El camino para convertirse en ‘eco’

Legislación. La normativa europea de agricultura ecológica recoge que deben pasar entre dos y tres años, según el cultivo, para obtener la certificación ‘bio’

30 mar 2017 / 07:09 h - Actualizado: 29 mar 2017 / 23:17 h.
"Agricultura","Unión Europea","La revolución de los productos bio"
  • Un agricultor recoge acelgas y rábanos certificados como ecológicos. / El Correo
    Un agricultor recoge acelgas y rábanos certificados como ecológicos. / El Correo
  • Los vegetales deben nutrirse a través del ecosistema edáfico. / El Correo
    Los vegetales deben nutrirse a través del ecosistema edáfico. / El Correo

En la provincia de Sevilla hay 1.624 fincas certificadas como ecológicas. Un tipo de producción que va en aumento, ya que el año pasado se sumó un centenar de explotaciones, con respecto a 2015. Si ampliamos la visión hacia Andalucía, «el desarrollo de este sector es espectacular desde los años 90», asegura el director del Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE), Juan Manuel Sánchez Adame. Según datos de la Junta de Andalucía, en la actualidad la superficie certificada roza el millón de hectáreas y en ellas trabajan 14.279 operadores entre agricultores, ganaderos e industrias elaboradoras.

Pero, ¿es tan fácil ser eco como solicitarlo? No. Para poder comercializar los productos bajo el distintivo verde deberá pasar el plazo de conversión, tiempo necesario para asegurar la desaparición de los posibles residuos en los cultivos y el suelo, señalan desde el CAAE, ente responsable de tramitar la certificación.

Para obtener dicho certificado, deberán pasar entre dos y tres años, según el tipo de producción. Según información facilitada por la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural, el periodo de conversión será de al menos dos años antes de la siembra cuando se trata de praderas o forrajes perennes. Es decir, cereales u hortalizas. No obstante, el periodo será de tres años cuando se trate de cultivos perennes, los más comunes de la región, como el olivar, la viña o los frutales.

El reloj empezará a contar una vez el operador notifique su actividad a las autoridades competentes y someta su explotación al régimen de control de conformidad con el reglamento de la Comunidad Europea 834/2007, sobre producción y etiquetado de productos ecológicos. Unas normas que deberá cumplir incluso antes de que la explotación sea declarada como ecológica, apuntan desde la Consejería.

Pero, ¿qué normas rigen la producción verde? Según el reglamento europeo, la producción ecológica debe evitar la erosión del suelo y aumentar su fertilidad. En el caso de los vegetales, por ejemplo, marca la normativa europea que «deben nutrirse preferiblemente a través del ecosistema edáfico –de los propios nutrientes de la tierra–, en lugar de mediante fertilizantes solubles añadidos al suelo». En la ganadería remarca que los animales deben tener, siempre que sea posible, «acceso a áreas al aire libre o pastizales».

En el caso de los procesados, sólo podrán llevar la etiqueta eco cuando al menos el 95 por ciento de sus ingredientes de origen agrarios también estén certificados como ecológicos.

Señala la normativa que, en algunos casos, «podría parecer desproporcionado aplicar requisitos de notificación y control a determinados tipos de operadores al por menor», como los que venden directamente los productos al consumidor final, por ello, las administraciones competentes –en Andalucía, la Junta– pueden eximir de su cumplimiento a estos pequeños productores.

Ser eco no implica volver al pasado. Como apunta el director del CAAE, se ha superado el falso mito que existía sobre este modelo agrario y recalca que es «un sistema moderno, que aplica la tecnología actual a la producción de alimentos, siento éstos sanos, de la máxima calidad y libres de productos de síntesis química»

Así, recuerda que, además de las técnicas ya conocidas como la labranza, la poda o la fertilización, existen «otras técnicas novedosas y exitosas para poder desarrollar la producción ecológica, como son el manejo y fomento de la biodiversidad o la utilización de cubiertas vegetales».

Para ello, cuentan con innumerables recursos tecnológicos. De hecho, las casas comerciales de fertilizantes y fitosanitarios, ante el incremento de este tipo de agricultura, cuentan ya con una gran cantidad de productos autorizados para este sistema productivo. También con aditivos para alimentación animal y fitoterápicos «que contribuyen a poner a disposición de los consumidores carnes libres de antibióticos, preservando el bienestar animal», explica Sánchez Adame.