La energía que viene

Nuevo modelo. 2050 es la fecha fijada para que el 100% de la energía generada sea limpia. El modelo de las telecomunicaciones sirve de guía

20 feb 2018 / 21:05 h - Actualizado: 21 feb 2018 / 08:24 h.
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  • El objetivo es que el cien por cien de la energía generada sea de fuente renovable en 2050. / Efe
    El objetivo es que el cien por cien de la energía generada sea de fuente renovable en 2050. / Efe

El objetivo a alcanzar es que en el horizonte de 2050 la generación de energía sea cien por cien limpia. En 2030 debería desaparecer el carbón y más de la mitad de la energía debe ser renovable. La idea es ir sustituyendo tecnologías en función de que se vayan amortizando las inversiones. Ese es el cambio de modelo energético hacia el que nos encaminamos y que tendría un primer efecto en la factura de la luz. Desaparecería la parte variable del recibo (aquella que recoge el coste que supone producir esa energía y que básicamente incluye el combustible que utilice), aunque se mantendría el coste fijo (de amortización y mantenimiento de las centrales de generación).

La idea es así dejar de usar combustibles fósiles en la producción de electricidad, un propósito alcanzable porque, según explican fuentes del sector, existe tecnología para ello, aunque es cierto que hay que terminar de desarrollar.

El principal problema que surge es la necesidad de contar con respaldo para no interrumpir la generación en el caso de que no haya viento. Y aquí es donde entra el futuro, que llegará a través de los sistemas de almacenamiento de energía. «Ahí está la clave. Ahora hay en los embalses reversibles, que bombean agua por la noche para soltarla por la mañana, pero incluso para eso hace falta utilizar energía».

Otro de los grandes cambios que se vislumbra es el que afectará al modelo de generación. En lugar de ser unidireccional, que vaya desde las grandes centrales de generación a los consumidores, a otro modelo de generación distribuida, donde no solamente hay grandes generadores, sino que puede haber muchos pequeños generadores y donde esa generación no solo va a comprar energía sino que también se destinará a la venta. Es lo que recoge el concepto de prosumidor (productor-consumidor) y cuyo desarrollo también irá de la mano del que experimente la red inteligente y el internet de las cosas.

¿En qué punto estamos? Actualmente, nos encontramos en una fase donde a los sistemas de almacenamiento les quedan al menos una década de desarrollo para su viabilidad, precisan fuentes del sector, que añaden que ya se ha empezado el proceso de digitalización de las redes energéticas, aunque a un nivel sencillo todavía y tienen que entrar nuevos consumidores sobre todo vinculados a la movilidad urbana y de transporte.

En este modelo al que tendemos se debería llegar a que el coste de la generación eléctrica sea cero. Cuando el cien por cien de la energía sea renovable el coste debe ser cero. Realmente en el precio final existirá el coste de amortización de una instalación fija. «Vamos a un modelo en el que no importará tanto lo que consumamos y en el que pagaremos una especie de tarifa plana. Vamos a un modelo muy parecido al de las telecomunicaciones. Me da igual lo que consumas porque me cuesta lo mismo. Tengo mi instalación y un periodo en el que amortizar esa inversión», señalan las fuentes.

La compañía eléctrica Endesa es una de las que está apostando por el almacenamiento en el contexto de su política de I+D+I. De hecho, en la central Litoral de Carboneras (Almería) cuenta con un proyecto pionero, que ya ha recibido la autorización para comenzar la instalación de dieciséis containers de baterías de ion litio de 20 megavatios de potencia, que servirían para abastecer a una población de entre 2.000 y 3.000 habitantes. Está previsto que su instalación concluya a lo largo de este mismo año, explicaron fuentes de la empresa y su objetivo permitirá que la central Litoral se convierta en soporte para la generación de renovables.

Impuesto al sol

Uno de los aspectos más controvertidos ha sido el denominado impuesto al sol, que según fuentes del sector eléctrico ha sido malinterpretado. Según explican desde Endesa, si una persona que viva en una zona rural se quiere aislar del sistema, puede hacerlo y nadie le va a cobrar nada. Sin embargo, lo que reclaman las eléctricas es que pague quien quiera tener el respaldo de la red y seguir conectado en caso, por ejemplo, de que sufra la avería de su instalación y no quiera quedarse sin electricidad. «Lo que queremos cobrar es ese coste de inversión que tenemos que hacer para que pueda coger energía cuando la necesite porque para eso tengo esa opción reservada para ti de estar conectado a la red», apostillan. «El concepto es la reserva. Cabe lo que cabe en la red de distribución». Ahí es donde está el conflicto.

De todos modos y para desmitificar, desde la eléctrica recuerdan que todos aquellos usuarios que tengan un consumo inferior a los 10 kW están exentos de pagar ese impuesto al autoconsumo, según establece la norma desde hace un año y medio. «Lo habitual es que los consumos domésticos no superen los seis kilovatios, de hecho el consumo medio se sitúa entre los 4 o 4,5 kW». Se trata de un impuesto que deja fuera prácticamente al 99 por ciento de los usuarios, precisaron las fuentes.

Las eléctricas no se muestran en contra del autoconsumo, sino que al contrario también ven que ahí existe una nueva línea de negocio que abarca el montaje de instalaciones solares y eólicas. «Las eléctricas acabaremos con tarifas planas y servicios adicionales: montaje, mantenimiento... como las empresas de telecomunicaciones». A la hora de evacuar la electricidad sobrante en la red hay limitaciones técnicas como sistemas de seguridad que a veces se entienden como trabas por parte de la empresa, reseñan.