Crónicas empresariales

Prisa y Herrero: el periodismo se escribe desde muy arriba

22 nov 2020 / 04:46 h - Actualizado: 21 nov 2020 / 17:54 h.
"Crónicas empresariales"
  • Prisa y Herrero: el periodismo se escribe desde muy arriba

El intento de compra del Grupo Prisa por parte del empresario Blas Herrero, apodado “El lechero” por las malas lenguas, ofrece una oportunidad para reflexionar sobre quién “escribe” en realidad los textos periodísticos, las empresas accionistas o los profesionales del periodismo, ya se sabe que donde hay patrón no manda marinero.

Sin duda, se sigue ejerciendo un excelente periodismo. Sin duda, es ahora cuando existe auténtico pluralismo en la prensa, no antes, cuando íbamos al quiosco a comprar un medio con línea PP o PSOE, poco más se podía pedir. Ahora, el tan cacareado desde siempre pluralismo, está en la red y ya veremos lo que dura. Pero el asunto del intento de compra del empresario Blas Herrero al que llaman “El lechero” por su honrosísima ocupación inicial, posee una interesante lectura para quien desee aproximarse al conocimiento de “las tripas del periodismo”.

La mano que mece la pluma

Un periodista currito de base está sentado en la redacción de El País, de la SER, del diario económico Cinco Días o del deportivo As. Intenta hacer su trabajo con el máximo rigor posible pero tal vez encuentre bastantes dificultares para ello. Los medios citados son todos propiedad del Grupo Prisa que lleva en quiebra técnica demasiados años, una quiebra que tuvo sus orígenes en 2007 cuando se embarcó en la compra de Sogecable mientras el mundo de los negocios se venía abajo con la quiebra de Lehman Brothers. En estos momentos su deuda está cercana a los 1.000 millones de euros y supera su capitalización en Bolsa pero llegó a alcanzar casi 5.000 millones.

Sin embargo, hay lobbies de poder a los que les interesa que no muera, por el momento. Si usted hubiera dejado de pagar su hipoteca, en pocos meses estaría en la calle, pero a Prisa se lo perdonan todo, si bien ha vendido muchas de sus propiedades mediáticas y ha desinvertido en otras. Se ha calculado que Prisa hubiera necesitado más de 100 años para pagar la deuda que llegó a padecer y que incluso la obligó a vender entre 2008 y 2010 la sede corporativa del Grupo en Gran Vía, en Madrid, la redacción del diario El País en Madrid, el inmueble que albergaba la sede de la Cadena SER en Barcelona y el edificio donde desarrollaba su actividad audiovisual, en la localidad madrileña de Tres Cantos.

El poder que llegó a poseer en Bolivia (fue propietaria del Grupo Garafulic, el más importante de aquel país), Francia (aliado en Canal+ Francia y con una participación considerable en el Grupo Le Monde, ahora menor), Estados Unidos (con la CNN -que pertenece a Time Warner- llegó a crear CNN+), Inglaterra -donde participó en la fundación de The Independent, hoy en manos de Alexander Lebedev, un magnate ruso exagente del KGB soviético, accionista también de Aeroflot- Portugal -país en donde tiene a la venta el Grupo Media Capital-, o en toda América Latina con sus editoriales Alfaguara, Aguilar y Taurus que ha vendido a Penguin Random House, la mayor editorial del mundo, propiedad del conglomerado alemán Bertelsmann y del inglés Pearson, todo ese poder y más que llegó a atesorar el Grupo Prisa, se ha ido diluyendo. Si el patriarca don Jesús de Polanco levantara la cabeza habría que darle un barril de tila.

La compañía la preside ahora su hijo, Manuel Polanco, aunque el primer accionista ya no es la histórica familia del fundador sino el inversor Joseph Oughourlian, de Amber Capital (Londres) con casi el 30 por ciento de las acciones. Los tres mayores accionistas de Prisa son los dos citados (Polanco tiene un 17 por ciento aproximadamente), más Telefónica con alrededor del 13 por ciento. Eso sí, hay que tener en cuenta a los accionistas menores pero muy significativos: International Media Group (Qatar), HSBC (Inglaterra), Banco Santander, Caixabank o Nicholas Berggruen (Liberty, USA).

Todo este poder -y más que me dejo porque esto no es un libro sino un texto periodístico- tiene detrás el currito y el menos currito que se siente en la mesa de la redacción de los medios de Prisa o que ocupe algún despacho. No es importante que se trate incluso del director, si lo que tienen detrás, si las manos que mecen sus plumas lo desean por los intereses que existen entre ellas y sus conexiones con la política lo aconsejan, quien sea recibe toques de atención en su libertad de expresión profesional o se va a la calle acompañando a los numerosos trabajadores víctimas de EREs que han tenido lugar también para aligerar deudas. Y el caso Prisa es un paradigma de lo que ocurre en otros grupos de comunicación de España y resto del mundo.

En su libro Grupo Prisa: Media Power in Contemporary Spain (Routledge, 2020), las profesoras Núria Almiron y Ana Segovia y el profesor Luis Albornoz, sostienen que el hecho de que empresas como Prisa estén cada vez más controlados por la banca y fondos de inversión internacionales debilita al periodismo y, así, mina a la democracia.

