En busca de empleo e industria

Un año más, el principal objetivo económico es la creación de empleo. Para ello se requiere una reindustrialización que, frente a la precariedad del sector servicios, genere puestos de trabajo de mayor calidad

01 ene 2017 / 21:38 h - Actualizado: 01 ene 2017 / 22:16 h.
"Industria","Agricultura","Empleo","Emprendedores","Los retos de 2017"
  • Sevillanos entrando a una de las oficinas del SAE.
    Sevillanos entrando a una de las oficinas del SAE.

Igual que todos los caminos llevan a Roma, todos los propósitos económicos para 2017 tienen un único objetivo: crear empleo. El lastre del paro sigue ralentizando la maquinaria de recuperación del país, de Andalucía y de Sevilla, de ahí que la confianza del consumidor no despegue, que las inversiones de las empresas sigan paralizadas o que las arcas públicas sigan tiritando. Sin empleo no hay recuperación, por mucho que los índices macroeconómicos sean más positivos. En Andalucía, la Junta se ha marcado bajar de los 900.000 parados, pero tanto en la región como en la provincia el objetivo, además, debe ser mejorar la calidad del empleo. El sector servicios, aupado por el auge turístico, la castigada construcción y el agrario no pueden aportar lo que se requiere, así que todas las miradas están puestas en la industria que, por lo general, crea un empleo de mayor calidad. Sin embargo, los planes de reindustrialización siguen en los cajones.

Las esperanzas están puestas en los sectores más dinámicos: la aeronáutica, cuya industria auxiliar aspira a consolidarse y crecer; la actividad vinculada al Puerto de Sevilla que debe estirarse sin contar con el dragado de profundización del tramo navegable del Guadalquivir, y la minería, que busca en Andalucía cómo prolongar los actuales yacimientos y cómo explotar otros nuevos.

En cuanto a la agroindustria, la consolidación de las empresas que se han hecho un hueco en el mercado y la internacionalización siguen siendo los retos más importantes para 2017, en el que el campo andaluz intentará ser, de nuevo, un poco más rentable para el agricultor y el ganadero.

Además, el Brexit se ve, desde las administraciones y desde algunos sectores de la región, como una oportunidad para captar empresas, si bien lo que más puede tirar del carro son las pymes. El sector de las empresas tecnológicas, de biotecnología, las vinculadas a la seguridad y, por supuesto, las de servicios sanitarios o educativos afrontarán un nuevo ejercicio con el reto principal de hacerse más grandes y tener más visibilidad. Sólo así podrán crear empleo.

Otro sector que no se puede olvidar es el del comercio. La venta online, la modernización del negocio y la regulación del mercado serán claves, una vez más, para que se cree empleo y para que éste sea de mayor calidad. Y es que 2017 llega con los mismos retos y sin recetas nuevas.

Objetivo: bajar de los 900.000 parados

Tras estabilizar el número de parados por debajo de la frontera psicológica del millón, ahora la Junta de Andalucía se ha marcado un nuevo reto: bajar de los 900.000 desempleados en Andalucía. El Gobierno de Susana Díaz estima que la economía de la comunidad crezca este año un 2,3 por ciento y que en materia de ocupación se creen 65.000 puestos de empleo (+2,2 por ciento) con el objetivo de situar la tasa por debajo del 26 por ciento. La cuestión es cómo conseguirlo.

La economía andaluza está anclada al turismo, un sector que se encuentra en auge ante la delicada situación que viven los países de Oriente Medio, grandes competidores de Andalucía en turismo. Servicios y comercio tiran mensualmente de los registros de empleo, pero es trabajo precario, pues se caracteriza por la temporalidad y la parcialidad de sus contratos, como no desisten de recordar los sincatos.

Andalucía precisa de un modelo económico más competitivo. Para conseguirlo, la Junta aplicará desde este año nuevas deducciones fiscales autonómicas en el IRPF de las empresas por creación de empleo o por aportaciones a proyectos empresariales que contribuyan a crear ese nuevo modelo productivo.

