¿En qué contexto mundial, mediático y psicosocial se está desarrollando el infoentretenimiento? ¿Cómo se relaciona con la política?, ¿sobre qué basamento psicosocial actúan los receptores de las redes sociales ante un caso concreto como el problema de la migración que convirtió a España en 2018 en el país de la Unión Europea (UE) más receptor de personas desesperadas que proceden de las guerras y conflictos del mundo islámico y subsahariano?
Política, infoentretenimiento, redes sociales, empresas, discurso emocional -hoy un elemento esencial de eso que llaman posverdad- son cuatro conceptos que requieren la aplicación de una metodología algo compleja para que su comprensión sea más asequible. El gran contexto de los conceptos que guían este análisis es el mercado en sus diversas manifestaciones o subcontextos. ¿Cómo interrelacionar los elementos/factores antes señalados, Política, infoentretenimiento, redes sociales, ¿discurso emocional?
Fase avanzada de la economía de mercado
Si observamos nuestro mundo nos daremos cuenta de que estamos inmersos en una fase muy avanzada de la economía de mercado. El mercado se halla en una fase digital y de Inteligencia Artificial (IA) que supone una nueva época histórica. En su seno los Smartphone y las redes sociales han cobrado un protagonismo central, los prosumidores pueden presumir de llevar el mundo en una sola mano e interaccionar con él con las dos, como afirma el filósofo Michel Serres.
Esta economía funciona de manera vertiginosa, en red, gracias a las nuevas revoluciones industriales y tecnológicas que hunden sus raíces más inmediatas en el siglo XIX. A finales de este siglo se comienza a consolidar una actividad que hoy en día es muy común: la concentración y a la vez diversificación del capital, eso lo podemos comprobar en todos los sectores importantes de la producción mercantil, desde el sector automovilístico hasta el armamentístico, pasando por el aeronáutico, el financiero-bancario, la construcción, etc. Y, por supuesto, la Comunicación.
Las grandes empresas, de un mismo sector, primero, se absorben o se alían unas con otras aunque no siempre ocurra así; después, deciden invertir fuera de sus iniciales razones sociales, así es cómo podemos contemplar que una empresa de aviación como Vueling –hoy perteneciente a Iberia quien a su vez forma parte del consorcio British Airlines- fue fundada por el grupo de comunicación Planeta, de origen español y máximo accionista de Atresmedia, que en España comprende diversos canales de televisión, los más relevantes, Antena 3 TV y La Sexta TV. En este ejemplo hemos comprobado concentración y diversificación a la vez, algo que conlleva la internacionalización vertiginosa del capital. En el caso que acabamos de mencionar, la corporación comunicacional alemana Bertelsmann –una de las diez más importantes del mundo- es el segundo accionista de referencia de Atresmedia y el propietario de la mayor editorial del mundo, Penguin Random House.
Prosumidor, infoentretenimiento, emociones
De estas y otras mega-empresas brotan, como es lógico, numerosos mensajes de todo tipo que buscan la consiguiente rentabilidad. Los más numerosos están pensados para entretener sin que ello signifique por fuerza que con el entretenimiento no se aprenda ni se forme el ciudadano y éste sea un sujeto pasivo, al revés, el entretenimiento de hoy en día se concentra en gran medida en el infoentretenimiento y convierte al receptor en el conocido prosumidor, o sea, el receptor es a la vez productor y emisor de mensajes.
Como indica la profesora Salomé Berrocal, Alvin Toffler usó el concepto de prosumidor ya en 1980. A este respecto, Berrocal apunta: “Las redes sociales son claramente un medio de «prosumo» donde los prosumidores se convierten en altavoces que producen conversaciones con y para un público consumidor. En esta conversación, la audiencia no solo consume esos contenidos, sino que responde y re-produce estos mensajes y crea otros casi simultáneos. Significa que cualquier actividad en el mundo off-line puede tener transcendencia en el mundo online”.
En los mensajes que proyecta el infoentretenimiento el papel de las emociones ocupa un lugar destacado y digno de ser indagado. Los seres humanos tienen en las emociones a uno de sus motores conductuales principales, si no el principal, y el mercado sabe aprovechar este extremo tanto para vender como para influir. Los prosumidores emiten con frecuencia emociones, las redes sociales están repletas de ellas e incluso en el periodismo, cuando los receptores opinan en los diarios digitales, en videomensajes o en audiomensajes sobre los mensajes que están recibiendo y sobre el entorno que están viviendo cada día, demuestran cómo las emociones están en primer término de los contenidos de sus opiniones.