Y en eso llegó Blas Herrero

Los rumores sobre la venta de Prisa no han cesado en los últimos años ni otros que apuntaban a una fusión de El País con El Mundo, por ejemplo. La noticia esta semana ha sido el intento en firme de compra por parte del empresario asturiano Blas Herrero -procedente del sector lácteo, de ahí lo de “El lechero”- que ha ofrecido unos 200 millones por una empresa en quiebra técnica. Sabemos que el señor Herrero es propietario de Grupo audiovisual Kiss FM, pero como ya casi no existen los empresarios que vivan exclusivamente de la comunicación y el periodismo, habrá que tener en cuenta que posee o ha poseído intereses en otros negocios, como empresas inmobiliarias y concesionarios de automóviles y que aspira a tomar las riendas del grupo asturiano Duro Felguera que actualmente está negociando un rescate de 100 millones de euros con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

¿Han actuado por iniciativa propia Blas Herrero y otros empresarios que lo acompañan en la oferta? Diario 16 dice que no y apunta: “En estos días ha sorprendido al mundo mediático y empresarial la oferta del empresario Blas Herrero para hacerse con el control de los medios de comunicación del Grupo Prisa. Sin embargo, según la información recibida por Diario16 de fuentes de contrastada solvencia, todos estos movimientos han sido la puesta en escena de una estrategia iniciada por el propio Banco Santander para mantener el «control» sobre el mayor grupo de comunicación español, utilizando su 4% de participación y la deuda agobiante que Prisa mantiene con la entidad”.

El rotativo añade: “Esta presión de los créditos es la que utiliza el Santander para obtener beneficios mediáticos y políticos, que se muestra públicamente en la presencia de la presidenta de la entidad junto al presidente del Gobierno y al Jefe del Estado, aunque, en el caso de Pedro Sánchez hay una mayor influencia de asesoramiento mediático por parte de Amber Capital que del Santander, lo que va en contra de los consejos de su Jefe de Gabinete”.

A destacar igualmente estos datos que aporta la histórica cabecera: “Todos estos movimientos vienen provocados porque el pasado mes de enero, Amber amplió su participación en el grupo de comunicación situándose con un 29,8%, al borde de contar con el 30% que les daría capacidad para lanzar una Oferta Pública de Acciones (OPA), algo que habría provocado la desaparición de la influencia y control del Santander sobre los históricos medios de comunicación”.

Cuántas piezas para un puzle

Habrán visto la cantidad de piezas que se mueven detrás de las noticias que les llegan a ustedes, imposible desarrollar un periodismo riguroso así y eso que no he contado ni media misa para no marearlos más porque podría narrarles lo que publica el diario Hispanidad sobre este asunto. Como muestra sólo unos apuntes.

¿Quién está muñendo la operación?, se pregunta Hispanidad. “Entre otros, y aunque él insiste en desmentirlo, Jaime Castellanos, el hombre de Lazard en España, el que fuera presidente del grupo Recoletos... y tío carnal de Ana Botín, presidenta del Santander. Antes de Blas Herrero reparó en Enrique Cerezo, el presidente del Atlético. El nombre de Jaime Castellanos, el mismo que Aznar utiliza en su intento de comprarle Antena 3 TV a Pablito Casado, tiene su importancia porque, como ya hemos dicho en Hispanidad, la persona que más manda en El País, Ana Botín, mantiene un pulso con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez por saber si El País y la SER deben seguir siendo lo que ahora son, un aparato de propaganda de La Moncloa, o si adoptan una tendencia más... independiente”.

“Por de pronto -añade la citada cabecera- lo único que se sabe es que la aparición en escena de Blas Herrero no ha agradado en Moncloa. Herrero siempre ha sido considerado próximo al PSOE de Alfonso Guerra pero ahora parece estar trabajando para la derecha. Además, no olviden que en el accionariado de PRISA parece un consejo de notables: Santander, Telefónica, HSBC, los Polanco -testaferros de Ana Botín- Carlos Botín y el fondo Amber Capital, cuya cabeza visible es Joseph Oughoulian, que controla el 30% del capital. ¿Cuál es el problema de Amber? Que sabemos el nombre, sólo el nombre, de la cabeza visible y no tenemos la menor idea de quiénes son sus cabezas invisibles, de quién está detrás de Amber. Gane uno u otro bando, tendremos una Prisa políticamente dependiente... justo lo que no debiera ocurrir. No, a Moncloa no le gusta la operación lechero mientras el consejero de Telefónica, Javier de Paz, promete a Iván Redondo, el cerebro de Moncloa (el único cerebro de La Moncloa) que Telefónica se opondrá a la venta con todas sus fuerzas”.

La guinda que remata el pastel que acabamos de constatar es que se postula Pedro J. Ramírez como posible futuro director de El País, en forma de hombre de consenso entre el bando Amber y el bando Santander. Pero a Sánchez no le gusta Pedro J.

Menudos follones tienen los ricos ahí arriba, cuando yo estudiaba Historia en la universidad a jaleos parecidos a estos se les llamaban las revueltas de los privilegiados. Ahora se dice que los ricos también lloran, por el poder, por la pasta y la influencia. ¿Estarán tranquilos hoy domingo o andarán por ahí móvil en mano o comiendo en comandita? La pregunta no es baladí porque la conducta de los de arriba se extiende hasta abajo y así estamos de destrozados aunque en libertad y democracia, eso sí.

Y el periodismo ahí en medio, haciendo lo que puede, jugando a ser independiente y exigiendo transparencia a diestra y siniestra. ¿Quién lo ejerce de verdad?, ¿el periodista?, ¿el empresario?, ¿el banquero?, ¿el político?