Crónicas empresariales

El Betis, Altadis y la luz: pero qué cabrones somos

Nos queda el aire como elemento de primera necesidad para privatizar y especular con él, todo llegará

17 ene 2021 / 04:00 h - Actualizado: 17 ene 2021 / 04:00 h.
"Crónicas empresariales"
  • Imagen del juicio a Oliver, León, Rodríguez Sacristán MJ López/E.P
    Imagen del juicio a Oliver, León, Rodríguez Sacristán MJ López/E.P

Primera definición de cabrón: dicho de una persona, “que hace malas pasadas”. Con ésta me quedo. ¿Dios nos crea y nosotros solos nos hacemos cabrones? ¿Por el libre albedrío? Pero también afirma el creacionismo que hemos sido elaborados a imagen y semejanza del Creador. En fin, en eso no entro, no me compete, es asunto y problema de los creyentes. Mi problema consiste en que lo que sí puedo observar es el hecho de que somos educados en la solidaridad y el respeto al prójimo y abundan los delincuentes de cuello blanco o de camisa obrera. Entonces no tengo más remedio que mirar para otra parte y ver a otras personas que van de su corazón a sus asuntos o que son buenas personas, pobres de espíritu que heredarán la tierra pero lo que me pregunto es qué clase de tierra les dejarán los cabrones que mandan en ella, qué tipo de herencia será esa, si una especie de casa tan devastada que más vale derribarla y levantarla otra vez que restaurarla.

El Betis: atrapa la pasta y corre

Oliver, León, Rodríguez Sacristán y otros son acusados de lucrarse personalmente a costa de los traspasos de futbolistas del Betis y al final se van casi de rositas, qué béticos más extraordinarios con unos abogados tan magníficos. Se llevan mordidas de los fichajes a través de numerosas empresas ajenas al Betis pero de su propiedad o relacionados con ellas y luego ni cárcel ni nada, multitas y a casa. Con este personal arriba se explica uno la medianía en la que se ha convertido el Betis porque en las alturas de esta empresa deportiva no había corazón verdiblanco y deseos de servir a sus aficionados sino codicia pura y simple.

Apropiación indebida en concurso con falsedad de documento mercantil investigados respecto a diversas operaciones acometidas durante 2010 con cargo a las cuentas del club, sostenía la Fiscalía que reclamaba cinco años de cárcel para Oliver, cuatro para José León y nueve meses para Jaime Rodríguez-Sacristán más una serie de multas. La Fiscalía ve un ánimo de obtener un beneficio económico en la forma de proceder de Oliver (entonces consejero y que actuaba como administrador único del club) en las ventas de Sergio García y del centrocampista turco Mehmet Aurelio el verano de 2010, en el que Lopera deja el club. En concreto, se estipula que obtuvieron unos beneficios a través de supuestas mediaciones de 345.000 euros, en el caso del turco, y de 590.000 en el caso del delantero español.

A pesar de todo, se llegan a acuerdos y aquí no ha pasado nada. Los mozos corren hasta mejor suerte que el rey emérito aunque parece que no han sido tan malos como el monarca, claro que eso que se lo pregunten a los béticos, ahora bien, lo mismo dicen que vale, que como en la Junta de Accionistas, que no meneallo. Así, los acusados -que eran siete- reconocieron los hechos y aceptaron diferentes penas que no implican su ingreso en prisión: el expresidente José León y el exconsejero delegado Oliver fueron condenados a 10 meses y 16 días de prisión, el expresidente Jaime Rodríguez Sacristán fue condenado a un mes y 15 días de prisión, sustituibles por una multa de 270 euros, y los cuatro empresarios acusados aceptaron tres meses y 15 días de prisión.

El Betis renunció expresamente a las acciones penales y civiles que le pudieran corresponder por la gestión de Oliver en el club. Previamente, la Fiscalía de Sevilla, a la que se adhirió la acusación particular de la asociación Béticos por el Villamarín, rebajó sus anteriores calificaciones, en las que pedían hasta cuatro y cinco años de prisión para Oliver y León, a unas condenas menores de prisión que en todos los casos quedaron en suspenso. Luego llegan las atenuantes de dilaciones indebidas y reparación del daño. Pelillos a la mar. Me pregunto que eso de las dilaciones indebidas cómo se consigue, supongo que mareando la perdiz y aprovechando que la Justicia es lenta aunque dicen que segura.

Altadis: otra vez el mardito parné

Alrededor de 35 millones de subvenciones de la Junta para Altadis entre los años 2004 y 2010. ¿Con qué fin? No se sabe. ¿Cumpliendo la legislación vigente en materia de subvenciones? No, presuntamente, a dedo. ¿Quiénes se benefician? Dicen las informaciones que he leído que políticos socialistas y sindicalistas, o sea, los encargados de construir un mundo mejor, los puristas de la democracia, los que se han arrogado el derecho de dar diplomas de progresismo, de fascismo, de condiciones de izquierdas o de derechas.