A su vez, en el mercado nos hemos dado un sistema político de gobierno al que llamamos democracia. La política es su alma mater, la forma en que procuramos entendernos. Cuando la política se analiza articulada con las emociones llegamos a campos del saber como la política de las emociones, la tecnopolitica o la neuropolítica. Antoni Gutiérrez-Rubí, en un librito útil y delicioso de leer, Micropolítica. Ideas para cambiar la comunicación política (hay versión online gratis), además de afirmar: “Aceptada la “inteligencia emocional”, los políticos comienzan a valorar la gestión de las emociones como vehículo decisivo para generar los sentimientos que les permitirán transmitir -de manera que se perciba- un determinado mensaje en las mejores condiciones”, cita a Javier Canteros quien, en un artículo titulado “Para qué sirven las emociones”, sostiene que las emociones afectan nuestra manera de ver y pensar el mundo. Está demostrado que influyen en la atención, en la memoria y en el razonamiento lógico. “Aprender a gestionarlas es mucho más beneficioso para la vida social que negarlas porque el amplio abanico de emociones está por detrás de casi todas nuestras motivaciones”, concluye Canteros.
Creo que, con las líneas anteriores, queda clara la interrelación de nuestros elementos/conceptos: Política, Infoentretenimiento, Redes Sociales, Discurso Emocional.
Una fecha crucial
La sociedad digital, en lo que a las redes sociales y el infoentretenimiento se refiere, cuenta con una fecha relativamente reciente pero crucial. “El lunes 24 de agosto de 2015, una de cada siete personas en el mundo usó Facebook para conectarse con sus familiares y amigos», afirmó Mark Zuckerberg entonces. En efecto, mil millones de personas usaron por primera vez una red social en un solo día, según informaba la Agencia Efe el 28 de agosto del citado año. En esos momentos, Facebook tenía un total de 1.500 millones de usuarios que se conectaban al menos una vez al mes. La empresa alcanzó los 1.000 millones de usuarios en octubre de 2012. En enero de 2018 superaba los 2.100 millones de usuarios activos, en la actualidad la cifra ronda los 2.400 millones, de los más de 3.000 millones de usuarios de redes en todo el mundo.
Desde luego, las redes sociales han abierto un camino para que espantemos nuestra soledad, estemos donde estemos; para las personas que no se hallan en sus países o próximos a sus allegados es una forma indudable de sentirse cerca, el mundo se ha vuelto pequeño no sólo con las redes sociales sino con los vuelos de bajo coste, por ejemplo. La patria de los jóvenes no se llama ya México, Estados Unidos o España, se llama planeta Tierra y allá donde esté el trabajo debe estar la patria, pero no es oro todo lo que reluce ni las redes sociales nos tienen que conducir necesariamente a un mundo feliz salvo que esa expresión haga referencia a la obra de Aldous Huxley, publicada por primera vez en 1932.
Las redes sociales –con sus indudables ventajas- conllevan también la alimentación ególatra del humano, hoy cualquiera puede ser “famoso”, tener su tiempo de gloria con un hashtag o con una simple imagen que se convierta en viral y que puede ser una vulgar estupidez porque, en efecto, como sabemos por Einstein, la estupidez humana es infinita. Pero, eso sí, entretiene, evade, o sea, en las sociedades acomodadas, sirve para huir de uno mismo y para relajarse, una vez se tienen cubiertas las necesidades básicas o para consolarse cuando no se disfruta de ellas.
Comodidad y emociones, base del infoentretenimiento
El psiquiatra Carlos Castilla del Pino constata que “los sentimientos son emociones” y que “el límite entre emoción y sentimiento es imprecisable”. Pero advierte que “las respuestas viscerales son bastante comunes en experiencias emocionales varias”. Por consiguiente, es preciso tener en cuenta que la utilización emocional por parte de los mensajes, en ocasiones puede írsele de las manos al propio emisor y más ahora que nos hallamos en el seno de la comunicación fragmentada, donde prima lo instantáneo, lo inmediato, lo fugaz, lo pasional, como en el uso común de las redes sociales.
He aquí una explicación psicosocial de esos comportamientos humanos en las redes sociales que tanto nos llaman la atención. Pero hay más, aunque un texto como éste me obliga a abreviar. Diversos neurocientíficos han demostrado que los cerebros de la mayoría de los humanos tienden a la comodidad, a no complicarse la vida: el infoentretenimiento es ideal para aportarle alimento a ese tipo de cerebro al que ya divulgaron mentes tan preclaras como las de Eduardo Punset o Cordelia Fine cuando afirmaban: “Vanidoso y ególatra, nuestro cerebro trata de convencerse siempre de la opción más cómoda, de la que concuerda mejor con su propia realidad. Por eso memoria e inconsciente se encargan de ajustar lo que no encaja, de cambiar lo que no gusta, de eliminar lo que duele y de ensalzar lo que agrada”.
Estas bases psíquicas y neurocientíficas nos explican, en este caso, el éxito que tienen y tendrán los productos de las empresas dedicadas a lo que hoy define a nuestro mundo: la evasión y el entretenimiento a través de sistemas informáticos.