“Trabajo lo mismo que mi compañero, pero cobró menos que él porque soy mujer”. Eso es lo que todavía sigue sucediendo. En pleno siglo XXI, las mujeres andaluzas cobran de media 6.040,58 euros menos que los hombres. Si algo revela el Día de la Igualdad Salarial es la tarea que todavía tenemos pendiente: la igualdad entre hombres y mujeres. Prueba de ello son las desigualdades que sufren las mujeres con respecto a los hombres: la violencia machista, brecha y segregación salarial, ausencia de los puestos de poder y toma de decisiones políticas y económicas, o desigual reparto de las tareas domésticas y de cuidados. Desigualdades que son perpetuadas sobre la base de estereotipos y roles de género que la sociedad atribuye a las mujeres.
Según la Encuesta de Estructura Salarial 2020 en Andalucía, el salario medio anual de las mujeres en 2018 fue de 18.672,11 euros, mientras que el de los hombres fue de 24.712,69 euros. La brecha salarial andaluza se sitúa ligeramente más alta que la nacional, en 6.040,58 euros, lo que supone que las andaluzas ocupadas perciben de media más de 24 puntos porcentuales menos de salario que los andaluces ocupados. Asimismo, en Andalucía, la ganancia media de las mujeres con relación a los hombres es inferior en todos los tramos de edad considerados, aunque la brecha salarial se incrementa a medida que aumenta la edad hasta superar los 8.500 euros (8.516,42 euros) en la franja de edad de 55 y más años.
Respecto a la distribución de la contratación a jornada parcial registrada en Andalucía durante el 2019, el Observatorio ARGOS del Servicio Andaluz de Empleo ha hecho público que la proporción de contratos de jornada parcial registrados a mujeres duplicó a la de hombres: un 44,02% de la contratación femenina frente a un 21,81% de contratación masculina. El alto porcentaje de contratos a jornada parcial es una característica que distingue la contratación femenina. Esta situación no solo se debe a una elección o necesidad del empresario, sino a una opción de la mujer trabajadora para conciliar la vida laboral y la familiar. La proporción de contratos de jornada parcial suele considerarse un indicador de la precariedad laboral femenina cuando este tipo de jornada no es elegida por la trabajadora.
Sexismo, precarización laboral y conciliación
La Guía informativa que ha publicado el Instituto Andaluz de la Mujer afirma que las estructuras sociales sexistas han legitimado las discriminaciones, las desigualdades y la violencia a través de variables sexo-género. Los estereotipos y los roles de género han relegado a las mujeres al ámbito privado, reproductivo y doméstico y a las tareas relacionadas con el cuidado. De esta forma, se ha limitado la libre decisión de la mujer a la hora de decidir una carrera profesional, así como se ha precarizado «el trabajo feminizado» como el cuidado de personas dependientes o menores, como ha sacado a relucir la pandemia. De hecho, los trabajos con peores condiciones laborales y retributivas suelen tener una alta concentración de mujeres, por lo que esta guía explica: «Si las mujeres ocupan puestos peor retribuidos, sus ingresos brutos anuales, en términos de media, siempre van a más bajos que los ingresos brutos anuales de los hombres». La discriminación salarial junto a la infrarrepresentación de las mujeres en los puestos directivos de las empresas (conocido como techo de cristal) es una de las grandes asignaturas pendientes de nuestro país.
Asimismo, el COVID-19 ha manifestado las dificultades con las que se encuentran las mujeres para conciliar el trabajo y la vida personal que, según esta guía, es «por la ausencia de corresponsabilidad por parte de sus parejas, generalmente hombres». Una percepción que corroboran las diferentes estadísticas. Según el Anuario de Estadísticas del Ministerio de Trabajo y Economía Social, el 90,9% de las personas que solicitaron excedencias por cuidado de hijas e hijos en España fueron mujeres, frente al 9,1% de hombres. Además, en el tercer trimestre de 2020, según la Encuesta de Población Activa, 56.600 mujeres dejaron su trabajo para cuidar a otras personas de su entorno familiar frente a 9.100 hombres. Mientras tanto, la última Encuesta Europea sobre la Calidad de Vida (2016) advierte de que las mujeres dedican un 37,31% más de horas semanales al cuidado y la educación de familiares: 92 frente a las 67 de los hombres.
Salarios mínimos «decentes»
Chidi King, experta en igualdad salarial, dice que «una de las maneras más rápidas y efectivas de reducir las brechas salariales de género es a través de salarios mínimos decentes y de la protección social universal». Por eso, la UGT Andalucía reivindica la derogación de la reforma laboral, la subida del Salario Mínimo Interprofesional, más recursos económicos y humanos suficientes para aplicar la nueva normativa de igualdad salarial, el refuerzo de recursos públicos de conciliación en Andalucía y la retirada de ayudas públicas a empresas o entidades que discriminen a mujeres, incurran en discriminaciones salariales y no tengan planes de igualdad si tienen la obligación por ley.
En este sentido, la falta de transparencia en los sistemas retributivos es un obstáculo para la brecha salarial. Por ello, el Real Decreto 909/2020, de 13 de octubre, de igualdad retributiva entre mujeres y hombres establece que las empresas y los convenios colectivos deberán integrar y aplicar el principio de transparencia retributiva. Además, concluyen que deben existir mecanismos claros que identifiquen los factores que se han tenido en cuenta en la fijación de una determinada retribución y que no dependan de factores o valores sociales que reflejen estereotipos de género.
Las empresas andaluzas que quieran implementar acciones en materia de igualdad en el empleo, así como conseguir una política retributiva igualitaria, tienen a su disposición el Servicio de Asesoramiento en Igualdad a Empresas «Equipa», que ofrece un servicio gratuito y especializado.
«Lograr la igualdad salarial es un reto importante para el goce y disfrute de los derechos humanos de las mujeres y las niñas», explica el psicólogo José Antonio García en la guía andaluza. De momento, la brecha salarial sigue presente y todavía queda mucho camino por recorrer.