¿Sobre qué indicios trabaja el juez? El juez pone de manifiesto que, de lo actuado, "se deduce que las ayudas concedidas a Altadis carecerían de objeto definido y concreto, se llevaron a efecto de forma injusta y arbitraria prescindiendo del procedimiento legalmente establecido y sin observancia de los aplicables principios de publicidad, concurrencia y objetividad", a lo que se suma que se concedieron por el correspondiente director general de Trabajo "sin competencia para ello, sin resolución motivada y justificada de concesión, sin acreditación de los requisitos necesarios para su obtención, sin que se justificase en modo alguno el carácter excepcional de la correspondiente ayuda (...), sin control administrativo y sin justificación ni acreditación del destino de los fondos percibidos".

Cuando el follón de Altadis, cuando la tabacalera dijo que se iba de Sevilla, esto es, de la ciudad pionera en construir una fábrica de tabacos, hoy universidad, salió Manuel Chaves sosteniendo que Altadis no se iría. Entonces escribí un artículo en un periódico llamado Casco Antiguo en el que afirmé que Altadis haría lo que le pareciera oportuno y Chaves a callar porque en este mundo no mandan los políticos sino las multinacionales, los políticos están para las tres cartitas porque si desean ejercer de verdad el poder que el pueblo deposita en ellos corren el riesgo de acabar mal o muy mal, por eso se aprovechan de los años en las poltronas y después aquí paz y después gloria. Su papel ya está escrito antes de que tomen posesión de sus escaños. Y así fue, Altadis se largó en 2007, rompió con 400 años de historia y dejó un edificio de 40.000 metros cuadrados de suelo industrial que ahí sigue, muerto o sumido en las calles de Proyectópolis y Chaves condenado por la Justicia por cómplice de robo de dinero público. ¿No es desesperante esta ciudad, desde 2007 un edificio sin reconducir?

La luz, ¿privatizamos también el aire?

Y la luz y el recibo de la luz que está lleno de tinieblas. Se está privatizando el agua cada vez más, ya cotiza en Bolsa en algunos países y con la luz han hecho algo parecido. Nos queda el aire como elemento de primera necesidad para privatizar y especular con él, todo llegará, aunque veremos qué tipo de aire dejaríamos para enriquecernos a su costa, si más o menos puro o tan negro que nadie apueste por él. Y ya veremos cómo nos dejan respirar o nos evitan respirar a los que no tengamos dinero para comprarlo.

¿Dónde están aquí las cabronadas, o sea, las malas pasadas? Uno, como hace más frío, sube la demanda y como sube la demanda, suben los precios que son decididos en parte en el mercado especulativo. Dos, ¿por qué si sube la demanda suben los precios? Tres, porque es ley del mercado y eso lo asume el gobierno de izquierdas con toda naturalidad o al menos eso le oigo a algunos ministros y ministras. ¡Pues que se vaya al carajo esa ley cuando se trata de que la gente, sobre todo la más vulnerable, no pase frío en un mundo que acaba de condenar a Trump por fascista y golpista y se ha puesto él como alternativa! ¿Nos vamos a extrañar que la gente vote a un Trump cualquiera si la priva de esa esclavitud del dios Mercado?

Entre todos nos mataron y nosotros solitos nos morimos: los especuladores a lo suyo sin pensar en los demás, el gobierno a lo suyo, añadir impuestos varios a la factura y los demás a pagar mientras que las empresas afirman que si no tuvieran tantos impuestos se comportarían de otra manera. Menudo panorama histórico: si le damos todo el poder al Estado, el sistema acaba fracasando. Si se lo damos a los individuos, se convierten en unos cabrones insensibles al dolor ajeno que le echan la culpa de su conducta al Estado opresor. Y si el Estado interviene sólo un poquito se queda sin el dinero que tenía calculado para poder tapar agujeros y deudas. Como se sabe, la electricidad soporta un IVA del 21% y un gravamen especial del 5,11269632%. Y el Estado tapa agujeros de aquí y de allá (ERTEs, etc.), la deuda pública se situó en octubre de 2020 en 1.306.028,2 millones de euros (más de 1,3 billones, el 114,1% del PIB), a lo que hay que añadir el pago futuro de parte de los préstamos de la UE por la pandemia, entre otras trampas ¿Quién le pone el cascabel a este gato?

Seguimos muriendo

Los cabrones llevan el mundo, este no es lugar para la buena gente ni para la indolencia ni para la indiferencia pero han logrado que creamos que los cabrones, los que juegan malas pasadas, son una especie de modelos a seguir. El caso es que, a pesar de todo, continuamos muriendo a puñados con la Covid 19 que también afecta a buenos y malos, la muerte nos sigue hermanando a todos pero vaya asco de vida, leche, para que dentro de un momento nos suba de pronto la fiebre y acabemos en una UCI o en un tanatorio.