El mercado laboral se mantendrá sin grandes signos de mejora en Andalucía al cierre de 2016. Analistas Económicos de Andalucía, el servicio de estudios de Unicaja, pronostica para este año una rebaja del paro del 5,3 por ciento, con más de 1,2 millones de personas (1.207.300 para ser exactos) en esta situación. El enfriamiento de la economía tendrá así su reflejo también en el desempleo. De hecho, los expertos apuntan a una reducción de 67.700 parados en el conjunto del año, frente a los 129.600 que se contabilizaron en el ejercicio de 2015.
Del lado del empleo, la previsión pasa por que éste crezca un 2,8 por ciento y la cifra de ocupados se eleve a los 2.845.100. De ellos, prácticamente ocho de cada diez lo estará en los servicios (donde crecerá un 2,9 por ciento), sector que además concentra el 70 por ciento del PIB andaluz. Industria y construcción (3,8 y 3 por ciento) encabezarán la creación de puestos de trabajo este año.
La población activa apenas crecerá (lo hará un 0,2 por ciento), de modo que, con estos mimbres, la tasa de paro podría bajar del 30 por ciento en el promedio de 2016 para situarse rozando ese umbral –en el 29,8 por ciento–, 1,7 puntos porcentuales menos que al cierre de 2015.
La comunidad no permanecerá ajena al enfriamiento generalizado que desde finales del año pasado se anticipa para la economía global, aunque España se mantiene entre los países menos impactados por esta desaceleración. Los expertos señalan que la economía andaluza crecerá este año un 2,8 por ciento, cinco décimas menos de lo que lo hizo en 2015 (3,3 por ciento), pero una décima más que España (2,7).
El servicio de estudios de Unicaja vaticina en su informe de primavera presentado ayer avances en todos los sectores pero de forma más tímida, con construcción e industria como los más dinámicos, con crecimientos del 4,4 y 3,1 por ciento, respectivamente, si bien aún alejados de los niveles previos a la crisis, seguidos de servicios (2,8 por ciento) y agricultura (0,8). Eso por el lado de la demanda.
Por el de la oferta, serán las familias las que tiren del consumo (con un aumento del 3,2 por ciento), si bien el gasto de las administraciones públicas se limitaría a un 0,6 por ciento, una ralentización que «se enmarca en el escenario de consolidación de las cuentas públicas y reducción del déficit público». La inversión, por su parte, será menos activa, con una previsión de mejora del 4,1 por ciento (1,5 puntos menos que el año pasado).