguno, se puede resolver sin decisiones políticas. No hay soluciones técnicas para ellos. Lógicamente, según cuáles sean las decisiones políticas que se tomen frente a los problemas económicos, la economía podrá ir mejor o peor para unos y o para otros. la política es consustancial a la economía, la mejora o la empeora según lo que se decida. Y nunca será mejor o peor para todos por igual.



-Por último, ¿qué soluciones daría usted si fuera Ministro de Economía de España?



Las soluciones a la economía no las da el ministro de Economía. Todo un gobierno, en cooperación con el conjunto de las instituciones públicas y los sujetos privados ponen las condiciones para que la economía funcione de un modo u otro. No se puede olvidar que, como he dicho, no hay una fórmula técnica que haga funcionar la economía sino que esta funciona en virtud de los objetivos que se quieran establecer y de cómo se quiera repartir el ingreso, la riqueza.



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