Otra forma de rendir cuentas

CaixaBank cierra en Sevilla la ronda de encuentros en los que ha congregado a 1.200 accionistas

23 nov 2016 / 22:26 h - Actualizado: 24 nov 2016 / 07:00 h.
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  • Un centenar de inversores minoristas de CaixaBank se dieron ayer cita en Torre Sevilla, donde Meritxell Soler expuso la coyuntura actual y los resultados de la entidad. / El Correo
    Un centenar de inversores minoristas de CaixaBank se dieron ayer cita en Torre Sevilla, donde Meritxell Soler expuso la coyuntura actual y los resultados de la entidad. / El Correo
  • Vistas que se pueden contemplar desde la planta 21 del rascacielos. / El Correo
    Vistas que se pueden contemplar desde la planta 21 del rascacielos. / El Correo

Pasan unos minutos de las cinco de la tarde. Un centenar de personas se agolpa en las cristaleras de los ventanales de la planta 21 de Torre Sevilla smartphone en mano. Nadie se quiere perder el espectáculo de unas vistas inéditas impresionantes. CaixaBank ha utilizado con éxito uno de sus grandes reclamos en la ciudad para atraer a algunos de los 24.000 accionistas –todos ellos inversores minoristas– con los que cuenta en la provincia de Sevilla, 68.000 en el conjunto de Andalucía.

A su llegada les recibe Meritxell Soler, directora de Relación con Accionistas de CaixaBank. No es la primera vez que se celebra esta cita, sí lo es el estreno en el emblema de la entidad financiera. Sevilla cierra la ronda de encuentros corporativos que ha llevado a CaixaBank a recalar a lo largo de este 2016 en una quincena de ciudades españolas y explicar cara a cara a los dueños de una parte de la entidad cómo ha ido el ejercicio, cuáles han sido las operaciones más relevantes, cómo se ha comportado el entorno macroeconómico, cuáles son los objetivos que persigue con su plan estratégico y, cómo no, en qué consiste la política de retribución por la vía del dividendo. Pero no es solo un discurso unidireccional, es también la oportunidad para que los accionistas interpelen directamente a su banco y les pidan cuentas. De todo tipo.

Solo hubo dos intervenciones de particulares en el encuentro de ayer. La primera, de un cliente procedente de la absorbida Barclays, que pidió explicaciones de por qué la entidad no ofrecía productos más ventajosos para el cliente como alguno de la competencia, afeó la eliminación de bonificaciones de las que disfrutaba en la anterior etapa como la devolución del uno por ciento de los recibos domiciliados y se quejó de la evolución de la acción.

Desde la entidad defendieron su estrategia comercial, que prioriza «estar cerca de los clientes», en lugar del café para todos. «Preferimos hablar de personas y abordar cada caso con una estrategia comercial válida para cada uno». Además, justificaron el cambio de condiciones en las cuentas de Barclays por las actuales «condiciones del mercado», que han variado mucho y están marcadas por el entorno de tipos de interés en negativo. «Dudo que la propia entidad, si no hubiera sido absorbida, hubiera podido mantener esas condiciones».

Sí coincidieron en que la valoración actual de la acción de CaixaBank, que acumula dos años de descensos, «no refleja la realidad» de la entidad, y cuya evolución se vio perjudicada este año por la incertidumbre de la operación en el banco luso BPI, que finalmente no requerirá una ampliación de capital.

Así, ha tenido que adaptarse a las circunstancias, como demuestra por ejemplo el hecho de que se haya convertido en una «banca de seguros» para sostener en el tiempo la cuenta de resultados ante la escasa rentabilidad del negocio tradicional bancario.

Y es que, según explicó Meritxell Soler en su exposición, la política de tipos bajos –fruto de la suma de la incertidumbre, la volatilidad de los mercados, el bajo crecimiento y la baja inflación– se mantendrá aún durante un tiempo prolongado, de modo que el Euríbor a doce meses (actualmente en negativo) no llegará al 1 por ciento hasta al menos septiembre de 2026. Esto afecta directamente a la rentabilidad de los bancos, lastrados asimismo por un crédito que no termina de repuntar y por un exceso de exigencias regulatorias. Por ello, CaixaBank ha recurrido a una amplia gama de productos con el objetivo de sostener los resultados en este complejo entorno. A ello hay que sumar el impacto de la integración de Barclays, la anticipación de la retirada de las cláusulas suelo y los acuerdos laborales alcanzados para hacer «más eficiente» la plantilla.

«El objetivo es rendirles cuentas como propietarios que son de parte de CaixaBank», precisa Soler, que remarca, a modo de balance del ejercicio, que la principal preocupación se concentra en la evolución de la acción y el dividendo esperado, en entender la cuenta de resultados y las principales operaciones –este año, por ejemplo, ha habido muchas preguntas por el banco luso BPI– y sobre el modelo de negocio.