Varios son los gremios de trabajadores que, por su importancia de atender al pueblo, han tenido la imperiosa responsabilidad y obligación de acudir a sus respectivos puestos de trabajo. Uno de estos colectivos son los trabajadores cuya ocupación laboral reside en las entidades financieras. Desde que el gobierno español decretase el Estado de Alarma el pasado 14 de marzo a causa de la pandemia producida por el COVID-19, los profesionales de este sector han estado a plena disposición de sus clientes, tanto de forma presencial en sus oficinas como desde sus casas teletrabajando.
Por turnos y reduciendo sus sucursales por zonas, estos profesionales han estado y están expuestos al coronavirus atendiendo cada día a todas aquellas personas que acuden (algunas incluso injustificadamente) para realizar cualquier tipo de gestión financiera. A través de las ayudas a particulares, autónomos y pymes, manteniendo los cajeros operativos, y atendiendo y asesorando en la gestión de la banca online y app, etc, todos ellos también ponen su salud y la de sus familiares en riesgo para satisfacer las necesidades de una clientela que no siempre se muestra agradecida. Más bien todo lo contrario.
Según ha podido saber El Correo de Andalucía, muchos son los trabajadores que se encuentran “atacados y menospreciados” por el público. Durante este periodo de confinamiento, las entidades financieras están contactando con sus clientes para ayudar y preocuparse por sus respectivas situaciones y no para vender sus productos, tal como ciertos desconocedores distorsionan la realidad de forma desmesurada.
En esta ocasión, no hablamos de médicos, sanitarios, policías, transportistas o cajeros de supermercados. Sin embargo, sí hablamos de personas que hacen su trabajo, igualmente, en beneficio de muchos y lo último que necesitan es que les griten, amenacen o agredan verbalmente. “Nosotros también somos víctimas de la situación actual. Queremos dar las gracias a los pocos que lo comprenden e incluso nos lo agradecen”, aclara uno de estos profesionales.