El Puerto de Sevilla suspende el proyecto del dragado del Guadalquivir

Ha anunciado un «giro estratégico» hacia la incorporación de la mejora de la sostenibilidad medioambiental del río como «objetivo permanente», de cara a una «hipótesis de futuro» que «en su momento», permita promover «un nuevo proyecto de mejora de la accesibilidad

16 mar 2017 / 13:02 h - Actualizado: 16 mar 2017 / 15:17 h.
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  • Llegada de un crucero al Puerto de Sevilla. / Manuel Gómez
    Llegada de un crucero al Puerto de Sevilla. / Manuel Gómez

La Autoridad Portuaria de Sevilla ha suspendido finalmente el proyecto de dragado de profundización planeado desde hace años para ampliar el calado del tramo navegable del Guadalquivir, como consecuencia de las múltiples “dificultades e incertidumbres” afrontadas por la iniciativa. En paralelo, la institución ha anunciado un “giro” hacia una “estrategia” donde la mejora de la sostenibilidad ambiental del río sea un “objetivo permanente y prioritario”, para generar un escenario que permita en su momento un “nuevo proyecto de mejora de la navegabilidad”.

Así lo ha anunciado este jueves, en rueda de prensa, el presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Manuel Gracia, quien ha dado cuenta del “rosario de situaciones” que afectaban al proyecto y las “dificultades e incertidumbres” que rodeaban al mismo. El proyecto, como bien ha rememorado Manuel Gracia, nació allá por 1999, para ampliar de 6,5 a ocho metros el calado del tramo navegable del río Guadalquivir, y permitir así la navegación de cargamentos de mayor envergadura hasta el Puerto hispalense.

La iniciativa ha contado siempre con el rechazo de los agricultores del Bajo Guadalquivir, al temer los mismos que un hipotético incremento de la salinidad del agua del río afectase a sus cultivos. Además, los estudios acometidos desde 2008 de la mano del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), como ha rememorado Manuel Gracia, concluyeron en 2010 que el dragado de profundización repercutiría “negativamente a la dinámica, morfología y biodiversidad del estuario” del Guadalquivir y que si la dinámica mareal “no es capaz de mantener” el actual calado, tendría “menos capacidad de hacerlo” con una profundización del calado hasta ocho metros.

Aquel informe, contrario al proyecto del dragado de profundización, consideraba así que las demandas sobre el estuario del río y su entorno “no se pueden satisfacer simultáneamente ni en cantidad de agua ni en calidad”, por lo que en la situación actual “es prácticamente imposible optimizar todos los usos a su máximo nivel, sobre todo en años secos”.

REDISEÑAR EL PROYECTO

Precisamente por ello, a finales de 2010 la Comisión Científica creada para evaluar la idoneidad o no del proyecto resolvía que la iniciativa no era “recomendable”, extremo que, unido a otros aspectos, llevó ya al Ministerio de Medio Ambiente a desechar el diseño inicial del proyecto. Ante tal punto de inflexión, la Autoridad Portuaria optó por reformular los términos de la iniciativa, planteando una profundización paulatina del calado.

Pero no fueron sólo esas las “dificultades” surgidas. Tiempo después, una sentencia del Tribunal Supremo derivada de un recurso de WWF-Adena anuló las disposiciones del Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir, que hacían referencia al dragado de profundización, una actuación que el Supremo considera no estaba “justificada” y que no podía ser concebida como una medida complementaria del mencionado plan.

Por si fuese poco, en 2015 la Comisión Europea abrió un expediente a España por una posible infracción, al considerar que no se había examinado en detalle, tal como exigen las normas de la UE, el impacto medioambiental del dragado de profundización, en particular los efectos sobre los espacios protegidos cercanos, como el parque nacional y natural de Doñana.

Y dado que el parque de Doñana goza de una declaración de Patrimonio de la Humanidad, pocos meses después, el Comité de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco) reclamó a España que, “de forma permanente”, se comprometiese a cancelar el proyecto y a “no permitir” ningún plan que suponga la profundización del río en el futuro.

“ROSARIO DE SITUACIONES”

Manuel Gracia, ante este “rosario de situaciones”, ha defendido que el dragado de profundización “no es un capricho”, porque “el calado de la vía navegable es un factor limitante” para la actividad del Puerto de Sevilla, que como “puerto marítimo de interior” cuenta con sus propias “singularidades”.

No obstante, ha justificado la decisión de suspender el proyecto, porque “era de 1999, no estaba actualizado y ha encontrado dificultades en los últimos años”. Otra más, por cierto, es la demora en el pronunciamiento de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía respecto a los proyectos de protección de márgenes del río, elaborados por el Puerto en su intento de ceñir el diseño del dragado a la declaración de impacto ambiental (DIA) que desde 2003 regula este tipo de actuaciones en el Guadalquivir.

Del mismo modo, Manuel Gracia ha reconocido que en la decisión ha pesado “el compromiso que asumieron el Gobierno y la Junta de Andalucía ante la Unesco, para suspender los proyectos de profundización” en el río.

En cualquier caso, el Puerto de Sevilla ha optado por “suspender” el proyecto, que en el nuevo plan de empresa enviado al organismo estatal Puertos del Estado ha pasado desde las inversiones planificadas al ejercicio siguiente, al capítulo de actuaciones “pendientes de programación”, siguiendo “las instrucciones” de dicha entidad estatal. “Eso marca como tal la suspensión oficial del proyecto”, ha dicho.

“GIRO EN LAS ESTRATEGIAS”

En paralelo, Manuel Gracia ha anunciado un “giro” en las “estrategias” del Puerto, para que además de la mejora de la navegabilidad, la “mejora” de las condiciones medioambientales y de sostenibilidad del río Guadalquivir y su estuario sea también un “objetivo permanente y prioritario”, potenciando “el conocimiento científico del estuario”. Dicho cambio de “dirección”, eso sí, tiene como objetivo que a través de los estudios científicos y la mejora de las condiciones medioambientales, en el futuro haya un escenario a partir del cual promover “un nuevo proyecto de mejora de la navegabilidad”.

“Supongo que sería un dragado, pero no necesariamente”, ha dicho reconociendo que cualquier actuación para la mejora de la navegabilidad “seguramente comprendería un dragado de alguna manera”, pero precisando que fruto de la investigación, en el “caso” de que sea planteada de nuevo la iniciativa, contará con “mejores técnicas y mejor integración”.

A la espera de que a finales de mayo trasciendan los estudios ya encargados a las universidades de Cádiz, Huelva, Málaga y Sevilla sobre el estuario, y con otros estudios programados “hasta 2020”, Gracia ha admitido que “probablemente” la idea de promover un nuevo proyecto no se recupere hasta tal año.

Exponiendo que, en cualquier caso, el Puerto planea “un programa de optimización de la navegación del Guadalquivir”, con medidas concretas ya definidas, Gracia ha descartado que la suspensión del proyecto trunque las “perspectivas económicas” del Puerto o sus empresas. “Hay vida más allá del dragado”, ha defendido, antes de reconocer por último que con un mayor calado, el Puerto ofrecería “mayor margen de beneficio” en las operaciones de las empresas.