sevilla
{Remontémonos a los orígenes de la empresa.—Se constituye a principios de 2007 como una compañía dedicada a la construcción que funda un señor que provenía de Cartuja Inmobiliaria, filial del Grupo San José. Buscaba a alguien que le diera un giro a la empresa y la convirtiera en una firma multidisciplinar de ingeniería y mantenimiento. En julio de 2009 adquirí el 85 por ciento y el 15 por ciento restante fue vendido con posterioridad a otros socios trabajadores.
—¿Por qué decide hacerse con Elimco Aerospace?
—Fundé Elimco en 1992, pero la dividí en cuatro partes porque necesitaba un impulso de capital para desarrollar todo lo que llegó a hacer. Tras varias vicisitudes y ampliaciones de capital, acordamos mi marcha y ya decidí no mirar atrás. En 2015 Elimco, que se había dividido en varias sociedades, entra en concurso. Nos pusimos en contacto con la administración concursal, hicimos la puja y ganamos la firma Elimco Aerospace SLU, que no estaba en concurso y que llegó a facturar 18 millones, y los cuatro activos inmobiliarios de Aerópolis, por unos ocho millones.
—¿En qué sectores desarrollan su actividad?
—Ingemont se dedica a Ingeniería de mantenimiento y al desarrollo de proyectos tecnológicos. Entre ellos un concepto que llamamos integrador, que consiste en dar servicio al cliente en todas sus instalaciones técnicas críticas que dan soporte a su actividad principal. Con el esfuerzo común de los socios y del equipo, convertimos una empresa con un millón de facturación, que cerró el año pasado con unos 24 millones, en mitad de la crisis.
—¿Cómo surge ese planteamiento?
—La idea se nos ocurre al profesor de la Escuela de Ingenieros Antonio Ordóñez y a mí para competir con las grandes. Hay mantenimientos que son obligados para cualquier propietario de instalación, da igual que sea un matadero, una refinería de petróleo o una central nuclear. Todas tienen un centro de alta tensión, una instalación de baja tensión, un sistema de protección de incendios, un grupo electrógeno, un sistema de climatización, de agua caliente y de frío alimentario.
—¿En qué se ha sustentado su crecimiento?
—Hemos ido creciendo orgánicamente. El primer movimiento inorgánico ha sido adquirir Elimco Aerospace. El resto ha sido fundando UTE o filiales y/o absorbiendo a personal de empresas en proceso concursal o liquidación. Nuestro mayor valor es disponer a los técnicos especializados que tienen ese conocimiento. Estamos lejos de las grandes y de los pequeños. Hemos sabido convertir nuestro tamaño en una oportunidad, porque convertirse en el médico de cabecera de un cliente y ganarte su confianza con un equipo de 60 ingenieros que le pueden dar soporte como no puede hacer un autónomo o una pequeña empresa es muy importante.
—¿Cómo aplican la I+D+i?
—Hemos desarrollado varios proyectos de I+D+i. Tenemos sobre la mesa dos relacionados con drones y otros con trabajos en tensión en alta tensión. Uno de ellos con Emasesa, con quien vamos en consorcio, para hacer las inspecciones de las tuberías de saneamiento con un dron pilotado desde el exterior por un operario, mejorando mucho la seguridad de las personas.
—¿Las cifras de Ingemont?
—Tuvimos una media de 274 trabajadores en el grupo mercantil en 2017, contemplando todas las unidades de negocio y compañías, contamos con oficinas en Madrid, Mérida, Algeciras, Málaga, Tenerife y Las Palmas, y centros de trabajo en Cáceres, Badajoz, Jerez, Alicante y Valencia. Tenemos más de 400 clientes activos y dos de ellos son clientes estrella aunque ninguno tiene un peso superior al 15 por ciento.
—¿Proyectos destacados?
—Hemos hecho proyectos de eficiencia energética que financiamos nosotros como puente. Por ejemplo, el único edificio ecoeficiente de Andalucía lo desarrollamos en 2014-15. Un hotel con 30 años de antigüedad en Granada al que bajamos un 60 por ciento el coste energético medio por habitación de 3,2 euros/día a 1,3 euros. Y actuamos como financiadores por un acuerdo marco con la banca. También hemos actualizado sistemas en los 125 supermercados del Grupo Hermanos Martín (Supermercados MAS), un proyecto de 1,8 millones, de manera que se reduce el consumo energético a un 25-30 por ciento del consumo anterior. Siempre se amortiza, al cliente no le cuesta nada, desde el principio ahorra un 8-10 por ciento mientras la instalación se amortiza, pasando luego a su propiedad. Sin coste.
—¿Les preocupa la ralentización de actividad de Airbus?
—Vienen dos años complicados porque la industria auxiliar sevillana es muy dependiente del A400M y del sector militar de Airbus. El futuro hay que salir a buscarlo fuera de España, pero estamos convencidos de que con la aplicación de nuestro plan de negocios, podremos compensar el descenso de carga local y crecer. ~