Agrotic o el reto de rentabilizar los procesos del campo con la tecnología

Asesores tecnológicos, agricultores y la Junta de Andaucía abordan el presente y el futuro

15 nov 2016 / 07:00 h - Actualizado: 15 nov 2016 / 07:00 h.
"Tecnología","Agricultura","Encuentros El Correo"
  • José Fernando Robles del Salto, Juan Carlos Jiménez, Ana Trujillo y Judit Anda, ayer durante la mesa redonda. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
    José Fernando Robles del Salto, Juan Carlos Jiménez, Ana Trujillo y Judit Anda, ayer durante la mesa redonda. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez

«El campo es pragmático y si algo funciona lo va a adoptar». Bajo esa premisa, las nuevas tecnologías tienen un largo recorrido en un sector altamente tradicional. El camino debe pasar por una mayor cooperación y bajar el valor de la tecnología al suelo. De ahí que la aplicación del big data no se haga de cualquier modo. «Las tecnologías tienen que ser una herramienta para que el cultivo sea más rentable, más sostenible y brille por su calidad», apuntó el director de IG4, Juan Carlos Jiménez, durante el último encuentro de El Correo de Andalucía, que abordó el presente y el futuro del Agrotic. La jornada que se celebró en el Hotel Colón contó con el patrocinio de Telefónica.

Pero, con una gran variedad de productos hortofrutícolas, ¿qué cultivos son los idóneos para aplicar estas nuevas tecnologías en Andalucía? Aquellos más dinámicos. Con nombre y apellidos, el olivar, los frutos rojos, frutas de hueso, viñedo, almendra... «No por ello podemos olvidarnos de cultivos más tradicionales, como los herbáceos, o de la ganadería extensiva», apuntó el responsable de Innovación y Proyectos de Asaja Sevilla, José Fernando Robles del Salto, ya que, como recalcó, «no hay que olvidar que el agricultor es un empresario», por lo que si somos capaces de trasladar al productor que estos sistemas implican una reducción de los fitosanitarios, mejora la utilización de semilla, y al fin y al cabo, permite ahorrar costes, «todos los cultivos son susceptibles de incorporar» estas tecnologías.

Hablar de big data o TICs en el sector agrario no se reduce a la aplicación de nuevas herramientas, sino también de servicios, de exprimir al máximo la información, incluso de saber e incorporar qué piensa el consumidor, para que los agricultores tomen la mejor decisión para su cultivo en tiempo real. Para ello, la consejera técnica de la Viceconsejería de Agricultura, Judit Anda, defendió la necesidad de impulsar la «cooperación» entre agricultores, cooperativas, centros y empresas tecnológicas y de las administraciones públicas. Sin embargo, la realidad es que «hay agricultores que no quieren que se sepa la temperatura que hace en su finca para que no lo sepa el vecino, aunque los datos los pueda saber por los datos de las estaciones climáticas de la Junta de Andalucía», recalcó Jiménez.

Ante la vorágine de nuevas aplicaciones, el gran cambio se tiene que dar en el agricultor. No se trata de incorporar nueva maquinaria, sino de aprovechar «la inteligencia que tiene el técnico, que es el que tiene que crear el smartagro en el cultivo», subrayó el director de IG4. Como recordó Jiménez, hablar de agricultura no es hacerlo de matemáticas ni de cosas. «Son seres vivos, inteligentes, a los que solo le faltan las patas». Por eso defendió un modelo de agricultura inteligente que venda servicios, «no cacharros».

Para ganarse la confianza de los productores, la tecnología «debe mostrarse simple y conseguir entrar en el core (núcleo) del agricultor», señaló Jiménez. Parafraseando a Leonardo Da Vinci, el director de IG4 hizo hincapié en que «la simplicidad es la mayor sofisticación que existe», por eso el objetivo es «atacar a la Santa Bárbara del agricultor: cultivar, fertilizar, hacer frente a las plagas».

Por su parte, desde la Junta de Andalucía apuestan por crear grupos operativos en materia de innovación, y que pertenecerían a la Asociación Europea de Innovación. Para ello ha abierto una convocatoria de ayudas para impulsar proyectos piloto y el desarrollo de nuevos productos y prácticas en base a la tecnología. «Iniciativas que abarquen las necesidades y los problemas reales de los agricultores», matizó Anda.

Uno de los cultivos que mejor ejemplifica el matrimonio agricultura y tecnología es el de la fresa. Las instalaciones de sensores ha permitido que los productores conozcan en tiempo real los niveles de humedad y la temperatura de la tierra. Una monitorización que permite al agricultor gestionar sus decisiones sobre el cultivo.