La mejor materia prima sin salir de casa

Se trata de la primera industria en importancia para la economía andaluza, que mantiene entre sus desafíos generar alianzas para crecer, atender las demandas de los consumidores y la digitalización

03 nov 2016 / 08:00 h - Actualizado: 03 nov 2016 / 08:00 h.
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La gastronomía juega un papel indiscutible como reclamo para atraer turismo, pero indisolublemente asociada a la misma se encuentra la materia prima sobre la que se sustenta. Y no cabe duda de que la industria agroalimentaria es un pilar fundamental sin el cual no podría entenderse la economía de la provincia de Sevilla y del conjunto de Andalucía.

No resulta difícil ponerle nombre y rostro a los estandartes agroalimentarios sevillanos. Piensen en los referentes del aceite de oliva, la aceituna de mesa, las frutas y hortalizas, los productos cárnicos, la fabricación de bebidas..., pero sí se complica un poco más acotar con cifras todo lo que supone la industria alimentaria sevillana en negocio y empleo.

Sí podemos hacernos una idea de lo que representa en la economía andaluza, pues es sin duda el sector industrial más importante, que representa una cuarta parte del empleo industrial de la región, además de ser el pilar de las exportaciones andaluzas y de actuar como motor económico de las zonas rurales.

El capítulo de alimentación, bebidas y tabaco es el que mueve más mano de obra, con 46.465 personas ocupadas a cierre del ejercicio 2014, el dato más reciente del que dispone el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.

Se trata, además, de un sector que generó una cifra de negocio de 13.124 millones de euros, el segundo volumen más relevante solo precedido por el generado por las industrias extractivas, energía, agua y residuos en la comunidad. Se trata de un crecimiento del 5 por ciento, según los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, de manera que representa el 14 por ciento del total nacional.

Por subsectores de producción, el de grasas y aceites sigue siendo el principal de la industria agroalimentaria andaluza, con un 40 por ciento del volumen total de ventas del sector, seguido por el sector cárnico, que aporta algo más de un 12 por ciento, y el de conservas de frutas y hortalizas, con un 11 por ciento. Así se desprende del II Estudio del Sector Agroalimentario de Andalucía, elaborado por KPMG y la Asociación Empresarial Alimentos de Andalucía Lándaluz.

La globalización y la competencia, la irrupción de la economía digital y la necesaria transformación hacia esta realidad, los nuevos hábitos de un consumidor cada vez más exigente y mejor informado y la urgencia de ganar dimensión a través de diversas vías de colaboración, además del impulso de la internacionalización, a través de la apertura de nuevos mercados resumen cuáles son los desafíos más acuciantes para la joya industrial andaluza.

Los principales empresarios del sector señalaron, a través de una encuesta recogida por ese informe, que centran su estrategia en la política de precios y la reducción de costes de producción, conscientes del entorno competitivo y global en el que operan.

Pero en clave de un consumo interno, el sector tiene claro también que el comercio online y las redes sociales están llamados a convertirse en factores que marcarán el comportamiento de los consumidores en los próximos años. El primero está claro de qué manera, pero las redes sociales se antojan como el medio más efectivo para comunicarse con todos los clientes.

Y, aunque entienden que hay que adaptarse a la realidad digital, pocos son los que le prestan atención real en forma de inversiones en este tipo de tecnologías.

Aunque la recuperación del consumo es una realidad que ya empezó a constatarse el año pasado –se ha notado en el repunte de la actividad comercial, pero también del negocio turístico y en el termómetro de bares y restaurantes–, ha estado condicionada en parte por los meses de incertidumbre política.

Sin embargo, distinto comportamiento ha tenido una de las vías de escape que las empresas agroalimentarias locales han potenciado durante la crisis, reforzando sus posiciones en los mercados internacionales a través de las exportaciones ante la ralentización de la demanda en casa.

