Crónicas empresariales

El coronavirus, tapadera y gota que colma el vaso de otra crisis

15 mar 2020 / 04:50 h - Actualizado: 15 mar 2020 / 08:23 h.
"Crónicas empresariales"
  • El coronavirus, tapadera y gota que colma el vaso de otra crisis

Nos queda bastante que sufrir porque si superamos el coronavirus luego vendrá el virus del poscoronavirus que ya no será extrahumano sino plenamente humano, propio de un sistema –el de mercado- que a veces recuerda aquella copla de “ni contigo ni sin ti/ tienen mis males remedio. / Contigo porque me matas/ y sin ti porque me muero”.

Afirma Jesse Colombo –el experto que predijo la crisis de 2008- que la economía mundial volverá a caer en un período de recesión, y es previsible que sea peor que la crisis anterior. Así lo ha recogido el portal británico Independent. ¿Por qué Colombo es tan pesimista o bien es un optimista bien informado? Porque en los últimos años la deuda soberana en términos globales y en diferentes segmentos se ha disparado hasta los 100 billones de dólares. Esta situación se ve agravada por las burbujas del mercado inmobiliario europeo y de acciones estadounidenses, entre otros.

Colombo igualmente apunta a la epidemia de coronavirus como desencadenante de la futura crisis. Y es que las cuarentenas que se están realizando cada vez con más frecuencia tienen un impacto negativo en la economía, ya afectada por la mayor caída del mercado del petróleo registrada desde la guerra del Golfo que se producía el 6 de marzo tras finalizar sin acuerdo la cumbre de la OPEP+. Sin embargo, el economista señala que "ya estábamos de camino a una recesión antes de que nadie oyera hablar del coronavirus", que actúa como simple potenciador de lo que ya era inevitable.

Crisis de oferta

Juan Torres López, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, lleva analizando la situación económica y empresarial antes, durante y después del virus, desde que comenzó 2020, sobre todo, tal y como se puede comprobar en su web Ganas de Escribir.

Torres empieza preguntándose: “¿Un simple virus puede poner en solfa al mundo entero? ¿Una economía mundial tan potente y asentada pueda estar en peligro por esa causa? ¿Se pueden venir abajo las bolsas sólo por el efecto de la propagación de un virus? ¿Qué está pasando y qué puede pasar, por qué tanta alarma?”. Y se responde, en primera instancia: “a mí me parece que el peligro al que nos enfrentamos no es la difusión de un virus ni aunque este fuese mucho más letal de lo que ahora podamos imaginar que llegue a ser el coronavirus en el peor de los casos. El problema grave que tenemos delante de nuestras narices y al que no le estamos dando la importancia que tiene es la situación en la que se encuentra el sistema en el que vivimos, el capitalismo de nuestros días. Para que se produzca un fallo total, sistémico, fatal, es necesario que concurran diferentes fallos al mismo tiempo.

De ahí que –sigue expresando Juan Torres- “la extraordinaria gravedad del coronavirus no es el daño que produciría una epidemia si se pudiera contemplar aisladamente, sino la aceleración del efecto degradante o destructor de los demás fallos que estaban más o menos contenidos hasta ahora”. Los demás fallos los lleva describiendo el profesor Torres desde hace meses y se resumen en tres factores: las bolsas, que han alcanzado una sobrevaloración disparatada que las lleva a estallar antes o después; la deuda en crecimiento insostenible; y el bloqueo de la oferta como consecuencia de la continua caída de la rentabilidad del capital material en favor del beneficio financiero.

De ahí que “los problemas que puede traer ahora la propagación del coronavirus tienen que ver justamente con esa crisis de oferta que ya en los últimos meses se estaba produciendo en casi toda la economía mundial en forma de una desaceleración relativamente atenuada”.

Los 6 problemas

El análisis de Juan Torres nos lleva a tener en cuenta seis problemas a los que nos vamos a tener que enfrentar, con o sin coronavirus:

En primer lugar, va a disminuir la producción, se van a desarticular los canales de suministro y distribución, van a producirse carencias de aprovisionamiento a escala global y la crisis empresarial va a generalizarse, disminuyendo mucho más la rentabilidad del capital que mueve los motores de la economía productiva. La crisis de oferta va a ser muy fuerte.

