Programar juegos, cosa de niños

De moda. En Sevilla proliferan los cursos para aprender el lenguaje con el que se crean videojuegos, actividad que va más allá al fomentar la creatividad y la robótica asistencial

06 dic 2016 / 09:40 h - Actualizado: 07 dic 2016 / 08:00 h.
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  • La robótica y la programación de videojuegos están ya presentes en los colegios sevillanos. / El Correo
    La robótica y la programación de videojuegos están ya presentes en los colegios sevillanos. / El Correo
  • Clase de programación de Rockbotic. / El Correo
    Clase de programación de Rockbotic. / El Correo
  • Pantalla del Scracht, ‘software’ libre para aprender a programar. / El Correo
    Pantalla del Scracht, ‘software’ libre para aprender a programar. / El Correo

Más de 400 niños sevillanos de 16 colegios tanto públicos como privados programan sus propios videojuegos en horas extraescolares. Y otros muchos lo hacen los fines de semana gracias a actividades como las de la academia Rockbotic-Baobab de Sevilla. La programación es el futuro, es sinónimo de salida profesional casi garantizada y por eso muchos padres están obsesionados por que sus hijos aprendan el lenguaje informático lo antes posible. Asimilarlo a edades tempranas es fácil, y también divertido.

Rockbotic, número uno en robótica educativa en España, lleva cinco años dando cursos de programación de videojuegos para niños de entre 5 a 12 años por todo el país. A Sevilla llegaron hace sólo dos años, pero su actividad se ha ido incrementando mes a mes. ¿Está de moda? ¿Hay un boom? Para José Miguel Carmona, ingeniero industrial en electrónica y miembro de la academia Rockbotic-Baobab de Sevilla, sí hay un boom e incluso «psicosis» entre algunos padres. En muchos casos quieren que sus hijos se sienten delante del ordenador lo antes posible, pero «no es necesario durante todo el proceso de creación». En su opinión, es muy necesario que el lenguaje de programación esté incorporado en la mochila de los niños aunque «tienen tiempo para programar».

Lo más importante, recalca, es potenciar la creatividad, la imaginación y el trabajo en equipo. De hecho, Rockbotic fomenta una robótica asistencial, es decir, que los niños creen videojuegos y programas «para ayudar a otras personas, por ejemplo, con movilidad reducida». No se enseña a programar videojuegos sólo para jugar, sino también para ser útiles a la sociedad y ayudar.

¿Y cómo se hace todo esto? En primer lugar, la herramienta que se utiliza es el Scratch, un lenguaje de programación visual libre orientado a la enseñanza principalmente mediante la creación de juegos.

Es un programa gratuito y de software libre, perfecto para introducirse en la programación y que está disponible para varios sistemas operativos (Windows, Ubuntu, Sugar, Mac).

Scratch se utiliza en escuelas, en museos, bibliotecas, centros comunitarios y hogares. Incluso se usa en algunas clases de introducción de la informática, incluyendo la que se imparte en Harvard. El 14 de mayo es el bautizado como Día de Scratch y en todo el mundo se realizan eventos, grandes o pequeños.

José Miguel Carmona explica que los niños aprenden el lenguaje computacional, la secuenciación, el ensayo y error, así como otras técnicas de programación que les servirán para toda la vida. «La robótica transformará muchos puestos de trabajo, por ejemplo, el de mecánico de coches, ya que el vehículo autónomo requerirá que sepan no tanto de mecánica tradicional, sino de programación. En la sociedad del futuro se requiere mucha capacidad de programación», apostilla. De hecho, el sector tecnológico es ya el que demanda más mano de obra, eso sí, cualificada.

Carmona asegura que entre los 5 y los 12 años se utiliza el Scratch, junior y 2.0, para pasar después a Arduino, también libre y con una comunidad con un gran desarrollo. Lo primero, en ambos casos, es tener una idea. Saber qué quiere que haga el personaje de tu juego, ya sea un pokémon, el gato del Scratch o un guerrero de Star War. Es en este proceso creativo en el que muchos niños destacan. Luego sólo tienen que hacer ejecutar sus órdenes a través del ordenador.

Eso sí, en los cursos de programación de videojuegos suele haber pocas niñas. «Los chicos están muy motivados por lo general, pero es poco atractivo para ellas. Las que vienen lo hacen de maravilla, pero son pocas. Hemos pensado, de hecho, hacer más hincapié en que se puede ayudar a otros con su creación y que no sólo jugamos y nos entretenemos para que ellas estén más motivadas», indica Carmona, que recuerda el éxito de una iniciativa con la Universidad de Sevilla para crear juegos personalizados que pudieran usar personas con parálisis cerebral.

Rockbotic imparte clases en Sevilla en colegios como San Francisco de Paula, el colegio Alemán, Los Rosales, Jorge Juan, Vara del Rey o el Palmarillo y San Hermenegildo en Dos Hermanas, pero también quieren extender este lenguaje de programación para niños a zonas más desfavorecidas para evitar que la brecha digital sea cada vez mayor.

Este verano, por ejemplo, llevarán su conocimiento a Honduras, apunta Carmona, que junto a su hermano también ha puesto en marcha un proyecto de cuentos solidarios. Con Feliz noche a todos los niños colaboran con la Fundación Niños de Guarataro, a los que hacen llegar el 25 por ciento del importe de cada venta.