De hecho, las empresas agroalimentarias sevillanas vendieron en el exterior sus productos por valor de 1.733 millones de euros entre enero y agosto de este año, lo que representa un incremento del 17 por ciento si lo comparamos con las exportaciones realizadas en el mismo periodo de 2015, según arrojan las estadística de comercio exterior del Ministerio de Economía y Competitividad.

Solo hace falta echar un vistazo con retrospectiva para comprobar el refugio que han supuesto los mercados internacionales para estas empresas durante los años de crisis. Y es que en los mismos meses de 2008, el capítulo exterior representó unas ventas de 1.092,44 millones de euros para el sector agroalimentario de la provincia de Sevilla, produciéndose un avance del 58,6 por ciento en la comparativa.

El aceite es el producto estrella de la marca made in Sevilla fuera de nuestras fronteras, con 853,23 millones de euros exportados en los ocho primeros meses del año. La medalla de plata la detenta el capítulo de las frutas y hortalizas, sector que exportó por valor de 626,44 millones. Algo más alejados, los cereales, con unas ventas de 71,65 millones, seguido en el ranking de los productos cárnicos (que sumaron 55,26 millones) y de otros preparados alimenticios sin especificar, que vendieron fuera 33,32 millones de euros.

Echando un vistazo al mapa, los principales destinos que tuvieron los productos de la tierra se localizaron en Estados Unidos, que encabezó el listado, con 224,45 millones vendidos; en segundo lugar, Francia, con 217,29 millones; Portugal, con 209,3 millones; Italia, con 165,87 millones; Alemania, con 135,22 millones; y el Reino Unido, con 115,39 millones, son los países que superan el centenar de millones comprados en Sevilla. Sin embargo, dentro de la lista de los diez países a los que se ha exportado entre enero y agosto se incluyen China y Japón, con compras en ese periodo por valor de 45,2 y 38,5 millones de euros, respectivamente, lo que implica un salto cualitativo muy relevante porque al comienzo de la crisis, allá por 2008, el intercambio comercial rondaba los 4 y 13 millones con ambos países.

La asignatura pendiente

El diagnóstico no deja lugar a dudas. En un mercado nacional cada vez más maduro y tras años de inestabilidad económica que han obligado a las empresas a competir básicamente en precio y promociones, mirar hacia el exterior ha resultado vital para mantener su crecimiento. El análisis anterior de los datos arroja en parte ese fruto.

El informe de KMPG y Lándaluz preguntaba cuál era el medio para ganar dimensión en el exterior. La respuesta de las empresas andaluzas situaba como prioridad la cooperación con otras empresas para alcanzar ese objetivo, según la opinión de siete de cada diez encuestados. Sin embargo, en los últimos tiempos no se han producido avances significativos en estos procesos de alianzas.

La consultora pone el acento en que esta exigencia es más acuciante en el caso de las cooperativas, que deben «redimensionar» su tamaño para competir no solo en el mercado local sino también para crecer en el exterior.

Los principales mercados en los que están enfocando sus esfuerzos las agroalimentarias andaluzas son mercados maduros como Estados Unidos y la Unión Europea, lejos de otros países que vislumbran con menos oportunidades como China o Latinoamérica. Aquí juega un papel destacado qué puede llegar a suponer de apertura para las firmas locales en el otro lado del Charco si finalmente se llega a aprobar el tratado de libre comercio e inversiones entre Estados Unidos y la Unión Europea (conocido por sus siglas en inglés, TTIP); un acuerdo comercial que, no obstante, parece que se encuentra en una situación de bloqueo. Además, está por calibrar el impacto que supondrá asimismo el recién firmado CETA, el acuerdo de intercambio comercial entre Europa y Canadá, al que aún le falta antes de echar a andar la ratificación por parte del Parlamento Europeo, trámite que se confía en concluir a principios del próximo año.

Y, aunque se están produciendo avances, la consultora señala que sigue pendiente como reto la introducción de los productos locales en los mercados asiáticos con China a la cabeza, donde la empresa agroalimentaria andaluza se enfrenta a barreras de distancia, lingüísticas, culturales y de enorme competencia, especialmente en determinados productos.