En segundo lugar, va a aumentar la deuda empresarial y la dificultad para hacerle frente por parte de miles de empresas, especialmente por las «zombis» que hasta ahora han estado manteniendo su actividad a base de más deuda, pero sin generar beneficio suficiente.

En tercer lugar, el cambio de expectativas, la posibilidad de que se produzcan quiebras en cadena y movimientos extremos por parte de las autoridades en materia de gasto e intervención financiera, van a producir un caos bursátil de la mano de las operaciones automatizadas, de los algoritmos que utilizan los grandes fondos especulativos. Las bolsas son ahora mismo el eslabón más débil y volátil del capitalismo, estaban a punto de saltar y el virus va a hacer que estallen sin remedio. Este extremo es ya bien visible.

En cuarto lugar, todo eso va a afectar al sector financiero que perderá negocio solvente y frenará la financiación, amplificando los problemas anteriores, cuando no sufriendo él mismo una nueva crisis financiera.

En quinto lugar, la intervención de las autoridades va a ser bastante complicada y poco efectiva porque ahora no se trata de impulsar la demanda inyectando capacidad de gasto (que hará falta) sino de poner en pie la oferta, y eso es mucho más difícil cuando las empresas cierran y las redes productivas se han boqueado.

En sexto lugar, “no descarto que, precisamente por el bloqueo de la oferta, se produzca un rebrote inflacionario que pondría a los bancos centrales ante un dilema terrible, pues estarían obligados a frenarlo. Y entonces estará por ver cómo podrán soplar y sorber al mismo tiempo, es decir, hacer política expansiva y contractiva a la vez”.

Estados Unidos ya es menos locomotora

Hoy no es tan procedente como en otros tiempos confiar en la locomotora americana. En declaraciones a la agencia Reuters, el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, y el economista Peter Schiff señalan que la economía de EEUU no es lo suficientemente fuerte como para resistir el desplome de los precios del petróleo y el brote del coronavirus. Schiff señala incluso que la burbuja económica del país ya ha estallado y todavía falta mucho aire por salir.

En declaraciones a la agencia Sputnik, Schiff cree que los precios del petróleo "subirán mucho más a medida que los bancos centrales creen más inflación para estimular las economías". "Esto será especialmente cierto una vez que el dólar estadounidense realmente caiga. Claramente las naciones importadoras de petróleo se beneficiarán de los bajos precios del petróleo", señaló el economista. En el contexto de las perturbaciones económicas, Peter Schiff evaluó las perspectivas del oro y la criptomoneda bitcoin como refugio. "El oro subirá bruscamente, mientras que el bitcoin caerá más que la mayoría de los activos de riesgo", pronosticó el experto estadounidense.

Y mientras, el coronavirus sigue

Mientras todo lo anterior está ahí, subyaciendo, el problema del coronavirus sigue adelante. Las empresas chinas arraigadas en España llevan tiempo tomado precauciones, no exactamente las que emanan desde las autoridades españolas sino desde las directrices de su país a las que consideran más acertadas y no les falta razón por cuanto Occidente ha debido imitarlas, tarde en no pocos casos.

Y en Sevilla, ya se sabe de sobra la repercusión. Una Junta valiente y más realista frente a un alcalde reservón con miedo a pasar a la historia como el regidor que prohibió la Semana Santa y la Feria de 2020 o eso ha parecido. El alcalde de los proyectos eternos –cinco años y pico sin logros a la altura de las necesidades de una ciudad como Sevilla- que poco a poco no ha tenido más remedio que rendirse a la evidencia, yendo por detrás de numerosas e importantes empresas -Fujitsu, Admiral, Soltel, Acenture , Z1, IBM, Accenture, Grupo Catalana de Occidente, el bufete de abogados Zurbarán, Vodafone, Telefónica, Ayesa, etc.- que han mandado a sus trabajadores a casa a ejercer el teletrabajo y han demostrado una responsabilidad social mayor que quien se supone que es el máximo depositario del bienestar de los sevillanos.