La comunidad necesita además una estrategia definida por la industria y un plan para atraer empresas de capital extranjero a la comunidad. El objetivo es aprovechar la salida del Reino Unido de la Unión Europea y convertirla en una oportuniad para la economía andaluza, pues sus efectos serán palpables en la medida en que no se busquen alternativas.

En Sevilla, la meta está en situar por debajo de los 200.000 el número de personas en situación de desempleo de aquí a final de año. Como la industria es uno de los sectores que debe conquistar, la Junta invertirá este año 32,9 millones en la provincia dentro del Plan de Empleo Industrial.

La urgente necesidad de tener más industria

La economía sevillana requiere la urgente reindustrialización de la provincia. En eso coinciden la mayoría de los empresarios, organizaciones e instituciones de Sevilla, que tienen sus esperanzas puestas, sobre todo, en varios sectores: la aeronáutica, la agroalimentación, la minería y las actividades vinculadas al Puerto de Sevilla. Precisamante el último informe sobre el impacto económico de la zona portuaria sevillana destaca que las nuevas 20 concesiones administrativas aprobadas supondrán 900 nuevos puestos de trabajo directos, es decir, 3.850 en total (por su efecto multiplicador, ya que cada empleo generado se multiplica por 4, según el catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Sevilla, José Carlos Casillas). Además, el Puerto tiene otros retos por delante, como terminar el nuevo acceso a la SE-40, proyecto que costará 15 millones de euros (parte con fondos europeos) que debe estar listo en marzo de 2019 tras la apertura del tramo anterior de esa circunvalación. También para 2019 tiene que estar acabado el nuevo acceso ferroviario. No obstante, el principal desafío es que la Zona Franca despegue. Jannone, TRH, Cuadros Eléctricos Nazarenos –que compró el taller de Inabensa (Abengoa)–, Sevitrade, Reciclajes Navales e Hispalense de Líquidos ya están en el recinto, pero su futuro depende de la llegada de nuevas empresas.

En cuanto a otro punto estratégico, los antiguos astilleros, 2017 debe consolidar su actividad industrial principalmente en el sector metalmecánico. Astilleros del Guadalquivir, Ditecsa y Metalúrgica del Guadalquivir, además de Tecade y GRI Towers Sevilla (Gestamp) deben desarrollar importantes proyectos. La vasca Gestamp anunció su llegada a Sevilla con una inversión de 54 millones de euros y una previsión de 400 empleos.

Por otro lado, hay que destacar la etapa de continuidad en empresas como Renault. Después del acuerdo laboral, la dirección del Grupo anunció la adjudicación del tercer plan industrial a España para el periodo 2017-2020, lo que supone que la planta de San Jerónimo mantendrá su actual producción: unas mil cajas de cambio al año. El plan incluye proyectos en Palencia, Valladolid y Sevilla, y la creación de 2.000 empleos fijos. Entre los proyectos está la producción de una nueva caja en Sevilla, la TX30, cuya fabricación exigirá una adaptación de todo el sistema industrial.

El reto de Airbus: vender más A400M

El objetivo de Airbus para 2017 es lograr nuevos pedidos de su A400M. El avión militar, que se monta en Sevilla, por ahora sólo tiene pedidos de los siete países impulsores del programa (España, Alemania, Francia, Reino Unido, Bélgica, Luxemburgo y Turquía), que acumulan 174 encargos. Con un precio de venta de 150 millones de euros, la aeronáutica incluso se plantea hacer rebajas. Tras los problemas técnicos, en 2016 no se cumplió el objetivo de las 20 entregas (fueron 17), así que está por ver si en 2017 se llega a la veintena. Por otro lado, este año España recibirá su segundo A400M. Será en los últimos meses, pese a que los planes iniciales apuntaban a que recibiría cuatro aeronaves a lo largo del año. Y lo que se aclará durante estos 365 días es cómo afectará el ajuste laboral en los proyectos del C295 y el A380 a la plantilla sevillana. La compañía anunció que hay un excedente de 360 personas en ambos (lo que afecta a Sevilla y Puerto Real) debido a la caída de pedidos, pero matizó que no habrá ERE ni despidos de fijos. A entre 150 y 180 temporales no se les renovará el contrato y al resto (unos 200 empleados) se les reubicará. Por otra parte, desde el 1 de enero la empresa estrena fusión bajo una única marca: Airbus. Esta supresión de su principal filial supondrá la eliminación de «un máximo de 1.164» empleos en Europa. Ya se verá si, como se anunció, serán «bajas voluntarias, reubicaciones y jubilaciones anticipadas».

