De 50.000 nuevas viviendas previstas en nuevos barrios, sólo 2.000 en construcción: Hacienda el Rosario (Torreblanca). Un 4 por ciento. Tras once años de vigencia, la ejecución del Plan General de Ordenación Urbanística de Sevilla (PGOU) es pésima. La crisis del ladrillo enterró la hoja de ruta marcada en la ciudad y aún sigue bajo tierra. Para que resucite, el sector necesita que le echen un cable en forma de obra pública, financiación, empleo... El pasado año los números repuntaron, pero tan levemente que los agentes del sector son cautos. Las grúas aparecieron, pero sólo en zonas muy determinadas y con promociones residenciales privadas muy concretas.
Esa tónica frágil de mejoría –que contrasta con la recuperación continua de la compraventa de vivienda de segunda mano– imposibilita que el sector de la construcción vuelva a ser el motor de empleo que era. Para la patronal del cemento, si el negocio volviera a ser lo que fue antes de la crisis económica, generaría en Andalucía entre 100.000 y 150.000 puestos de trabajo y el paro se reduciría hasta un 14 por ciento. Pero recuperar el 70 por ciento de la actividad perdida durante la recesión es ya casi imposible.
La razón: apenas hay iniciativa pública. La VPO sigue muerta y la licitación de las administraciones bajó en 2016 un 22 por ciento en Andalucía. Así lo explican los datos de Fadeco Constructores: se pasó de 1.179 a 918 millones de euros. La Junta sí incrementó su capacidad inversora, pero poco en términos absolutos para la patronal, al igual que los ayuntamientos, pero el Gobierno central cerró el grifo en Andalucía.
Lo cierto es que en 2014 el sector empezó a sacar la cabeza, pero en 2015 se mantuvo en una curva descendente. Así pues, si la Administración estatal prevé un crecimiento del PIB del 3,2 por ciento, si se crea más empleo en el país y si se recauda más, «¿por qué no se invierte en la mejora de infraestructuras? No tiene explicación», denuncia Fadeco.
CAMBIO DE TENDENCIA
Eso explica la patronal de los promotores y constructores. Sin embargo, la fotografía que hace el Ayuntamiento de Sevilla del sector es bien distinta.
El pasado día 9, tras la reunión de la Comisión de Seguimiento del PGOU, el delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, destacó el «cambio de tendencia» que se viene produciendo en los últimos meses en el desarrollo de la actividad constructiva y edificatoria en la ciudad de Sevilla. Una afirmación que sustentó en el aumento de un 16 por ciento de las licencias de obras concedidas en el último año (fueron 1.900 licencias por 120 millones de euros que afectan tanto a usos residenciales como terciarios, equipamientos e industriales) y en los proyectos edificatorios en suelo urbano equivalentes a 900 viviendas.
Eso sí, en la anterior Comisión de Seguimiento del PGOU, reunida en mayo de 2016, se estimó que podrían ser 5.700. Es decir, que sólo el 16 por ciento de las viviendas que se vaticinaba que podrían comenzar a edificarse lo han hecho o cuentan ya con la autorización para hacerlo.
Algunos ejemplos de estas nuevas construcciones son las antiguas instalaciones de Tysa Ford con 201 viviendas (55 en la primera fase), un edificio residencial en la avenida de la Buhaira-Enramadilla con 79 viviendas, otro de nueva planta en Marqués de Nervión con 20 pisos; otro en Carretera de Miraflores con 64; un conjunto residencial en la avenida de Kansas City 36 con 152 viviendas; otro en Jándula (PERI-SU-7) Pineda, con 158; un bloque en José Luis de Casso con 30 viviendas; otro en Pagés del Corro con 52; uno de nueva planta en Torneo con 15 viviendas y varias adjudicaciones del Registro de Solares (40 viviendas).
Por otro lado, se han producido avances en la tramitación urbanística de los planes de desarrollo, de gestión o de proyectos de urbanización de diversos ámbitos, «que permiten confirmar que la ciudad y el sector promotor están siendo capaces de preparar el mercado de la vivienda con suelos con capacidad para albergar en los próximos años aproximadamente 7.500 nuevas viviendas, de 15.000 que fueron cuantificadas en la anterior sesión de la Comisión del PGOU». Pero ojo, si estos trámites llegan a buen puerto se empezarían a mover los ladrillos a partir de 2019.
¿Y dónde se levantarán estos bloques? En Vascongadas (19 viviendas), en las Naves de San Luis (38), Avenida de Jerez (300), Pítamo Sur (519 viviendas), Santa Bárbara, (3.036 y 2.884), la antes mencionada Hacienda Rosario (2.000), León XIII (54), Maimónides (64), Fábrica de Vidrio (200) y Cisneo Alto (415 viviendas). Es decir, la Sevilla pintada por el PGOU que aún sigue sin fecha para la foto de la primera piedra.
En la misma situación están los convenios urbanísticos acordados por el Ayuntamiento con otras administraciones como la Junta, el Estado, la Autoridad Portuaria y ADIF para permitir el desarrollo de zonas de la ciudad como el muelle del Batán, el plan integral del barrio Alcosa, el sector norte de Sevilla o los suelos del entorno de Santa Justa. Si bien, en los últimos meses «ha avanzado significativamente la tramitación urbanística» –resalta el Ayuntamiento– que hará posible el desarrollo de proyectos privados «de calado para la ciudad» como el futuro centro comercial de Palmas Altas, la planta de aerogeneradores en el Puerto de Sevilla, las diversas actuaciones anunciadas por Airbus en San Pablo y Tablada, el centro comercial ya en construcción bajo los pies de Torre Sevilla o los nuevos hoteles proyectados.
Por todo esto, el delegado de Hábitat Urbano trasladó a los miembros de la Comisión de Seguimiento del PGOU «la evidencia de una dinamización de la actividad industrial, empresarial y constructora en Sevilla, que viene a confirmar que se ha producido un definitivo cambio de tendencia». Pero hay más sombras que luces.
Desde la patronal sevillana de la construcción también se señala que en 2016 se registró un cambio de tendencia, pero remarcan que tan leve que aún es pronto para afirmar con rotundidad que el sector está en la senda de la recuperación. Y si lo está, avanza a paso de tortuga.
Uno de los escollos más importantes, según la patronal, es la falta de impulso por parte de las administraciones. A la escasa licitación de obra pública se suma otro factor de paralización: la burocracia que, en muchos casos, impide que la inversión extranjera llegue a ciudades como Sevilla. Otras urbes, en cambio, sí aprovechan el tirón inversor exterior, como Málaga.
La pasada semana el Ayuntamiento de Sevilla recordó la reciente contratación de 17 técnicos asignados al área de Urbanismo y Medio Ambiente para hacer frente al stock de cerca de 3.000 licencias pendientes de resolución, una medida que todavía no ha paliado uno de los males del urbanismo de Sevilla: una licencia de ocupación puede tardar hasta nueve meses. Así lo denuncian los constructores y promotores, quienes reclaman desde hace años una reforma profunda de la Gerencia de Urbanismo. Y hay que recordar que entre estas 3.000 licencias atascadas hay grandes proyectos urbanísticos pero también pequeños negocios de autónomos. La actividad genera empleo y el empleo, riqueza.
Por esto mismo hay que subrayar que la construcción generó en enero de este año tres veces más contrataciones en Andalucía que la actividad sanitaria. En concreto, 9.242 contratos, casi como la hostelería (9.438) y, eso sí, tres veces menos que la agricultura.