“La agroindustria andaluza vive su mejor momento”

07 jun 2015 / 09:00 h - Actualizado: 07 jun 2015 / 16:38 h.
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  • Alfredo López posa en su despacho en la sede de la empresa Montealbor, ubicada en el polígono industrial La Red de Alcalá de Guadaíra. / Inma Flores
    Alfredo López posa en su despacho en la sede de la empresa Montealbor, ubicada en el polígono industrial La Red de Alcalá de Guadaíra. / Inma Flores

Tras comprar en otoño pasado la empresa Montealbero, la cárnica Montealbor, especializada en platos preparados, salsas y embutidos, se prepara para un traslado de fábrica que permita incrementar la producción y atender una nueva línea de actividad, la dietética, y los comienzos de la exportación. Su director general, Alfredo López González, irradia aquí optimismo.

Callos, riñones, manitas, morcillas y una matanza entera en Montealbor...

—Diríase que sí. En Montealbor tenemos varias líneas de actividad: platos preparados, salsas, salchichas, toppings (trocitos de salchichas, bacon, fiambre, etcétera) para pizzas, embutidos, mantecas, chicharrones y horneados.

¿Y qué engorda más las cuentas de la empresa?

—Por volumen de producción y ventas, este año serán las salchichas porque se ha incorporado el negocio de la compañía Montealbero, que compramos el pasado otoño al grupo sevillano Sola Ricca, y donde eran una de sus principales líneas de trabajo. Para nosotros, esta operación ha supuesto un salto muy importante.

¿Cómo ha sido la digestión?

—La fábrica de Montealbero, en el polígono Polysol de Alcalá de Guadaíra, temporalmente se cerró, y nos trajimos aquí (polígono La Red, en la misma localidad) el personal y parte de la maquinaria. Ya veníamos creciendo en ventas por encima de los dos dígitos, y para este año será incluso más por el fuerte incremento de una nueva línea de productos dietéticos, que se comercializan en exclusiva para un distribuidor.

¿Dietéticos los callos? ¿Dietética la manteca?

—No, no. Por cierto, rompo una lanza a favor de los callos, puesto que tienen menos grasa y más proteínas de lo que la gente se cree. Esos productos dietéticos conforman una línea de trabajo distinta a nuestra producción estándar. Son adaptaciones de salchichas, de platos preparados y de salsas, así como shirataki (un tipo de fideos). No se comercializan con nuestra marca, sino con la del distribuidor, y son atractivos para la exportación.

¿Qué pesa más, la marca propia Montealbor o la marca blanca?

—Sin duda, la propia. La blanca es ya pequeña. En épocas pasadas, esta última llegó a alcanzar el 30 por ciento de la producción, pero la fuimos reduciendo para centrarnos en nuestra marca, a excepción, como ya he comentado, de las referencias dietéticas.

¿Cuáles son los principales mercados para la empresa?

—La inmensa mayoría de la producción se orienta hacia el mercado nacional, siendo importante la implantación en Andalucía dado el tipo de alimentación que trabajamos, muy de aquí. En el resto de España, las referencias más aceptadas son las salchichas cocidas, los callos y las salsas. Éstas van desde la salsa verde hasta la de mojo picón, pasando por criollo o al jerez.

¿Y la exportación?

—Es incipiente. ¿Se imagina exportar manteca colorá, manteca ibérica blanca, sobrasada, pringá o zurrapa a Estados Unidos? Era complicado, por no decir imposible, con estos productos, pero no con las salsas, y por éstas hemos arrancado. Fue el año pasado cuando decidimos a asistir a ferias alimentarias internacionales, como las de Nueva York o Londres, y también a realizar misiones comerciales directas, en Estados Unidos, el Reino Unido o Francia. Pero sólo para salsas. Y aún estamos sembrando, y lo que nos queda por sembrar...

La I+D+I del callo...

—(Ríe) Los callos siguen recetas tradicionales, apenas han sufrido variaciones desde sus inicios. Como si se hicieran en casa. En este caso, la innovación procede de los procesos, los envases y el envasado al vacío, como en el resto de platos preparados. Donde quizás se aprecia más la labor de I+D+I es en los productos dietéticos y, de hecho, acabamos de recibir una subvención por parte del CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial, adscrito al Ministerio de Economía) para innovar por ahí, puesto que, además, tienen un gran potencial exportador.

¿Números de la empresa y proyectos inminentes?

—La plantilla de Montealbor está conformada por 44 trabajadores y nuestra facturación este año rondará los 5,5 millones de euros. La capacidad de esta fábrica está ya completa y necesitamos crecer. Por ello, nuestro proyecto inmediato es trasladarnos a la fábrica de Montealbero. Aquí tenemos 1.950 metros cuadrados, allí 3.500. El traslado, que requiere una inversión estimada en 1,5 millones, está previsto para el año que viene. Por lo demás, seguir implementando las líneas de cocidos, salsas y dietéticas.

Montealbor se ha incorporado a la asociación empresarial alimentaria Lándaluz. ¿Cómo cree que está la agroindustria andaluza?

—En su mejor momento. Primero, porque la crisis económica, que nos afectó pero no tanto como a otras actividades empresariales, nos hizo agudizar el ingenio y reforzar nuestra competitividad. Segundo, porque, en alimentación, la Marca España, apoyada en unos cocineros de reputación mundial, goza de buena prensa. Tercero, porque nuestros estándares de calidad alimentaria y, por supuesto, de seguridad son de los más altos del mundo. Cuarto, por el cambio actual del euro con el dólar, que, al reducir el coste, hace más atractivos los productos españoles en el exterior. Y quinto, porque por fin tenemos agroindustria, así, en general, y no sólo aceite de oliva, vino o jamón.