Emprender bajo el respaldo de una ley

En el recorrido de la mejora del empleo, el emprendimiento juega para la comunidad un papel fundamental. El objetivo del Gobierno andaluz es aprobar a lo largo de este año la Ley de Fomento del Emprendimiento de Andalucía. De esta forma, la Junta de Andalucía da un paso más allá y convierte el hecho de emprender una idea o reto personal en un derecho para garantizar la igualdad de oportunidades, sin que los futuros empresarios dependan de sus situación económica o social. La normativa, que tiene consignado un presupuesto de 160 millones de euros hasta el año 2020, prevé crear 60.000 nuevas empresas y con ellas generar 72.000 nuevos empleos.

Para facilitar la creación, consolidación y desarrollo de estos nuevos proyectos, la normativa contempla la creación del Sistema Andaluz para Emprender, cuyo principal instrumento de gestión será Andalucía Emprende –ahora fundación pública y que pasará a ser agencia pública empresarial–.

Con esta normativa, la Junta tiene el reto de mejorar la estrategia y convencer a las voces críticas sobre el correcto uso de los fondos públicos para la promoción y desarrollo de nuevas empresas. En este sentido, el presidente de la asociación SevillaUP, Jaime Aranda, opina que el sistema para impulsar empresas falla en el hecho de la formación, pues «se transforma a estudiantes en empresarios sin haber tenido experiencia laboral previa». Es decir, se engrosa el ecosistema empresarial a base de acelerar empresas, a priori atractivas, pero sin analizar si realmente el proyecto es 100 por cien competitivo.

Una norma para reforzar la agricultura

Con más de 240.000 explotaciones y una contribución de 9.200 millones de euros al Producto Interior Bruto de la comunidad (el 8 por ciento del total), el sector agrario es uno de los pilares económicos andaluces. Pero el cambio climático y la irrupción de las nuevas tecnologías obligan a esta actividad a revisar su estrategia. Por ello, la Junta trabaja para llevar el proyecto de ley de Agricultura y Ganadería de Andalucía al Parlamento andaluz la próxima primavera.

El objetivo de la norma, aplaudida por las organizaciones agrarias, es mejorar las posición laboral de los agricultores. Para ello, la ley contempla la elaboración del Estatuto de las Personas Agricultoras y Empresarias Agroindustriales, que incidirá en el reconocimiento social y legal de los profesionales del sector como generadores de empleo y riqueza y protagonistas de la defensa del patrimonio natural. Aunque tiene sus obligaciones pues no podrán infrautilizar el suelo agrario y deberán llevar a cabo buenas prácticas en todas las explotaciones. Asimismo, la ley prevé promover la igualdad entre hombres y mujeres –pues la ley de titularidad compartida no ha sido del todo efectiva–. Busca, además, impulsar el relevo generacional, que asimismo se verá reforzado con la rebaja del impuesto de sucesiones que se empezó a aplicar en verano del año pasado a las explotaciones agrarias.

El campo andaluz, del que depende el 27 por ciento del empleo de la comunidad, también tiene el reto de ser más competitivo, sobre todo si se tiene en cuenta que más de la mitad de la producción agrícola se vende en el exterior. De ahí que la norma también vele por una agricultura más innovadora.

La ley además de regular la agricultura y la ganadería, también controlará a la industria. Concretamente, incrementa las competencias de control y sanción relacionadas con la cadena agroalimentaria. La Junta considerará falta muy grave y sancionará la conocida como venta a pérdidas, que en el último año ha puesto en el punto de mira a varias cadenas de distribución ante los bajos precios del aceite.